¿Cómo podemos salir bien encaminados de la pandemia, monetariamente y productivamente hablando?*

3 junio, 2020

En 2013, se publicó el libro del economista francés Thomas Piketty “Capital en el siglo XXI” y se convirtió en un best seller. Allí la tesis expuesta es relativamente simple: “el capitalismo tiene una tendencia inherente a crear una desigualdad cada vez mayor y esto solo puede modificarse mediante la intervención estatal”.

La tendencia del capitalismo a producir desigualdad además de la sistémica de la antinomia Capital-Trabajo por la plusvalía, resulta de la tasa de rendimiento del capital en sí, que generalmente excede la tasa de crecimiento económico. O sea la tasa de interés, es la causante principal, hoy, de la concentración de la riqueza, y de la inflación.

Un estudio reciente muestra, que a lo largo de la historia de la humanidad, la inflación siempre fue una consecuencia de la tasa de interés (No de la emisión). Cuando esta crecía por inestabilidades políticas o guerras, el nivel de precios acompaño siempre a la tasa de interés, en todas las civilizaciones. Durante el Macrismo, cuando se aplicó una fuerte política de contracción monetaria, pero se pagaron intereses de más de 50 puntos, la inflación alcanzó esos niveles.

El libro de Stephanie Kelton “The Deficit Myth” (El mito del déficit) puede ser el próximo libro sobre economía, mundialmente más vendido, indicando esto el interés por estas nuevas teorías monetarias. 

En Argentina se deben sumar a la conformación básica expresada por teoría de las Estructuras Productivas Desequilibradas del ingeniero Marcelo Diamand, la que es básica para entender la Economía Argentina, así como la de los países que exportan insumos primarios que en términos económicos son muy eficientes en su explotación medida en Divisas, con respecto a cualquier otro sector de la economía.

Los defensores de Kelton, dicen que ella no es ni de derecha, ni de izquierda, (en visión europea). Lo suyo es sólo una descripción de cómo funciona realmente el sistema monetario en países como Australia, Estados Unidos, Reino Unido, Argentina u otros, donde los gobiernos emiten su propia moneda y esa moneda no está vinculada a otra o al patrón oro.

¿Hay una planta que como frutos hace dinero en estos países? No. Lo hace un servidor de computadora en un Banco. Esta computadora genera nueva moneda digital de manera regular, que se regula como la otra impresa. El modo cómo funciona el sistema monetario, no es como la mayoría de las personas o comentaristas económicos imaginan que es. Piensan que los gobiernos deben cobrar impuestos o pedir prestado, antes de poder gastar.

Kelton explica en su libro que la secuencia es al revés: los gobiernos primero gastan y después, pueden cobrar impuestos o pedir prestado en cantidades que coincidan con sus gastos. Que esta sea la secuencia real no es cuestionada por nadie.

Kelton también afirma que la elección, si cobran impuestos o toman prestado para compensar la cantidad que han gastado es una opción de la política. Todas las economías tienen recursos limitados. Esto significa que tienen una cantidad limitada de recursos disponibles, los naturales, la mano de obra calificada, la infraestructura económica existente, etc. Este conjunto  es la única restricción y el dinero es un instrumento para su dinamización.

La Argentina es un país continente. Tiene Alimentos y Energía, Recursos Humanos calificados e Industria, moneda soberana. O sea un Banco Central autónomo con capacidad de emitir moneda para movilizar esos recursos.

Estos mecanismos los utilizan los países con soberanía política, para generar trabajo para todos sus habitantes. Lo hacen: Japón, Australia, Canadá, etc,  que emiten moneda local, para garantizar todos los proyectos que faciliten dar trabajo a toda la población. Esos países no permiten el libre ingreso de personas que no tengan puestos de trabajo y vivienda asegurados.

La emisión monetaria nace con una deuda en su propia moneda, con el tesoro de los países soberanos. Un bono o pagaré que los gobiernos dejan en el tesoro por el dinero recibido. Un asiento contable, solamente. En el siguiente link se pueden ver las deudas (emisión monetaria per cápita en cada país, o emisiones totales por porcentaje del PBI.

