Los argentinos tardan más de 10 años en cambiar el auto. ¿Qué podría cambiar ahora?

El mercado se reactiva y se proyecta un crecimiento que alcanzaría el 50%.

10 mayo, 2025

En Argentina, el auto sigue siendo uno de los bienes más preciados y también uno de los más difíciles de renovar. Entre inflación, falta de financiamiento y sobreprecios, cambiar el vehículo se convierte más en una cuestión de estrategia que de necesidad. ¿Cada cuánto, entonces, los argentinos logran hacer el cambio? La respuesta habla de un mercado que, pese a las adversidades, empieza a mostrar algunos signos de reactivación.

El mercado automotor argentino muestra particularidades que lo diferencian del resto de la región y del mundo. Según datos relevados por Redoo, una consultora de tecnología enfocada en hacer más eficientes los procesos en la industria automotriz, solamente el 7% de los vehículos que circulan en Argentina tienen menos de cinco años de uso.

Esto implica que el 93% del parque automotor tiene más de cinco años, y aún más llamativo, el 80% tiene más de diez años de antigüedad.

En países de Europa y en varias naciones sudamericanas, el ciclo de renovación del auto suele ubicarse entre los cinco y diez años. En Argentina, apenas el 20% de los vehículos cumple con esa condición.

En los últimos cinco años, la cantidad de autos nuevos patentados en Argentina no superó las 400.000 unidades anuales, cuando el potencial del mercado se estima entre las 750.000 y 800.000. “Tenemos cinco años donde apenas se renovó el 50% de su potencial”, advierte Víctor Moure, CEO y fundador de Redoo.

¿Qué factores determinan que los argentinos posterguen el cambio de su vehículo? Según Moure, hay varios. Uno de ellos es la disponibilidad de producto, sin embargo, en este nuevo contexto económico se proyecta que esta situación se revierta.

“Hoy entramos en un nuevo contexto donde la mayor disponibilidad hace que el producto sea más competitivo”, explica. Esta situación podría contribuir a la baja de precios, en un mercado donde, por ejemplo, un vehículo de gama baja cuesta en promedio US$ 25.000, frente a los US$ 12.000 o US$ 15.000 que se pagan en otros países de la región.

Sobrecostos

“Hoy estamos pagando un sobrecosto de entre 42% y 50%, por temas de costos impositivos, márgenes adicionales o ineficiencias comerciales. En conclusión, la disponibilidad va a facilitar o va a mejorar el posicionamiento de precio de los productos”, proyecta Moure.

La situación macroeconómica es otro factor clave. “El año pasado la economía cayó cerca de tres puntos; este año se estima que va a crecer más de cinco. Esto acompaña la recomposición salarial y mejora las oportunidades de adquisición a los consumidores”, agrega. Además, una mayor estabilidad podría abrir paso a mejores condiciones de financiamiento, un rubro en el que Argentina aún muestra grandes limitaciones.

“Estamos pagando un sobrecosto de entre 42% y 50%”, afirmó Moure.

“Estamos entrando en una nueva situación de mayor estabilidad macroeconómica que te permite pensar en tasas de interés que faciliten el consumo tanto sea para clientes profesionales, como puede ser una empresa, como también clientes particulares.

Hay varios factores que inciden en la renovación del auto y la combinación de ellos hace que el mercado hoy esté proyectando un crecimiento de un 40 hasta un 50%”, explica el experto.

Uso y recambio

El uso que los argentinos le dan al auto también cambia según el momento del país. En 2024, el promedio de utilización cayó de 13.000 kilómetros anuales a menos de 7.000 kilómetros. “La contracción de la economía, el costo del combustible, los peajes y el mantenimiento llevaron a que mucha gente se bajara del auto para subirse a un transporte público o se incentivaran algunas herramientas como el car sharing”, explica Moure.

Esto no solo impactó en el kilometraje anual, sino también en la frecuencia de los mantenimientos, que se extendieron mucho más allá de los habituales 12 o 13 meses. Sin embargo, en el contexto actual de mayor estabilidad macroeconómica, esta tendencia comienza a revertirse: el kilometraje anual está recuperándose y acercándose nuevamente a los niveles históricos, lo que refleja una vuelta a patrones de uso habituales.

Respecto a cuándo conviene cambiar el vehículo, los principales indicadores son la cantidad de kilómetros recorridos, el costo de mantenimiento y la oportunidad de renovación. Hoy, con una mayor disponibilidad de producto y políticas de descuento más frecuentes en concesionarios, el contexto comienza a ser más favorable. “Hace un año era casi imposible encontrar descuentos; hoy, paulatinamente, empiezan a aparecer en pick-ups, sedanes, SUVs y hatchbacks”, afirma el fundador de Redoo.

Por último, Moure remarca una particularidad del mercado argentino: en un contexto inflacionario, el valor del vehículo en pesos suele actualizarse positivamente, transformando en algunos casos la compra de un auto en una inversión. “Estamos entrando en un contexto donde cada vez hay más incentivos a la compra en base al costo de adquisición”, concluye.

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