El mercado del alambre en Argentina atraviesa un escenario de recuperación y transformación, especialmente motorizado por el sector agropecuario, mientras la industria nacional enfrenta desafíos estructurales por la competencia desleal y la presión de las importaciones. Durante el primer semestre de 2025, se observaron signos alentadores en la demanda local, que abren nuevas oportunidades de inversión para los productores rurales.
El sector agropecuario argentino se consolida como el principal motor de consumo de alambre en el país, impulsado por una mejora en la relación costo-beneficio del alambrado rural. Según datos de mercado, durante el primer trimestre de 2025 se registró una reducción del 10% en los costos de instalación, lo que genera incentivos concretos para el reacondicionamiento y expansión de infraestructura rural.
“Estamos viendo una ventana de oportunidad muy interesante en el sector agropecuario. La reducción del 10% en los costos de alambrado rural durante el primer trimestre de 2025 ha mejorado significativamente la relación costo-beneficio para los productores”, señala Marcelo Pascual, Presidente de Herpaco S.A.. “Cuando hablamos de que instalar 1000 metros de alambrado tradicional equivale a 3.340 kilos de novillo, estamos en un punto donde la inversión en infraestructura rural vuelve a ser atractiva.”
A marzo de este año, instalar 1000 metros de alambrado tradicional de 7 hilos demandaba una inversión de $9.700.000, equivalente a 3.340 kilos de novillo o 41,7 toneladas de trigo. Frente a este panorama, muchos productores consideran esta inversión como estratégica para mejorar la productividad y seguridad de sus campos.
Sistemas eléctricos, una alternativa aún más competitiva
El uso de alambrado eléctrico continúa ganando terreno gracias a su mayor eficiencia y menor costo. El alambrado semipermanente de 3 hilos tiene un valor estimado de $2.735.000 por cada 1000 metros, mientras que un cerco eléctrico móvil de 1 hilo cuesta apenas $156.000 por 500 metros, posicionándose como una alternativa accesible para explotaciones ganaderas de mediana y pequeña escala.
El sector de la construcción también contribuye al crecimiento de la demanda de alambre en Argentina. En marzo de 2025, los despachos de cemento crecieron 17,1% interanual, señal de una demanda sostenida de materiales de obra, entre ellos, alambres para refuerzo estructural.
El alambre recocido, utilizado en albañilería, registró una baja del 2,2% en sus precios durante mayo, lo que resultó beneficioso para los constructores. Además, los alambres galvanizados mantienen una fuerte demanda en aplicaciones rurales y urbanas, con precios que en mayo de 2025 alcanzaron los $2.858 por kilo (calibre 12) y $2.906 (calibre 14).
Desafíos estructurales y presión importadora
Sin embargo, la industria nacional enfrenta desafíos estructurales profundos. A pesar del crecimiento en ciertos sectores, Argentina representa solo el 0,20% de la producción mundial de acero, mientras que Brasil alcanza el 2,1%. Este dato evidencia la debilidad estructural del país en un segmento clave para el desarrollo industrial.
Durante el primer cuatrimestre de 2025, las exportaciones argentinas alcanzaron los US$ 25.361 millones, con un aumento del 5,8% respecto al mismo período de 2024. No obstante, las importaciones crecieron 35,7%, lo que redujo el superávit comercial a US$ 1.265 millones.
“El mercado del alambre en Argentina está atravesando un momento de transformación“, explica Pascual. “Por un lado, vemos señales positivas como el crecimiento del 17,1% en despachos de cemento y la demanda sostenida en construcción, pero también enfrentamos desafíos estructurales importantes. La competencia desleal de productos importados, especialmente chinos, junto con los altos costos tributarios locales, requiere que como industria nacional mantengamos un enfoque en la innovación y la calidad.”
En este contexto, la imposición de aranceles del 25% por parte de Estados Unidos a las importaciones de acero y aluminio impacta indirectamente a la producción nacional, al redireccionar excedentes de esos mercados hacia países como Argentina. Esta situación llevó a la Cámara Argentina del Acero a solicitar al Gobierno la negociación de una excepción a dicha medida.
Las perspectivas para el segundo semestre de 2025 son positivas. Se espera un nivel de demanda superior al de 2024, apalancado por sectores como energía, petróleo, gas, minería y, nuevamente, el agro. Además, la industria metalúrgica continúa realizando inversiones en energías renovables, como parte de su compromiso con la descarbonización y la sustentabilidad productiva.
“Para el segundo semestre esperamos un nivel de demanda superior al 2024, impulsado por sectores como energía, petróleo, gas y minería. Nuestra apuesta está en productos especializados y en acompañar la transición hacia energías renovables del país“, concluye el ejecutivo de Herpaco.