Argentina en esa comparación, tiene una deuda de 8.900 Euros por habitante, Japón 79.786 euros p/h, Canadá 35.328 euros p/h, Australia euros 19.755 p/h.

Argentina tiene una emisión monetaria ínfima por habitante. Por eso tenemos millones de desocupados. Mientras haya fábricas trabajando con capacidad ociosa o trabajadores

desocupados y recursos naturales disponibles, la emisión de dinero para poner estos recursos en movimiento, no es inflacionaria, cuidando el cómo en el lugar de aplicación.

A medida que se crean más bienes, se necesita más dinero en circulación para movilizarlos. El dinero es necesario para que se realicen las transacciones. Cuando el Macrismo aplicó medidas monetarias contractivas, reduciendo el dinero en circulación, la actividad económica bajó, porque no había suficiente dinero para que las transacciones se realizaran. 

Es necesario generar trabajo, teniendo en cuenta en poner énfasis en las actividades que requieran poco uso de divisas.   A medida que se crece se necesitan más divisas para hacer frente a las importaciones.

Lo primero que hay que hacer desde el BCRA, es cerrar las canillas por donde se van los dólares al exterior, vía el sistema financiero, desconectando las finanzas de las guaridas fiscales, siendo la principal vía la Comisión Nacional de Valores. Controlar las exportaciones de granos terminando con el fraude vía los puertos uruguayos y paraguayos, eliminando las triangulaciones con paraísos fiscales y empresas pantallas para evitar tributar en Argentina.

Terminar con la evasión, el fraude, la desnaturalización de la actividad de las mineras y las pesqueras. Rediseñar la industria automotriz de acuerdo a las necesidades del país, obligando a que los autos tengan una integración progresiva de componentes nacionales, en un plazo perentorio.

Diseñar una política de sustitución de importaciones severa, con participación estatal restableciendo la ley 5340 de Compre Argentino que da derechos a las Empresas Argentinas de Capital Interno. Todo lo que pueda hacerse en el país, hacerlo, articulando lo que haya que hacer, fijando planes y creando organizaciones para conseguirlo.

Terminar con la pobreza estructural y garantizar, trabajo, vivienda digna, educación de doble escolaridad hasta la secundaria y un servicio de salud eficaz. Para esto hay que tomar en cuenta que si usamos los factores de importación históricos, no saldremos del efecto de la política económica de las EPD de una política de “Stop and Go” que desarmará periódicamente lo conseguido, o sea, hay que considerar el Desarrollo Posible, para lo que hay que emplear muchos recursos intelectuales para el armado de planes, alternativas y diferentes opciones. Una parte del dinero necesario para esto ya está creado. Se está usando para actividades especulativas, en su mayor parte, prestado al estado. Hay que retirarlo de esa función y reasignar el destino.

El Estado, tanto Nacional, Provincial, como Municipal, se debe financiar directamente con el BCRA y como prevé la Constitución Nacional, todo endeudamiento externo lo puede hacer sólo el Estado Nacional.

Hay que conocer el escenario en el que nos movemos para afrontar una idea fundamental: el país debe estar preparado para producir cuando pase la pandemia, esto es, las empresas deben tener liquidez y las familias capacidad de consumo. Debe haber dinero. Los deseos se mueven en torno a las condiciones de partida, que tras la Emergencia Sanitaria, sean las mismas que las previas al confinamiento y posteriores a las elecciones. En estas condiciones está incluido que las familias tengan capacidad de consumo y que las empresas tengan expectativas de vender su producción.

Aquí el Estado debe hacerse cargo urgente de garantizar una renta mínima a todos, mientras dure la Emergencia. Sólo así se podrá conseguir una salida de la crisis en V, o sea rápidamente, no en U, que tarde en recuperarse. Menos en L, que cueste mucho recuperar la caída.

Es necesario el apoyo monetario del Banco Central, que debe crear nuevas reglas y todo el dinero que sea necesario para asegurar los ingresos de todos los habitantes. A la vez debe proteger el capital operativo de las empresas, para que pasada la pandemia estas puedan    seguir produciendo. Aquí se necesitan políticas activas del Banco Central dictando normas para que las empresas puedan acceder a los créditos, eliminando normas que limitan los créditos, válidas para épocas normales, pero totalmente inadecuadas en las actuales circunstancias.

