“El consumo masivo aún no repunta y mayo no fue la excepción. En los últimos meses, los datos oficiales muestran una desaceleración de la inflación, lo que en teoría debería permitir cierta recomposición del ingreso real. Sin embargo, este fenómeno no se traduce automáticamente en una mejora en el poder adquisitivo, especialmente en los sectores de clase media”, expresó Damián Di Pace, director de la Consultora Focus Market.
El analista agregó que “aunque la inflación promedio mensual se modera, el alza de precios en servicio producto de corrección de precios relativos de la economía previo resta capacidad de consumo en bienes. La recomposición salarial viene muy en línea con la inflación y los ajustes paritarios resultan insuficientes para revertir la caída acumulada del ingreso real”.
El trabajo indica que el Consumo masivo cayó 3,2% en mayo 2025 respecto de abril y 0,9% respecto de mayo de 2024. Precisa además que la cantidad de tickets se redujo 4,1% frente al mes anterior y las unidades por ticket 2,6% frente a abril 2025.
En el área Metropolitana el consumo bajó 1,5 %, mientras que la facturación se mantiene sin variación, frente al mes anterior. Asimismo, en el interior del país el consumo cayó 4,1% y la facturación 2,7%, frente a abril 2025.
Macroeconomía vs economía doméstica
Al continuar con el análisis, Di Pace señaló que “los indicadores positivos a nivel macroeconómico son un logro aunque la clase media aún no lo percibe en su economía doméstica. La baja de inflación es vista como una condición necesaria pero no suficiente para recuperar el bienestar. La expectativa está puesta en una mejora sostenida del salario real, crecimiento de la actividad económica y una estabilidad más prolongada para generar confianza”.
En el mismo sentido, consideró que “la recuperación no será inmediata. Se espera que, si continúa la desaceleración inflacionaria y se estabiliza el mercado laboral, las elecciones son un barómetro importante para dar señal de continuidad en las mejoras estructurales e institucionales que requiere argentina. Las empresas de consumo masivo ya están ajustando estrategias: promociones selectivas y reforzando presencia en canales de cercanía con descuentos y 2×1”.
Por otra parte, sostuvo que “durante años, la alta inflación llevó a los argentinos a “stockearse”: comprar en volumen, anticiparse a los aumentos, llenar alacenas y congeladores como forma de protección del ingreso. Esa estrategia, en parte emocional y en parte racional, respondía al miedo constante de que el dinero perdiera valor en pocos días. Este nuevo ciclo no se caracteriza por euforia, sino por cautela. La baja de la inflación no es suficiente para reactivar el consumo”.
“El comportamiento del consumidor muestra que el daño al poder adquisitivo fue profundo y que el miedo ya no es a que suba el precio, sino a no administrar el ingreso para llegar a fin de mes. El desafío es doble: consolidar la estabilidad macroeconómica sin desatender el ritmo de recomposición social y del ingreso real, clave para que el nuevo ciclo pueda consolidarse también desde el lado del consumo. La baja de la inflación empodera mucho más a los pobres e indigentes que a la clase media que aún ve suba elevada en servicios”, concluyó Di Pace.