La UNLP impulsa una millonaria demanda contra Puerto La Plata

8 septiembre, 2016

Le reclama al consorcio del Puerto que recomponga el deterioro causado en la Isla Paulino. Una de las obras más importante que se realizó fue el dragado del canal de acceso para darle a la terminal jerarquía internacional.

A fin de que pudieran ingresar grandes buques portacontenedores, el Consorcio de Gestión del Puerto y una unión transitoria de empresas no sólo ensancharon su margen navegable sino que le dieron dos metros más de profundidad. La obra tomó cerca de dos años y tuvo un costo aproximado de 40 millones de dólares, una suma sin duda cuantiosa pero inferior al costo para recomponer el daño ambiental que esta causó.

Eso es al menos lo que busca una inusual demanda impulsada por un grupo de docentes y graduados de la Facultad de Ciencias Jurídicas de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) que se especializan en Derecho Ambiental. La suya no es una cruzada solitaria sino que forma parte de un programa apoyado por la Facultad para patrocinar acciones de incidencia colectiva y que selecciona especialmente cada caso en función del impacto que tienen en la sociedad.

En este caso particular, la acción impulsada por la Clínica de Derecho Ambiental de la UNLP exige que se recomponga el daño ambiental que el dragado del Puerto causó “innecesariamente” sobre unas cincuenta hectáreas ubicadas en el interior de la Isla Paulino. Como señala la demanda y han denunciado también vecinos y ambientalistas, las miles de toneladas de barro que se retiraron de fondo del canal fueron arrojadas “para ahorrar costos” en medio del monte nativo, sepultando un valioso humedal.

“Las obras de ampliación del Puerto produjeron un enorme daño sobre la isla Paulino y ese daño se causó simplemente por ahorrar costos. Por eso lo que esta demanda busca al pedir la recomposición del ambiente a su estado anterior es que la externalización del daño se internalice, y que quienes hacen su negocio a costa del ambiente comiencen a entender que no lo pueden hacer porque a la larga les va a salir mucho más caro”, explica Aníbal Falbo, director del equipo de especialistas que elaboró el reclamo con la meta de recuperar el humedal dañado y enviar además “un mensaje aleccionador”.

El reclamo

Tras haber intervenido con éxito en diversas causas a nivel provincial, la Clínica en Derecho Ambiental de la UNLP comenzó a interesarse en el caso de la Isla Paulino en 2014 cuando las obras del Puerto recién empezaban a generar preocupación entre organizaciones ambientalistas y vecinos. De hecho fue a través de una de sus integrantes que el equipo (compuesto por estudiantes avanzados, graduados y docentes) se puso en contacto con Salvemos al Monte, la asamblea vecinal a la que responde Ugo Adam, el actor de la demanda presentada ante el Juzgado Civil Nº4 de nuestra ciudad.

Como todas las demandas patrocinadas por las Clínicas Jurídicas, “el caso de la Isla Paulino fue evaluado por el Consejo Directivo Superior de la Facultad que terminó dándole su aval por unanimidad”, cuenta Adolfo Brook, secretario de Extensión Académica de esa casa de estudios al señalar el apoyo que tuvo la iniciativa “no sólo por el enorme valor del bien afectado sino por el interés de impulsar una concepción del Derecho más comprometida con temas de interés colectivo, en particular de la Región”.

El hecho de que la demanda se presentara ante el Juzgado Civil Nº4 de La Plata “no fue accidental. Ahí se encuentran otros tres recursos de amparo presentados por vecinos y organizaciones ambientalistas que todavía no tienen sentencia, y que involucran a los mismos demandados: el Consorcio de Gestión del Puerto La Plata, y las empresas Tecplata, Compañía del Sud y Pentamar.

Pero la demanda de la Facultad “es distinta a las otras iniciadas porque no sólo pretende el cese del daño sino además la recomposición ambiental –explica la abogada Melina Lorenti, una de las integrantes de la clínica jurídica que elaboró la acción-. En ese sentido calculamos que va a ser un juicio difícil porque sin duda van a requerirse muchas pruebas, van a ser falta muchos peritos y, en la etapa de ejecución de sentencia, los demandados van a tener que ponerse de acuerdo con expertos de la Universidad para elaborar un plan adecuado de recomposición”.

El daño

“El humedal que arruinaron forma parte de la última cola de la selva amazónica y probablemente sea el humedal más austral del mundo, una verdadera joya ambiental a la altura de las Cataratas del Iguazú o el Glaciar Perito Moreno, pero que la mayoría de la gente no llega a valorar en su verdadera dimensión”, asegura el ambientalista Ugo Adam, quien realiza observaciones en el delta del Río Santiago desde hace décadas y buscó apoyo en la Facultad de Derecho para demandar al Consorcio del Puerto porque sostiene que “las obras de ampliación podrían haberse hecho sin semejante destrucción”.

Cofundador de la Asamblea Salvemos al Monte, Adam asegura que “las obras se hicieron sin siquiera un estudio de impacto ambiental”. “Lo que se presentó fue un falso estudio dibujado a las apuradas porque era necesario inaugurar los trabajos a tiempo para impulsar la candidatura del ex gobernador Scioli a la presidente. Y por la misma razón, para ahorrar tiempo y dinero, se resolvió tirar el refulado (los barros extraídos al dragar el canal) en medio del humedal de la Isla Paulino en lugar de hacerlo donde correspondía, un sector del río donde su impacto hubiera sino menor”.

“No sólo fue para ahorrar tiempo y dinero –señala por su parte el naturalista Julio Milat-. El hecho de que hayan rellenado unas cincuenta hectáreas a cuatro metros de altura indica que se estaba planeando realizar ahí algún tipo de emprendimiento a futuro. En cualquier caso, el resultado fue el mismo: al subir la cota impidiendo que el agua inunde regularmente el suelo, el humedal dejó de ser humedal para convertirse en un terraplén. En ese lugar ya no se dan las condiciones para que se desarrolle la base de la cadena trófica de la que viven decenas de especies ni para absorber los excedentes de agua que evitaban la inundación de otros sectores”.

Con todo, y “aunque sin duda va a ser muy oneroso para los responsables de haberlo causado, el daño a la isla Paulino se puede recomponer. Existen numerosos antecedentes en el mundo que lo prueban, como también existe una recomendación internacional que acá no se cumplió: la de mantener siempre una reserva natural al lado del puerto. El ejemplo más cercano de eso la reserva natural Costanera Sur”, agrega Adam, quien aspira a que el Puerto La Plata cuente también con un área protegida.

“Lo importante es que estamos a tiempo de reparar el daño creando un parque provincial en ese lugar y es necesario no demorar la decisión –agrega el demandante-. La Isla Paulino se está destruyendo no sólo por el oleaje y los volúmenes de agua que mueve el Puerto sino porque su ambiente natural necesita de ese humedal que se destruyó por desconocimiento, ambición y desinterés”.

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