Ejemplo: cheques devueltos después del inicio de la cuarentena, como limitante para acceder a los créditos. 

El gasto público: ¿está limitado por el riesgo de inflación? La inflación ocurre cuando la cantidad de dinero en la economía excede la capacidad productiva para producir suficientes bienes y servicios para absorber ese dinero.

Un estudio del Instituto Cato de las 56 hiperinflaciones registradas en el mundo encontró que estas sólo se han producido en condiciones extremas, como guerra o un colapso total de la capacidad productiva de un país. La hiperinflación nunca ha sido una consecuencia de la política monetaria.

¿Qué papel juegan los impuestos? Los impuestos, retiran desde el gobierno parte de los pesos que se ha puesto en la economía.

En lugar de pensar que los impuestos son necesarios para financiar el gasto gubernamental como se supone que es, su función importante, es limitar el gasto privado por encima de lo que se produce para que el gobierno pueda gastar sin causar inflación. O sea se debe gravar fuertemente a las personas o a las utilidades distribuidas por las empresas, para limitar el gasto de los que más ganan. Los sectores beneficiados de estas políticas, deben sufrir altos gravámenes. Es la manera de distribuir el ingreso. Los que más ganan y distribuyen las utilidades, más pagan. Por ejemplo, el 50% de impuestos a las ganancias. Los que más tienen, son los que más deben tributar.

Piketty propuso un impuesto progresivo anual a la riqueza global que parta del 2% para corregir la desigualdad. Claro que luego sigue. En los países de elevada igualdad social esas cargas pueden ser del 70% del ingreso.  

Los impuestos también tienen otras funciones importantes. Debido a que deben pagarse en la moneda del país emisor de la moneda, el requisito de pagar impuestos crea la demanda de esa moneda. Los impuestos también pueden usarse para redistribuir la riqueza o para proporcionar incentivos en más o en menos para diferentes tipos de inversión o gastos (para desalentar la compra de cigarrillos, por ejemplo).

Entonces, ¿qué dice Kealton sobre los límites del gasto público que aumenten la capacidad productiva de la economía en proporción con el nuevo dinero invertido? Responde: no hay ningún límite al gasto público, en esas condiciones. O sea no tenemos límite por el lado del dinero, lo que aparecerá entonces es el límite de los recursos naturales, pero como son abundantes, el límite principal surge por la capacidad de la organización social y programación política de los factores de la producción.

El gobierno no necesita gravar o pedir prestado para realizar los gastos en pesos en este gasto. Este punto de vista tiene enormes implicancias en relación con las opciones reales que puede hacer el gobierno nacional para proporcionar un mayor estímulo económico en un entorno altamente recesivo o deflacionario.

Para un economista neoliberal se necesita: tener superávit fiscal o pedir prestado el dinero, pagar intereses y pagar la deuda más adelante. Esta es la mentira que el neoliberalismo le ha puesto en la cabeza a la mayoría de los dirigentes. Por esto decimos que los economistas neoliberales no hacen política nacional, hacen una política liberal en disputa del Poder, que por lo descripto es claramente antinacional.

Antiguamente la moneda estaba respaldada por cantidades de cosas reales: reservas de oro o divisas fuertes. Los gobiernos estaban limitados en cuanto a la moneda que podían emitir, en función de las cantidades de reservas y acuerdos entre estados sobre cómo administrar los tipos de cambio internacionales. Este era un vestigio de las épocas de la creación de los bancos en el Renacimiento Europeo, donde los billetes eran certificados del oro depositado por el dueño en el banco, con los endosos se hicieron los primeros papeles fiduciarios que luego devinieron en billetes. Algunas cosas sobrevivieron hasta nuestros tiempos, pero hay que separar las costumbres de lo indispensable.

Pero cuando este sistema original fue abandonado, entramos en la era de la “moneda fiduciaria”, donde los estados soberanos pueden emitir tanta moneda como necesiten.

