Cuyo tiene los productos, pero no siempre los deja salir

La burocracia, los costos y la infraestructura limitan el potencial exportador de la región.

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20 agosto, 2025

Cada vez que un vino, un aceite de oliva o un insumo industrial producido en Cuyo llega a otro país, no sólo se concreta una operación comercial: se proyecta la capacidad de la región para integrarse al mundo y sostener el desarrollo de sus economías locales.

En ese marco, el comercio exterior se convierte en un termómetro de la competitividad cuyana, actualmente atravesada por incertidumbre política, volatilidad económica y cambios regulatorios, pero también por oportunidades de crecimiento en sectores estratégicos como la energía, la minería y los agroalimentos. Así lo planteó Mario Bustos Carra, gerente general de la Cámara de Comercio Exterior de Cuyo, en diálogo con serindustria.com.ar.

“En general las economías regionales tienen una matriz que es similar para todas y en el caso de Cuyo no es la excepción: ha habido una baja en las exportaciones en cuanto a volúmenes. Algunas se han incrementado por aumento de precios, pero en general no todo ha salido de acuerdo a lo que se esperaba, particularmente debido a una situación económica que genera incertidumbre un poco por la parte económica, un poco por la parte política que incide en lo económico”, señaló Bustos Carra.

El dirigente destacó que el proceso de desregulación iniciado en el país eliminó muchas normas obsoletas que generaban burocracia y aumentaban costos. Sin embargo, advirtió que “mientras más tarde se empiece a buscar soluciones a los problemas de fondo, más tiempo vamos a demorar en lograr una economía saludable”. Entre los temas urgentes, mencionó la reforma tributaria y laboral -no en el plano salarial-, como factores clave para mejorar la competitividad de empresas grandes, PyMEs y emprendedores.

Sectores estratégicos y productos de exportación

La matriz productiva de Cuyo combina industrias extractivas, agroindustriales y vitivinícolas. San Juan tiene una fuerte impronta minera y agroalimentaria. Mientras que San Luis, una dinámica más vinculada a la pampa húmeda. Por su parte, Mendoza se distingue por su producción de aceite de oliva, aceitunas, frutas en conserva, ciruelas, frutas disecadas, frutos secos, conservas alimenticias y sobre todo, vinos y mostos.

“Dentro de eso, tanto en Mendoza como en San Juan, la primera industria es la vitivinícola y la segunda industria es la olivícola”, explicó Bustos Carra. Ambos sectores arrastran desafíos comunes a las economías regionales: altos costos energéticos, presión impositiva y barreras logísticas que dificultan la llegada a mercados internacionales.

En este sentido, Bustos Carra llamó a “tratar de no vender a granel y vender con valor agregado, productos fraccionados. Hay muchas conservas que se venden fraccionadas, con un altísimo porcentaje de valor agregado”. Incluso destacó que productos frescos, como la cereza mendocina, encuentran nichos de mercado que justifican exportaciones aéreas debido a su elevado precio en temporadas específicas.

Otro ejemplo de prestigio es el aceite de oliva mendocino, que obtuvo la primera indicación geográfica para este producto fuera de Europa. Actualmente, 38 marcas de aceite virgen extra cuentan con esa certificación. Sin embargo, la comparación histórica refleja un retroceso porque “en 1985 una sola empresa de Mendoza exportaba el 50% del aceite de oliva que consumía Brasil. Cuarenta años después, toda la producción nacional cubre en el mejor de los casos el 12% del consumo brasileño”, subrayó.

El destino prioritario de las exportaciones cuyanas sigue siendo Brasil, con más del 40% de las ventas. Estados Unidos, Colombia, Perú, México y países de Asia Pacífico -como Taiwán y Japón-, también figuran entre los compradores relevantes. En Europa, el aceite de oliva mendocino ha ganado protagonismo, reforzado por la indicación geográfica que respalda su calidad.

La India aparece como un mercado potencial de gran magnitud. Bustos Carra recordó una anécdota con un funcionario de ese país: “Me dijo: ‘Cada 24 segundos nace un bebé en la India y los pediatras recomiendan que los niños coman tres granos de uva por día. Así que usted saque la cuenta’. Y con respecto al aceite de oliva, lo consumen tanto en la alimentación como con fines medicinales”.

