“Cualquier industria que quiera desarrollarse en Argentina necesita cierto grado de protección”

El economista Kevin Castillo analizó el casi año y medio de gestión de Javier Milei.

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13 mayo, 2025

En su análisis sobre la economía argentina bajo el gobierno de Javier Milei, Kevin Castillo, economista del Observatorio Para la Economía Nacional, plantea que, aunque el país ha experimentado algunos repuntes en la actividad económica, los datos más recientes muestran signos de estancamiento, especialmente en el sector industrial.

El gobierno exhibe algunos logros, como la salida del cepo cambiario, pero la recuperación de los salarios y el empleo sigue siendo un desafío. Castillo señaló en Ser Industria Radio que, a pesar de que la pobreza ha disminuido desde finales de 2024, los ingresos de las clases trabajadoras se mantienen bajos, lo que podría afectar el consumo en 2025.

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El especialista se refirió a la intervención del gobierno en las paritarias, argumentando que la estrategia de frenar los aumentos salariales busca controlar la inflación, aunque esto también contribuye a la precarización del empleo. Además, criticó el modelo económico orientado hacia los sectores extractivos, como la minería y el petróleo, en detrimento de la industria, lo que podría generar problemas en ciudades vinculadas a la producción automotriz y textil.

También analizó las normas cambiarias y la flexibilización para concretar compras en dólares. Sugirió que, aunque pueden generar confianza a corto plazo, son “medidas marginales” que no resuelven los problemas estructurales de la economía, como la informalidad y la falta de empleos de calidad.

Acercándonos al año y medio de gobierno de Milei, ¿hacia dónde va la Argentina?

Hay datos disponibles sobre la actividad económica del primer trimestre del año. Si bien se registra un repunte respecto al mismo período del año pasado, algo relativamente positivo, también comienzan a aparecer signos de amesetamiento. Al comparar con el último trimestre de 2024, se observa una caída en la actividad, especialmente en el sector industrial, lo cual genera preocupación. En cuanto a los salarios, que hacia fines de 2024 comenzaban a mostrar una recuperación con perspectivas prometedoras, en 2025 enfrentan obstáculos. Se percibe que el gobierno está interviniendo de forma que dificulta esa mejora. Por otro lado, en materia cambiaria, la salida del cepo representa un aspecto positivo. Siempre hemos señalado que era una condición necesaria para que Argentina pudiera iniciar un sendero de crecimiento sostenido, al menos en el mediano y largo plazo.

¿Tenemos una economía más ordenada?

La economía parece estar ingresando en una etapa de estabilización. En ese sentido, el programa del gobierno mostraría cierto grado de éxito, aunque alcanzado a costa de condiciones de vida que, como mínimo, resultan cuestionables. A fines de 2024, la pobreza mostró una reducción en comparación con 2023, especialmente respecto del primer semestre, cuando se disparó como consecuencia de la fuerte devaluación y el ajuste fiscal. Sin embargo, durante 2025, el ingreso disponible de las clases trabajadoras encuentra serias dificultades para mejorar su nivel de consumo. Muchos señalarán que en enero y febrero cerca de dos millones de personas viajaron de vacaciones a Brasil. La realidad es que la situación es profundamente heterogénea según el decil de ingresos al que pertenezca cada persona.

Mejorar los magros números del año pasado no es muy difícil…

Si. en los informes de coyuntura semanales que realizamos, tanto el Estimador Mensual de Actividad Económica como el Índice de Producción Industrial vienen mostrando datos positivos desde diciembre. A veces parece que repetimos todos los meses que la economía está creciendo, pero siempre aclaramos que la base de comparación es un año como 2024, que fue paupérrimo.

¿Es como comparar el 2021 con la pandemia del 2020?

