El presidente de la Unión Industrial de Avellaneda, Jorge Matricali, señaló las consecuencias que los constantes aumentos de precios tienen para la economía argentina y cómo esto afecta al sector productivo. “Nos acostumbramos a una inflación mensual que equivale a la anual de otros países”, se lamentó.
En diálogo con Ser Industria Radio, el titular de la entidad del conurbano bonaerense que cuenta con más de 300 empresas asociadas, desde micro PyMEs hasta multinacionales de rubros tan diversos como metalmecánica, alimentación o refinerías ubicadas en Puerto Dock Sud, realizó un balance del impacto del Covid-19 en la industria y de los extracostos que esto ha generado en el sector.
Terminó un año de pandemia, que se sumó a la recesión que arrastra el país en los últimos años. ¿Cómo lo vivió el sector productivo de Avellaneda?
Con el cambio de Gobierno uno esperaba cosas nuevas, estábamos esperanzados, pero apareció el Covid y cambió todo. Fue un año verdaderamente difícil, muy malo para la producción. Los sectores industriales empezaron a trabajar, después los no esenciales pudimos ir haciendo los protocolos correspondientes. La municipalidad local nos apoyó, se presentaron todos los requisitos que nos pedían la Provincia y Nación y poco a poco se fueron abriendo todas las empresas.
¿Hubo que reducir personal en las compañías y PyMEs de Avellaneda?
Más que desempleo hubo caída de producción. Salvo los laboratorios, que tuvieron superproducción y vivieron un año excelente, el resto sufrió bastante y la nómina se trató de mantener porque para las PyMEs es muy difícil formar una persona que maneje una máquina. Con el ATP del Gobierno se cubrieron sueldos y eso hizo que el empleo registrado no se perdiera tanto. El no registrado fue el que sufrió bastante.
¿Sin el Programa de Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción (ATP) esto no hubiera sido posible?
Fue una ayuda muy importante y gracias a eso pudieron mantenerse las nóminas, si no hubiese sido casi imposible. De todas formas, no es la solución. Las empresas tuvieron fuertes pérdidas. Al estar cerradas y no producir cuando hubo que pagar sueldos. Aunque esté el ATP, que sólo representa una parte del salario, el resto lo paga el empresario pero no tiene producción ni ventas.
¿Cómo está pegando en la actividad industrial la limitación que hay para importar algunos insumos?
Ese es un tema que nosotros tratamos de resolverlo acompañando puntualmente a cada empresario con su problema. Hay que comprender que muchas materias primas sí o sí son importadas, no se pueden producir localmente por razones de escalas. Por ejemplo, si querés armar una plaqueta electrónica con memoria con determinados diodos y demás, a nivel mundial hay fabricantes de diodos o de memoria y no tiene ningún justificativo hacerlo aquí.
Hace pocos días se conoció la inflación del 2020 y se proyecta un 29% para este año. ¿Cómo planifica un industrial en este escenario inflacionario?
Esto es como el presupuesto nacional. Cuando nos juntamos con la Comisión Directiva somos 20 empresarios y hay muchas opiniones. Están los muy pesimistas, los términos medios, los muy optimistas…la verdad que está prevaleciendo es que esa inflación no parece que va a ser tan real. Entendemos que en la postpandemia será más alta. Acá hay que terminar de raíz con la inflación, somos un país inflacionario históricamente. Nos acostumbramos a una inflación mensual que equivale a la anual de otros países. Compramos mercadería, nos aumentó un 5%, un 10% que es una barbaridad, lo pagamos y lo trasladamos a precio. La inflación es el gran flagelo que tiene la Argentina. Permanentemente nos reunimos con el Gobierno local, con la secretaría de Producción, los gremios, las Universidades, el ministerio de Trabajo y todos coincidimos de que hay que superar esto. De otro modo esto no va a cambiar nunca.
¿Hay forma de que los aumentos de combustibles no se trasladen al precio final de los productos?
Se trasladan sí o sí. Hay que terminar con esa falsa dicotomía de que el empresario es el poderoso que todo lo puede y que mete la mano para pagar cualquier aumento, hoy no hay margen. Hay personal que está en la casa, otros que están viniendo a trabajar porque se le está pagando el micro y eso pasó a ser un costo del empresario. En el conurbano solamente los esenciales pueden tomar el colectivo. Al resto el empresario tuvo que ponerle un micro o un auto que los traslade. Sumados los protocolos, el alcohol en gel, las mascarillas, los exámenes permanentes…ni que hablar que se enferme una persona porque hay que cerrar el sector de la empresa y si es la PyME chiquita, se cierra toda la empresa. Es todo costo que paga el empresario. Aparecieron algunos créditos al 24%, una tasa interesante si tienes algo para comprar y para producir. Si hay demanda suficiente como para prender la máquina, bienvenido el crédito. Si no, te lo ofrecen y no te sirve para nada.
Este año no se puede hablar de un postcovid pero todo indica que la economía no puede volver a cerrarse. ¿Cómo imagina que será para la producción?
Hay que buscar el equilibrio entre todos. Esto tiene que mejorar, así no podemos seguir. Si las empresas no funcionan y no producen, no se sale. El empresario normal común si o si traslada su trabajo en impuestos, con eso el Gobierno funciona y puede brindar educación pública, salud y demás. Algunos impuestos, como es seguridad e higiene son directamente proporcionales al monto de la facturación, quiere decir que incluso al Estado le conviene mucho que aumentamos nuestras ventas, más allá del trabajador que mantiene su puesto de trabajo y puede pedir aumentos en paritarias porque la inflación le viene comiendo el poder adquisitivo. Tiene que haber producción para que esta rueda camine y quiero ser optimista de que estamos en ese rumbo.
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