En un país donde el dólar no para de moverse, la inflación te absorbe los márgenes y la política parece un limbo, el liderazgo del dueño se vuelve el único ancla firme dentro de una empresa.
En Argentina, tener una PyME es remar todos los días contra la corriente. Y este 2025 no da tregua: dólar blue que sube, consumo frenado, crédito inaccesible, reglas cambiantes. Si sos empresario, sabés de qué hablo. Más que planificar, estás sobreviviendo.
Y sin embargo, no alcanza con resistir. Tenés que sostener a tu equipo, tomar decisiones con impacto y no perder la cabeza en el intento.
Semana a semana, acompañamos a dueños de empresas que están en plena trinchera. Por eso, te comparto cinco ideas que pueden ayudarte a liderar sin perder el rumbo. Y sobre todo, sin perderte a vos mismo.
1. El dueño es la brújula
Cuando todo afuera es un caos, el equipo necesita una orientación interna clara. Y esa señal sos vos.
Si te ven perdido, agotado o acelerado, el equipo se contagia. Pero si te ven sereno, enfocado y firme, aunque el contexto sea incierto, se alinea.
No hace falta ser un superhéroe y tener todas las respuestas. Hace falta estar entero. Y eso empieza en vos. Por eso antes de pensar en ventas, producción o logística, pregúntate “¿cómo estoy?”. Es clave que veas cómo estás manejando tu energía, tus pensamientos, tus decisiones.
En medio de la tormenta, tu equilibrio personal sostiene a todos.
2. Volvé al control de lo esencial
Intentar controlar todo es desgastante. En contextos de incertidumbre la clave está en enfocarse en lo que sí podés accionar:
- No controlás el dólar, pero podés renegociar con proveedores.
- No frenás la inflación, pero podés optimizar tu stock y cuidar tu caja.
- No sabés qué va a pasar en octubre, pero sí podés planificar la semana con tu equipo.
Volver al núcleo no es resignarse. Es reconectar con tu capacidad de acción. El foco se entrena. Y se contagia.
3. Comunicá con claridad y empatía
En épocas de miedo, las personas necesitan guía. Pero también necesitan ser escuchadas. Tu equipo y tus clientes están igual de nerviosos que vos. La diferencia está en cómo los hacés sentir.
No subestimes el poder de una charla honesta. Hablá claro. Escuchá más. Delegá con confianza. Y compartí hacia dónde van, incluso si el mapa aún no está del todo claro. La contención no es solo emocional, es también una estrategia de liderazgo.
4. Prepararse también es competir
En momentos de crisis, muchos negocios se paralizan o sobreexigen a su gente. Pero hay otro camino: ordenarse.
Este puede ser el mejor momento para profesionalizar procesos, digitalizar operaciones, revisar costos y capacitar al equipo.
La capacidad de aprender rápido es una ventaja competitiva. Mientras otros se frenan, vos te preparás para la próxima ola.
Hoy, invertir en orden, es sembrar crecimiento a futuro.
5. No líderes solo: buscá red, pedí ayuda
¿Sabés qué es lo que más desgasta a un empresario? Sentirte solo con todo el peso encima. Uno de los errores más comunes en el ecosistema PyME es pensar que tenés que resolver todo por tu cuenta. No es así.
Buscá red. Hablá con otros empresarios. Sumate a espacios de intercambio. Incluso con la competencia se puede colaborar: compras conjuntas, logística compartida, una mirada externa: todo suma.
Liderar también es saber cuándo y con quién apoyarse.
Voces desde la trinchera: lo que dicen los empresarios
Tomo esta frase de un importante empresario de la Ciudad que refleja el contexto: “Las crisis, como las guerras, tienen muchas caras: algunos salen beneficiados sin siquiera entrar en combate; otros estamos en plena trinchera, cuidando lo esencial. En estos casos, lo primero es proteger el corazón de tu negocio: tu mejor clientela, tu equipo clave, tu operatividad mínima. Y si eso también se pone en riesgo, resistí con lo que puedas. Las tormentas siempre pasan. Lo importante es estar listo para reconstruir cuando llegue el momento.” – JR.
Cuando el río está calmo, cualquiera rema. Pero en la tormenta, se ven los verdaderos capitanes. Si liderás una PyME, sabés que no es fácil. Pero también sabés que podés. Este es el momento para volver al centro, para ordenar lo que sí depende de vos y para recordar que, el activo más importante de tu empresa… sos vos.
Porque si vos te fortalecés, tu empresa también lo hace. Por eso, desde nuestra compañía, cada día trabajamos con quienes siguen apostando a pesar de todo: los empresarios argentinos.