El traspaso de áreas petroleras convencionales de YPF a la firma PECOM en la Cuenca del Golfo San Jorge generó preocupación en las pequeñas y medianas empresas que históricamente brindaron servicios en la región. La exclusión de proveedores locales en favor de una sola prestadora sin experiencia en la zona, plantea interrogantes sobre el futuro del modelo productivo regional.
Según Boris Mansilla, vicepresidente de la Cámara de Empresas Regionales de Servicios Petroleros de la Cuenca del Golfo San Jorge, al menos 10 de las más de 25 firmas que operaban junto a YPF han sido desplazadas, afectando directamente a más de 1.500 trabajadores. “PECOM tomó la drástica decisión de prescindir de las PyMEs locales, unificando y concentrando todos los servicios en una sola empresa formada recientemente en Buenos Aires”, explicó.

Este cambio se produce en un contexto de declive para los yacimientos convencionales frente al avance del no convencional, pero desde el sector insisten en que el petróleo de la Cuenca sigue siendo estratégico, sobre todo si se aprovechan las nuevas tecnologías para mejorar la rentabilidad.
El impacto del cambio de operador
Para el ecosistema productivo local, la llegada de NCY como única prestadora contratada por PECOM -sin vínculos societarios con esta-, significó una ruptura con décadas de desarrollo en torno a los servicios petroleros regionales. La decisión no solo afecta a las empresas prestadoras sino también a proveedores indirectos como metalúrgicas, técnicos y profesionales que conforman la cadena de logística sustentable asociada a la industria.
“Somos de derramar más en la sociedad, a diferencia de una compañía grande que se equipa en Buenos Aires y ni siquiera repara en esta zona“, afirmó Mansilla, al describir la diferencia entre el modelo de trabajo de las PyMEs locales y las grandes operadoras externas.
Desde la Cámara recurrieron al gobernador de Chubut, Ignacio Torres, para solicitar su mediación y abrir una instancia de diálogo con PECOM, aunque hasta el momento no han recibido respuesta.
Aunque relegados por el auge del shale oil, los yacimientos convencionales de la Cuenca del Golfo San Jorge aún albergan 1.000 millones de barriles de petróleo. “Los geólogos estiman que queda más del 50% o 60% de hidrocarburos entrampados en la formación“, explicó el dirigente empresario, quien destacó el uso de polímeros como una de las tecnologías más prometedoras para aumentar la recuperación.
La clave, según el entrevistado, pasa por reducir los costos sobredimensionados del pasado y aprovechar el expertise regional para lograr una operación rentable incluso con precios internacionales moderados. “Con 60 dólares el barril también puede ser viable y tener rentabilidad la producción de petróleo en este tipo de yacimientos”, sostuvo.
Además, valoró la reciente eliminación del Certificado de Importación de Bienes Usados (CIBU) como una oportunidad para adquirir equipamiento más competitivo desde el exterior, especialmente en un segmento que necesita optimizar al máximo sus recursos.
Empleo y pertenencia en riesgo
La logística de las PyMEs regionales no solo garantiza servicios específicos a la industria, sino también un entramado social en Comodoro Rivadavia y otras localidades vecinas. La reducción de su participación impacta de forma directa en el empleo local y en la sostenibilidad de proveedores distribuidos en toda la región.
“No solo se trata de los trabajadores directos, remarcó Mansilla, sino también de todos aquellos con quienes interactuamos día a día: proveedores, servicios metalmecánicos, transporte, talleres, técnicos“. En contraste, las grandes empresas tienden a concentrar compras y contrataciones fuera de la provincia.
Pese a este escenario adverso, el referente mantiene una visión optimista sobre el futuro: “si hay algo que nos ha caracterizado es ver siempre el vaso medio lleno. Creemos que tarde o temprano tendremos que estar siendo parte de esta nueva etapa de los yacimientos maduros”.
La Cuenca del Golfo San Jorge podría convertirse en un laboratorio para ensayar modelos de transición productiva que combinen desarrollo tecnológico, eficiencia logística y sostenibilidad regional. Aunque el protagonismo actual está en Vaca Muerta, el convencional puede recuperar relevancia si se articula una estrategia que contemple a las PyMEs y aproveche su conocimiento territorial.
Con una estimación de 1.000 millones de barriles aún disponibles, las oportunidades existen. La pregunta clave es si las decisiones empresariales y políticas permitirán que el entramado productivo regional conserve su lugar en la cadena de valor energética.
El reclamo de las empresas de servicios petroleros es, en definitiva, un llamado de atención sobre los efectos colaterales del rediseño de la matriz productiva y una invitación a repensar el rol del petróleo convencional en el futuro energético del país.