Para Kealton, el gobierno debe proponer las inversiones y el Congreso controlar que los gastos se destinen a actividades productivas a efecto que no generen inflación. Significa que cómo gaste el gobierno, es vital para la salud económica de la Nación.

Debe centrarse en garantizar que los bienes y servicios se sigan produciendo y distribuyendo de manera segura donde sean más necesarios, creando empleos y movilizando recursos para lograr la seguridad, bienestar de su población. Y los peronistas agregamos “de su felicidad”.

Un gasto público bien dirigido podrá conducir a una reducción de la desigualdad, terminar con la pobreza y generando trabajo para todos. En Argentina, donde todo está por hacerse, es necesario llevar adelante todos los planes productivos que tiendan a crear trabajo con poco uso de dólares. Necesitamos hacer millones de viviendas, caminos, forestación, extracción de petróleo, escuelas, salas de atención de salud, etc. 

A la vez necesitamos sustituir importaciones de todo lo que sean áreas estratégicas como ser la Energía y de lo que podamos fabricar en el país. La única manera de terminar con la pobreza es generando trabajo para todos. El dinero ya emitido sirve y hay que aumentarlo, hoy se está usando en actividades especulativas, o prestado al Estado que paga tasas de interés exorbitantes, perjudicando a toda la población, ya que esas mismas tasas de interés se trasladan a todos los habitantes, beneficiando solo a los bancos privados y a los monopolistas de la alimentación, convirtiéndose así en una aspiradora de los ingresos populares en su beneficio e impulsado desde nuestras mismas regulaciones monetarias. 

Es necesario terminar con la economía de especulación y pasar a una economía de producción usando los factores de la producción que tenemos en Argentina. Hay que poner al Banco Central y la CNV al servicio del país. La Argentina para salir rápidamente de esta pandemia, debe nacionalizar los depósitos bancarios. Ofrecer a los ahorristas alternativas de ahorro para cubrirse de las expectativas inflacionarias. Cajas de ahorro actualizables automáticamente por índice UVA, o por la cotización del tipo de cambio oficial.

Ofrecer préstamos a tasa 0 a las empresas productivas de capital interno (No a las de capital externo). Lo mismo para la construcción de viviendas. El Estado Nacional, Provincial y Municipal se deben financiar con el Banco Central, sin pagar intereses.

Los bancos privados solo pueden prestarles a los privados. Deben utilizar todos sus recursos que son del pueblo argentino, en financiar actividades productivas. El Estado fijará la tasa de interés de la economía: 10% anual para el consumo y 7% para las empresas.

Del mismo modo que los bancos privados crean dinero de la nada cuando dan un préstamo y posteriormente lo destruyen cuando se devuelve el crédito, un Estado puede funcionar de forma análoga. Cuando alguien usa la tarjeta de crédito, el banco en ese momento está creando dinero electrónico, que le acredita en la cuenta del comerciante. Cuando el cliente paga la tarjeta, el banco está destruyendo el dinero creado anteriormente. Son todos numerales, no dinero real, pero en las transacciones de comporta como real. También hace lo mismo la empresa “Mercado libre”, cuando alguien compra en el portal, está creando dinero que pone en la cuenta del vendedor.

En Argentina hoy, estos mecanismos de creación de dinero representan unas 8 veces más monto que el dinero que crea el Estado. El 80% del dinero que circula en el mundo, es dinero electrónico, que se crea con un click en la computadora.

El riesgo de no reconocer esta realidad es que los costos de la crisis COVID-19 serán soportados por quienes ya están castigados, por la timidez de la clase política a utilizar la capacidad fiscal del estado para proteger a sus ciudadanos.

De hecho, la mayoría de los costos reales de la crisis ya están siendo pagados por algunos de los más pobres de la sociedad, incluidos aquellas personas ya sacrificadas por la innecesaria austeridad fiscal durante décadas.

*Por César Crocitta, Lic. Economía UBA. CPN: Consejo Productivo Nacional. Empresario.

*Por Bruno Capra, Ing. UBA. CEEN: Central de Entidades Empresarias Nacionales. IESO: Instituto de Energía Scalabrini Ortiz.

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