Exactamente, es tener una base de comparación muy mala. En general, cuando comparamos con el 2023, todavía estamos bastante rezagados, salvo lo que es el campo, que ese año sufrió una sequía terrible. Por lo tanto, por una cuestión estacional, claramente 2025 va a ser mejor que 2023, pero en general la actividad aún no termina de mejorar respecto, por ejemplo, a marzo de 2023. El gobierno muchas veces utiliza la comparación noviembre u octubre y a mi criterio, en el segundo semestre de 2023 empieza la debacle del gobierno de Frente de Todos en materia no solo de precios, sino también de actividad. La semana pasada se publicó el Índice de Producción Industrial, que da un crecimiento importante respecto a 2024, pero si comparamos el primer trimestre de 2025 con el último trimestre de 2024, nos da una caída del 2,7 %. Eso es bastante preocupante, sobre todo porque estamos en un año electoral y el gobierno no solamente tiene que mostrar resultados en materia de estabilización, sino también en materia de actividad y de ingresos de los trabajadores, porque si la inflación baja pero los ingresos están por debajo de ese desempeño, la cuenta no da.

¿Por qué se produce este freno de la capacidad del salario?

Hay una clara acción del gobierno nacional. En general, durante este año ha tenido una estrategia de intervenir a la baja los acuerdos paritarios. Ahora está en boga el de los empleados de comercio. Sobre los motivos que podrían impulsar a adoptar esta política, uno puede decir que debe tener estudiado que la gente prioriza una baja de la inflación antes que un incremento del poder adquisitivo o puede ser más costoso que la inflación explote al beneficio que le puede traer que los salarios crezcan en términos reales. Lo que salta a la luz es que el gobierno no piensa que la inflación es solamente un fenómeno monetario, sino que también está ligada a otras causas. Nuevamente estamos con la discusión de la inflación multicausal. Claramente, considera que la demanda agregada puede ser un factor. Desde el inicio de la gestión se hacen fuertes esfuerzos para lograr una punción monetaria a partir de la política fiscal, se retiran pesos todos los meses de la calle a través del superávit, se implementó una política cambiaria que, al asumir, implicó una gran devaluación, pero luego la estrategia fue pisar el tipo de cambio. Incluso con la salida del cepo, mediante bandas cambiarias, si comparamos con el tipo de cambio real del año pasado, sigue estando apreciado. La tercera pata que se busca en algún punto, con la que no estaba de acuerdo, por ejemplo en 2024, muchos economistas ligados a sectores opositores decían que “para contener la inflación es necesario el ajuste en los salarios”. El año pasado hubo una gran caída en el primer y segundo trimestre, pero después los salarios del sector privado registrado e incluso los del sector no registrado, que tiene un rezago de cinco meses, empezaron a recuperarse rápidamente. Por eso no coincidía con esa lectura, pero hoy, con los datos de 2025, la evolución de las paritarias y la interferencia oficial en esas discusiones, sí se puede ver que el gobierno nacional frena la suba de los salarios para evitar que se fogonee la inflación. Después tenemos otro cantar es el empleo público, cuyos salarios están 20 puntos por debajo del nivel real que tenían cuando asumió Milei.

¿En el informal sucede lo mismo?

También, el informal fue uno de los que más cayó en el primer trimestre del año pasado, pero vemos es que tiene una velocidad de recuperación bastante elevada a septiembre del año pasado que tenemos cinco meses de rezago a septiembre. No llega a tener los niveles de recuperación del salario formal privado pero sí está mucho mejor que el segmento público.

¿Ves una macroeconomía estable, con crecimiento, pero con salarios bajos y poca creación de empleo?

