“La industria local muestra señales de estancamiento y en niveles productivos muy bajos, a lo que se suman las importaciones con porcentajes históricos récord. La apertura indiscriminada promete precios bajos a corto plazo, pero sale caro a futuro”, advirtió el presidente de la Asociación de Industriales Metalúrgicos de la República Argentina (ADIMRA), Elio Del Re.
La advertencia se da en un contexto en el que la actividad metalúrgica Argentina continúa sin señales de recuperación. Según el informe mensual de ADIMRA correspondiente a julio de 2025, la producción registró una variación interanual de 1,8% y un aumento mensual de 0,3%, pero el uso de la capacidad instalada apenas llegó al 45,2%, uno de los valores más bajos de la historia reciente.
El estudio elaborado por el Departamento de Estudios Económicos de ADIMRA subraya que, pese a la leve mejora, la actividad metalúrgica en Argentina se mantiene 15% por debajo de sus máximos históricos. La utilización de la capacidad instalada prácticamente no mostró cambios respecto al año anterior, con un avance mínimo de 0,1 puntos porcentuales, y la tendencia decreciente persiste mes a mes.
Desempeño dispar en los sectores de la industria metalúrgica
El comportamiento sectorial refleja una marcada heterogeneidad dentro de la industria metalúrgica argentina. Mientras Maquinaria Agrícola (16,8%) y Carrocerías y Remolques (17,7%) consolidan un crecimiento sostenido desde comienzos de año, al excluir estos segmentos el resto de la industria mostró una caída interanual de -1,0%.
Entre los rubros más afectados se destacan Autopartes (-2,9%), que profundiza la tendencia negativa iniciada hace más de un año, Fundición (-10,5%), que interrumpió la mejora parcial de junio y se mantiene en mínimos históricos, y Bienes de Capital (-1,8%), que continúa sin dar señales de recuperación.
Otros segmentos como Equipos y Aparatos Eléctricos (0,6%), Otros Productos de Metal (1,6%) y Equipamiento Médico (1,7%) lograron avances moderados, aunque todavía insuficientes para revertir la debilidad general del sector.
Del Re también alertó sobre las consecuencias de la importación de bienes usados: “Un ejemplo claro es la habilitación, sin criterios técnicos, de maquinaria usada: se bajan los estándares, se erosiona la competitividad y se pierde empleo local”.
El problema se agrava por el incremento de las compras externas. En junio, las importaciones metalúrgicas en Argentina alcanzaron 2.140 millones de dólares, lo que representó un aumento interanual del 46,8%, mientras que las exportaciones apenas sumaron 357 millones, con un crecimiento de 1,4%.
Realidades opuestas
El análisis territorial de la actividad metalúrgica Argentina mostró desempeños contrastantes. Santa Fe (4,8%) y Entre Ríos (3,6%) lograron avances impulsados por la maquinaria agrícola, mientras que Mendoza (-4,0%), Córdoba (-2,4%) y Buenos Aires (-1,4%) sufrieron retrocesos, reflejando la falta de dinamismo en distritos estratégicos.
El nivel de empleo en la industria metalúrgica argentina presentó una contracción interanual de -1,9% y de -0,1% respecto a junio. Las expectativas empresariales también son débiles: tres de cada cuatro compañías prevé que su producción se mantendrá igual o disminuirá en el corto plazo. Además, el 90% de las firmas no proyecta incrementos en su dotación de personal y una proporción significativa incluso anticipa posibles reducciones.
El informe concluye que la actividad metalúrgica en Argentina enfrenta un escenario frágil, condicionado por la baja utilización de la capacidad instalada, la caída en sectores estratégicos y el peso creciente de las importaciones, factores que limitan cualquier perspectiva de reactivación sostenida.