En pleno corazón del desierto de Atacama, Chile, donde confluyen la ciencia más avanzada y la cosmovisión ancestral, la Cámara Internacional del Litio (CIL) protagonizó una visita estratégica al Observatorio ALMA. Liderada por su presidenta, Pamela Goicovich, y la directora de proyectos, Olga Aguilar, la delegación estuvo acompañada por egresados de Ingeniería Civil Industrial de la Pontificia Universidad Católica de Chile y representantes de la Asociación Internacional del Litio y Energías. El encuentro no solo reforzó vínculos entre minería sostenible, astronomía y cultura local, sino que propuso una narrativa nueva para el desarrollo del litio en el norte de Chile.

El observatorio ALMA, ubicado a más de 5.000 metros de altitud en el llano de Chajnantor, se encuentra en el territorio espiritual del pueblo Lickanantay de Toconao. Allí, donde durante siglos se ha mirado el cielo en busca de sentido, hoy operan 66 antenas que permiten observar el universo en longitudes de onda invisibles al ojo humano. Es el observatorio más avanzado del mundo en su tipo y simboliza la convergencia entre el conocimiento originario y los avances científicos globales.
Durante la visita, Pamela Goicovich señaló que “el litio no es solo un recurso estratégico; es una herencia estelar que debemos cuidar con visión y conciencia”. Destacó además que “la revolución energética del siglo XXI necesita ALMA”, en alusión a la conexión profunda entre el mineral clave para la transición energética y su origen cósmico. El litio se formó hace miles de millones de años, en el corazón de supernovas que, al estallar, liberaron este elemento al espacio interestelar. Posteriormente, se integró en las nubes de gas y polvo que dieron forma a planetas como la Tierra. Esa historia convierte al litio en un verdadero regalo de las estrellas.
Ciencia y logística
El equipo de la Cámara Internacional del Litio fue recibido por Danilo Vidal, encargado de Relaciones Comunitarias de ALMA, quien compartió algunos de los avances tecnológicos más recientes impulsados por el observatorio. Se destacaron los desarrollos en criogenia avanzada, hoy aplicados en sensores energéticos y en medicina de precisión, el procesamiento de datos en tiempo real que alimenta sistemas de inteligencia artificial y redes globales, y la robótica de alta precisión combinada con conectividad satelital, fundamental para la minería automatizada y la exploración remota.
Desde uno de los cielos más puros del mundo, ALMA no solo observa galaxias distantes, también ofrece inspiración para encontrar soluciones a los desafíos terrestres. En este contexto, la CIL anunció desde San Pedro de Atacama una nueva línea de trabajo que articula ciencia, logística, cultura y desarrollo sostenible. Goicovich explicó que “desde la Región de Antofagasta, Calama y San Pedro de Atacama proyectamos una nueva era de colaboración entre la logística y la ciencia del suelo”.
La iniciativa incorpora el diseño de proyectos de minería sustentable con enfoque territorial, el desarrollo del turismo asociado al litio, la valorización de la cosmovisión andina en el diseño de políticas públicas y comunitarias, y la promoción de la astronomía local como herramienta de identidad, educación y desarrollo.
Desde la cámara afirman que estas acciones nacen del convencimiento de que no es posible avanzar en la transición energética sin escuchar al territorio. Destacó que el futuro de la minería debe considerar la inclusión de saberes ancestrales y el protagonismo de las comunidades.