Puede haber poca creación de empleo registrado privado, siempre y cuando no termine de consolidarse el RIGI. En las últimas semanas ha habido anuncios de inversiones extranjeras importantes que pueden llegar a potenciar la generación de empleo registrado y bien pago en algunas provincias. El problema central es cómo apuntalamos el empleo de calidad en las zonas urbanas. El Área Metropolitana de Buenos Aires ha sufrido mucho las consecuencias de la política económica de Milei, y pareciera que el RIGI no apunta a su desarrollo. Ahí vamos a tener un problema. Hay una pauperización de las condiciones laborales. El número de desempleo no ha crecido demasiado, pero sí la informalidad. Hay mucha destrucción de empleo registrado privado y mucha creación de empleo monotributista. Por eso, el número total de empleos termina siendo más o menos el mismo, pero con condiciones totalmente distintas. El caso típico es el de alguien que pierde su trabajo, pero tiene un auto y se baja la aplicación para ser conductor de Uber. Claramente asistimos, por lo menos en las áreas urbanas densamente pobladas, a un proceso de ese tipo. Incluso sectores con una formalización laboral cuestionable, como el de la construcción, durante el año pasado tuvieron caídas fuertísimas, de casi 25 % y este año tampoco estamos viendo una gran recuperación, incluso contra el pésimo 2024 que tuvimos. Eso también tiene que ver con el precio del metro cuadrado, que ha sido muy caro debido a la apreciación cambiaria. Vamos hacia una economía en donde se pueden recuperar algunos sectores, sobre todo los primarios ligados a la minería y a la extracción de petróleo, siempre y cuando los precios internacionales mejoren. Es un sector necesario para poder salir de la trampa de la restricción externa, pero lamentablemente, con los valores actuales, se complican todos los emprendimientos vinculados al sector de hidrocarburos. Nos dirigimos hacia un país en donde el desarrollo pasa más por los sectores primarios o extractivos, en detrimento de los industriales. Soy de Tierra del Fuego, específicamente de Río Grande, donde están todas las fábricas, y vemos que ciudades dependientes de la industria pueden llegar a tener grandes problemas, porque el modelo económico está orientado hacia otros sectores. También influye la vocación aperturista del gobierno nacional, que en algún punto permite una mejora en los precios de los bienes que se comercian en la Argentina, pero genera un corrimiento desde la oferta nacional hacia la oferta más internacional. Esto pasa con los autos: crece la venta de automóviles, pero la producción nacional está cayendo y hay mucha importación.

Hoy tenemos 30% de automóviles importados, pero en cinco años pasaría a ser el 70%…

Es extinguir una industria en cinco años. Hay muchas críticas hacia el régimen de Tierra del Fuego, pero cualquier industria que uno quiera desarrollar en la Argentina necesita cierto grado de protección. Después, si en Tierra del Fuego los beneficiados son cinco o seis empresarios amigos del gobierno, eso debemos discutirlo constantemente. Pero estoy a favor de defender las industrias, viendo cómo regularlas o cómo morigerar algunos efectos negativos. La realidad es que uno puede decir que la industria automotriz es ineficiente, pero somos uno de los pocos países del mundo que produce automóviles. En algún punto, se está yendo contra un logro a nivel nacional que llevó muchos años y esfuerzo. También podemos preguntarnos por qué un 0 Km en Argentina cuesta más de 20 mil dólares. Eso, para el consumidor, es claramente muy nocivo. Sin embargo, vamos hacia la destrucción de un sector, lo que puede ser preocupante para las familias que dependen de él. El gobierno sostiene en su discurso que los empleados del sector que se destruye terminan migrando hacia otros nuevos segmentos, pero eso no se está viendo. El empleo de calidad que se pierde migra a sectores más precarios. Hoy, lo que vemos es que la destrucción de empleos en la industria que aún nos queda va principalmente hacia el sector servicios, y con un nivel de precariedad importante.

En Argentina es más fácil comprar un auto que mantenerlo. ¿Eso desincentiva la renovación del parque automotor?

