Creando redes que nos sostengan*

6 mayo, 2018

Alguien dijo: “Vivimos en Cajas” y me encantó la idea. Nuestras casas son una gran caja compartimentada, nuestros autos, nuestros lugares de trabajo, ascensores, restaurants, escuelas, son como cajas. Nuestra mente está programada para ver el mundo en forma compartimentada. Sin embargo, esta visión del mundo y de nosotros está equivocada.

Vivimos en red, nuestro cerebro es una red neuronal. Su construcción de red le otorga una enorme plasticidad. Está comprobado que una persona a la que se le amputa la mitad de la masa encefálica puede llevar una vida normal. El motivo de esto es que la parte del cerebro restante se reconfigura asumiendo las funciones de la sección faltante.

Vemos a la naturaleza funcionando en red, creando lazos, conectando arrecifes con bosques que se encuentran a miles de kilómetros de distancia.

Las secuoyas son los árboles más altos del planeta. Llegan a medir 115 Metros de altura, el equivalente a un edificio de planta baja más 30 pisos de altura. Viven entre dos mil o tres mil años. Veamos cual es la estrategia que utiliza para superar en longevidad, diámetro y altura a cualquier otro árbol y no perdamos de vista en esta reflexión su correlato con nuestro hacer en la vida.

Podríamos pensar que estos árboles poseen raíces muy profundas. Sin embargo, no es así, sus raíces se extienden en su entorno a poca profundidad ¿Cómo enfrenta entonces los increíbles vientos de las tormentas de nieve que suelen atacarlo en invierno? Las secuoyas idearon una estrategia increíble. Por debajo de la tierra sus raíces se entrecruzan con las de otras secuoyas, formando una red invisible. Cuando arrecian los vientos una tira de la otra haciendo imposible si derribo. Pero esta cooperación va aún más allá. Cuando detectan que uno de los miembros que la componen se encuentra pasando una mala situación, el resto comparte con el árbol enfermo su sabia hasta que se recupera. Esta estrategia de ayuda mutua y trabajo de equipo ha permitido que la especie crezca más allá de lo que cualquier otro árbol lo hiciese.

Los seres humanos también vivimos en red. Sin embargo, nuestra cultura exacerba el individualismo. Cuando logramos trabajar con un fin común, coordinados, jugando juegos de ganar/ganar, podemos hacer grandes cosas. Pero a pesar de que lentamente, vamos logrando confianza en nosotros mismos, tenemos una epidemia de obesidad y hambre al mismo tiempo. Según la ONU extinguimos 150 especies animales por día, 27 millones de personas viven en situación de esclavitud en el mundo y la gran mayoría de ellas, fueron esclavizadas por haber contraído deudas con usureros. Las cifras desalentadoras siguen y siguen.

Para romper con esta inclinación debemos desaprender. Vaciar una parte de lo que entendemos es nuestra verdad, desafiar nuestra programación. Si entendemos que nuestro éxito personal se encuentra relacionado al éxito de los que nos rodean, podremos obtener la energía para realizar cambios en nuestras formas de vincularnos, nuestras formas de crear red.

Para comenzar podemos ser la palabra que damos, aprender a ser confiables porque respetamos lo que decimos. Hacer con pasión, estar al 100% en todos nuestros compromisos. Estar en servicio. Un líder es dador. El que no sirve no sirve. Ser responsables. Responsabilidad es la habilidad de elegir como respondemos ante las circunstancias. Evitar la posición de víctimas. La víctima tiene poder y sin embargo paga precios muy altos por él, a nadie le gusta que el otro se ponga en esa posición. El hablar no es inocente, escucharnos a nosotros mismos, lo que decimos, pensamos y tener una buena escucha de lo que hacemos, Allí donde están nuestras acciones, también está nuestro compromiso. Ser veraces, mentir es humano, todos lo hacemos aunque el resultado sea catastrófico. Evitemos la mentira, seamos íntegros. Ser coherentes, que el hacer no contradiga el decir. Elegir a personas que apoyen nuestros sueños, y ser el viento bajo las alas de esas personas, que nos sostengan y a la vez ser soporte para ellas. Evitar a las personas tóxicas y no serlo nosotros. Gestionar nuestras emociones, practicar la inteligencia emocional y aprender a cambiar estados de ánimo para liberar la energía propulsora encerrada en nuestras emociones.

Alguien pensará que es difícil. En lo personal recomiendo no poner nuestras metas en términos de fácil o difícil ya que, por lo general, lo que en nuestra vida hoy es fácil, en un comienzo fue muy difícil. Es mejor pensar que lo que nos proponemos es posible y abrirnos de esta manera a crear una vida que valga la pena ser vivida.

*Por Jorge Kordi, Coach Ontológico.

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