Japón, en cambio, representa un mercado exigente en el que los productos argentinos pueden competir únicamente en el segmento premium, con presentaciones de alta calidad y precios elevados.

El papel de las PyMEs

Las pequeñas y medianas empresas son el motor del comercio exterior cuyano. “No quiero exagerar, pero entre el 85 y el 90% de las exportaciones son realizadas por PyMEs”, afirmó Bustos Carra. Aunque pocas compañías concentran grandes volúmenes, son las firmas medianas y chicas las que sostienen la diversidad productiva y aportan valor agregado.

El dirigente también remarcó que la existencia de grandes grupos industriales resulta positiva, ya que dinamizan cadenas de valor que incluyen a decenas de PyMEs. El desafío es generar condiciones que permitan a ambas escalas crecer en paralelo.

Uno de los mayores problemas para las economías regionales es la infraestructura de transporte. Las rutas deterioradas, los costos logísticos elevados y la falta de conectividad digital impactan directamente en la competitividad.

“Hay rutas en nuestro país que son vitales y se encuentran en un pésimo estado. Eso hace que los costos se eleven”, señaló Bustos Carra. A esto se suman problemas de seguridad en el traslado de mercaderías, que obligan a contratar custodia para los camiones.

Los puertos también generan dificultades. El de Buenos Aires, según Bustos Carra, se ha vuelto “un puerto caro y con menos frecuencias de buques”, lo que empuja a muchas empresas a optar por los puertos chilenos de Valparaíso o San Antonio. “Conviene, en primer lugar, porque es más rápido y también por los problemas propios del puerto Buenos Aires”, remarcó.

El proceso de desregulación económica permitió agilizar trámites y reducir controles innecesarios. Sin embargo, Bustos Carra planteó que los controles aduaneros deben mantenerse, aunque bajo esquemas más eficientes. “Un buen sistema de aduana prestigia a la producción nacional”, sostuvo.

Comparó la situación argentina con la europea: mientras en Rotterdam un contenedor se nacionaliza en menos de 24 horas, en Buenos Aires el proceso puede demorar cinco días. Esa diferencia, dijo, se traduce en pérdida de tiempo, dinero y competitividad.

Potencial de crecimiento

Más allá de las dificultades, Cuyo tiene un potencial exportador significativo en tres grandes ejes: minería, energía y agroindustria. Vaca Muerta, que se extiende parcialmente sobre Mendoza, podría convertirse en un generador clave de divisas.

En el plano agroalimentario, la región posee una base sólida de calidad internacional en vinos, aceites, frutas secas y conservas. “Hay una base productiva de agroalimentos en Mendoza que no tiene que envidiarle en calidad nada a un producto extranjero”, afirmó Bustos Carra.

El desarrollo de nuevos cultivos, como pistacho y nueces, junto con la recuperación de áreas frutícolas perdidas, refuerzan esa proyección.

La sustentabilidad ambiental es un factor creciente en la competitividad global. Europa y Estados Unidos exigen certificaciones de huella de carbono, huella hídrica y trazabilidad. “Son estudios caros, pero inevitables. Si el comprador fija esas condiciones, debemos cumplirlas”, advirtió Bustos Carra.

En Mendoza, el clima y la tradición agrícola permiten cierta ventaja, ya que muchos productores mantienen prácticas de bajo uso de agroquímicos. Sin embargo, incorporar tecnologías y certificaciones internacionales será indispensable para sostener mercados.

Bustos Carra insistió en que los problemas de las economías regionales no se resuelven con medidas aisladas, sino con un plan económico integral que dé previsibilidad. “El empresario tiene que estar pensando en cómo hacer para producir más y mejor, no en revisar leyes, reglamentaciones y trabas burocráticas”, afirmó.

La combinación de competitividad tributaria, infraestructura adecuada, seguridad jurídica y políticas de largo plazo aparece como condición necesaria para que Cuyo pueda consolidar su rol exportador.

“Las economías regionales muestran un patrón de problemas que, si se solucionan, nos permitirán avanzar todos en el mismo sentido”, concluyó.

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