El Doble Estándar es como las adicciones: agradable al principio. Nefasto al final*

25 junio, 2020

En el negocio aerocomercial, las Low Cost son el equivalente venial a las Falsas Cooperativas de Trabajo en plantas de faena de bovinos. Cualquier doble estándar de magnitud relevante, mal diseñado y mal controlado, tiene en solo destino: hacer Crack. 

Más allá de las derivaciones de la Pandemia, lo ocurrido con Latam hace evidente la necesidad de evaluar profundamente si los doble estándares permiten la sobrevida de las empresas regulares. Pérdidas anuales medidas en centenas de millones de dólares para Aerolíneas Argentinas (cuyos accionistas somos todos) y también en Latam, empresa que abandonó el país, dejando sin trabajo a 1.800 empleados directos… 

Lo deseable es prever que esas son las consecuencias inexorables de lo que estando mal se promueve o se tolera, soslayando todo análisis profundo que considere las verdaderas dinámicas de los mercados. Pero si lo deseable (prever) no se cumple, al menos tomar nota es lo esperable de mínima. 

Consideramos que las personas (los funcionarios de turno) que tienen responsabilidades sobre la vida o la muerte de las empresas deberían reflexionar: 

  • La economía no sabe de caprichos, ni de explicaciones livianitas. A la corta o a la larga si no se atiende el fondo de las cuestiones, si no se estudian los números ni se proyectan las tendencias, si se insiste en no querer ver el iceberg, si no se atienden los respetuosos y reiterados reclamos ni las alertas y solo se escuchan cantos de sirenas, la realidad se impondrá a la ficción, y -por buenas intenciones que existan- ocurrirá lo inexorable: el crack; entonces el daño será irreparable y definitivo. 

  • Los doble estándares cuando son insostenibles y su coexistencia se mantiene en el tiempo a fuerza de negar la realidad impiden el desarrollo, generando distorsiones de mercado crecientes mientras evolucionan y, cuando los niveles de energía y resistencia se agotan, al final, provocan colapso. Y ese proceso, es independiente del porcentaje de participación que -en un momento dado- tengan las empresas que compiten de manera desigual. Sabido es que los mercados tienen múltiples vasos comunicantes y que una manzana podrida no retirada a tiempo, pudre al cajón. 

  • Hoy, en plena pandemia, se ve palmaria la decisiva importancia de medir y observar los indicadores epidemiológicos, que son la base para la toma de correctas decisiones para preservar la vida humana. Sin embargo, otros indicadores económicos ni siquiera son considerados cuando se trata de proteger la vida de las empresas. 

  • Los doble estándares de cualquier tipo puede que sean tolerables o intolerables, pero nunca son inocuos, jamás son gratuitos. Habitualmente, sus efectos positivos son decrecientes en el tiempo, mientras que su poder de daño es creciente y acumulativo. Por eso, si no se actúa a tiempo virando el timón sobre bases reales, el proceso sistémico termina en la destrucción de las empresas regulares, en la pérdida de miles de puestos de trabajo y en miles de millones de pesos de recaudación tributaria que no ingresan a las arcas fiscales 

  • Para el Estado, sostener los doble estándares sabiendo (o debiendo saber) que la “soga no resistirá”, equivale a “poner arena en el lubricante de su propio motor” o peor aún: a “darse tiros en el propio pie”. Si a todo eso le agregamos que en la industria frigorífica de bovinos el doble estándar salarial, de condiciones laborales, previsional, impositivo y muchas veces sanitario es tolerado a sabiendas de su magnitud enorme, y conociéndose que las Cooperativas de Trabajo en este sector son Falsas Pantallas solo armadas para cometer fraude en beneficio de un “puñado de vivos” (bastardeándose con burdos disfraces el genuino concepto de Asociativismo Social), la cuestión se hace aún más dramática. 

Ojalá lo ocurrido en el rubro aerocomercial sea el espejo donde mirar el futuro cercano del sector frigorífico de bovinos. Ojalá los señores funcionarios hagan de una vez por todas lo necesario para que lo que ocurrió con Latam, no pase en decenas de industrias frigoríficas regulares.

*Por Cámara Argentina de la Industria Frigorífica (CADIF)

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