Es un sector que no está exento de polémicas, porque realmente, si una familia de clase media quiere acceder a un 0 Km, paga más de 20 mil dólares, lo cual es una locura en cualquier parte del mundo. Pero también existe un sector de autopartes con un desarrollo muy fuerte, que no se encuentra en muchos países. El gobierno apela a una estrategia que busca reducir los precios para el consumidor y en algún punto, generar nuevos sectores más competitivos, algo que no está sucediendo. Por eso, la transición puede ser dolorosa si no se aplica cierto bisturí. Algo similar ocurre con el sector textil, donde una camisa cuesta más cara en Argentina que en otros países especializados en ese rubro. Es discutible, pero lo cierto es que no hay una política productiva detrás.

¿Es posible competir con países que producen a gran escala bajo condiciones de explotación laboral y subsidiando sus exportaciones?

Sí, por eso la única estrategia productiva que hoy existe es la reprimarización que puede ayudar al gobierno a generar divisas e insertarnos en la cadena global de valor en los primeros eslabones de los segmentos. Esto puede resolver muchos problemas. Es una deuda del gobierno pasado, que siempre se planteó la dicotomía entre la producción extractiva y la industrial. Deberíamos arribar a un esquema en donde podamos desarrollar ambas. No podemos construir una industria sin generación de divisas y el ingreso de divisas más rápido es a través de los hidrocarburos, del campo y de la minería. Hubo mucha discusión y en lo único que sí se avanzó fue en el sector de hidrocarburos y hoy las mieles de esos beneficios las disfruta el gobierno de Milei. El año pasado, los hidrocarburos y el campo dieron un colchón de divisas y cierto alivio al gobierno e incluso pudo contrapesar parcialmente la caída de la economía. Sin esos dos sectores la caída en la actividad económica hubiese sido histórica

¿Cómo ves la posibilidad de hacer compras con dólares sin importar su origen?

Desde que asumió, el Gobierno tuvo tres elementos para trabajar el tema de divisas. En una primera instancia, la devaluación del tipo de cambio le permitió acumular reservas. Cuando eso se agotó, surgió el blanqueo. Luego tuvo el acuerdo con el FMI. Esas fueron las tres grandes balas que utilizó el Gobierno para tener la situación cambiaria vinculada a las reservas controlada durante este año y pico que lleva de gestión. Ahora el Gobierno aspira a medidas más micro que le permitan tener un buen resultado electoral. Así puede generar confianza externa, que baje el riesgo país y que lleguen inversiones vinculadas al RIGI. Mientras tanto, busca tender puentes hacia las elecciones. Es una medida que puede ser marginal en relación con el blanqueo o con el acuerdo con el FMI. Porque quienes no entraron en el primer blanqueo no tienen muchos más incentivos para entrar ahora. Las condiciones se flexibilizan un poco más, pero las que brindaba el primer blanqueo ya eran bastante generosas. Puede ser que tenga efectos positivos en la circulación de divisas, pero la realidad es que el Gobierno ya utilizó los grandes elementos que tenía a disposición. Después está la cuestión de la transparencia, de dónde proviene ese dinero y eso ya nos mete en una cuestión más complicada en términos legales o de la procedencia de esos fondos.

Históricamente, los argentinos ahorran en dólares, algunos vienen juntando a lo largo de muchos años…

Ese es el mejor de los casos. Después, puede entrar dinero del narcotráfico o de distintos orígenes. El Gobierno, al ser demasiado generoso con quienes nunca blanquearon el dinero, da un mal mensaje a los contribuyentes que siempre pagan en tiempo y forma y nunca reciben un beneficio. Los últimos tres gobiernos han implementado algún tipo de blanqueo, por lo tanto, se están generando incentivos para no pagar. Por supuesto que hay personas que la están pasando mal y necesitan un plan de pagos, porque en los distintos gobiernos las recesiones son más comunes de lo normal. Pero en otros casos, se fomenta mucho la avivada de no declarar ni pagar, con la idea de que siempre habrá un gobierno que saque un blanqueo o un plan de facilidades. Con eso, se genera una gran asimetría con quienes cumplen.

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