“Hay un desaliento que hace bastantes años no se veía”, dijo Carlos Achetoni

21 septiembre, 2020

El presidente de la Federación Agraria Argentina (FAA), Carlos Achetoni, realizó esta afirmación al ser consultado por Ser Industria Radio. Sostuvo además que las últimas medidas emanadas del Banco Central generan incertidumbre y preocupación entre los productores del campo.

En otro tramo de la entrevista el dirigente dio precisiones sobre los diferentes valores que el campo recibe por cada dólar exportado y reconoció las dificultades que generarán las restricciones en materia de comercio exterior.  

Asimismo, reclamó “un diálogo sano, sincero con todo el arco político y con todos los sectores del argentino” para “juntar la mayor predisposición y la mayor cantidad de ideas para salir adelante con un gran entendimiento de todos los argentinos”.

¿Cómo recibió el campo las últimas medidas relacionadas al dólar?

Son restricciones que generan mayor incertidumbre y que hacen que se agrave la situación. El país necesita un consenso legítimo donde estén todas las fuerzas políticas, los distintos sectores, para pensar cómo salir de toda esta situación trabajando, generando mayor producción, empleos y tratando de darle al país las divisas que necesita. Pero esta medida restrictiva genera fuerte impacto sobre los insumos importados que necesita el campo para producir. Con las retenciones nosotros tenemos un dólar totalmente mucho más bajo que el oficial. Ahora hay que preparar una campaña con un “dólar incertidumbre” y se hace bastante difícil, desalienta. Para colmo nos encontramos con un año atípico, con lo climático bastante complejo con la sequía y mucha gente ya está viendo con preocupación la posibilidad de desarrollar la fina, que no se sabe si el trigo llega a buen término y el inicio de la campaña gruesa que tampoco se sabe si va a tener el perfil de humedad necesario. A eso, reitero, le sumamos la incertidumbre económica.

¿A qué valor recibe el productor del campo el dólar cuando exporta y cuánto lo paga al importar un insumo?

En el caso de la soja, lo recibimos a 50, 53 pesos que es lo que queda del dólar oficial, descontándole el 33%. En maíz y el trigo, 68, 69 pesos con la quita del 12%. El “dólar vaca”, es el oficial descontando el 9% y para las economías regionales se descuenta el 5%. El problema es que los insumos para acceder al dólar, deben refinanciar las deudas que tengan en el extranjero, con lo cual le dan nada más que el 40% del valor oficial y el resto en una negociación que obviamente va a encarecer y terminar en un dólar cercano al blue. El desfasaje es tremendo y claramente en el caso de lo exportable, lo podemos comparar. Ni hablar en las economías regionales donde hay producciones con insumos dolarizados y se insertan en el mercado interno en pesos. La asimetría es muy grande.

Hay una tendencia a generalizar la realidad del campo y se desconoce la intensidad del trabajo, el esfuerzo, los riesgos climáticos y sobre todo que no todos los productores son propietarios de grandes extensiones…

Sí y es producto de una concentración de muchas décadas donde va desplazándose al pequeño y mediano productor, que representamos desde la FAA y cuyas realidades son distintas. Por eso pedimos un escalonamiento en el trato impositivo de manera tal que en las asimetrías el pequeño productor pueda seguir realizando sus desempeños, porque en definitiva es el que viene a preservar el entramado rural del interior del país. Sinceramente es lo que hay que proteger. No es para echarle la culpa a éste, ni al otro, ni al anterior gobierno, sino para que trabajemos en conjunto en una política pública que realmente consolide a la producción, la generación de empleo y que el país salga adelante. Ahora estamos en una incertidumbre y hay un desaliento que hace bastantes años no se veía.  

¿Le transmitieron este concepto al gobierno? ¿Tuvieron alguna respuesta?

En los últimos días no hemos tenido comunicación, pero obviamente que saben de nuestra mirada. Vamos a tener nuevamente reuniones para seguir hablando de nuestra situación, donde hay un contrasentido, porque uno está pensando en cómo proyectarse en un incremento de producción, generar mayor empleo e incrementar el ingreso de divisas y aparecen estas normas restrictivas que generan desaliento. Descomprimir impuestos y alentar la inversión seguramente producirán réditos que provocarán una presión tributaria mucho mayor. Dar pescado y no cañas de pescar, es decir los subsidios a la gente, es lo que debemos reconvertir con posibilidades de empleo genuino y para recuperar la dignidad a través del trabajo. 

¿Cómo cree que repercutirá en las empresas del exterior que proveen a nuestra industria, el pago del 40% de los créditos y la refinanciación de los montos restantes?

Lo vemos con mucha preocupación, tanto las empresas que tienen que traer insumos como las exportadoras. Ellos hacen la prefinanciación para poder exportar y pagar en el momento que el productor quiere vender y están exportando en el momento que surge la demanda. Esa prefinanciación, si tiene algún entorpecimiento, seguramente la variable de ajuste la va a pagar el productor, porque cualquier distorsión que tenga la moneda en que deban hacer la operación, va a afectar al productor. Es lamentable porque se da en un momento en que los commodities, gracias a Dios están tomando empuje, despegando bastante bien, a un precio internacional potenciado, una soja que está más cerca de llegar a los 400 dólares, que al piso de los 300 dólares o menos. Eso habría que aprovecharlo con más estímulo y producción. 

La tecnología va ganando terreno, también en el campo. ¿A pesar de ello se pueden generar puestos de trabajo?

La tecnología, cuando suprime esfuerzo, bienvenida sea. Porque el trabajo en el campo ha sido muy rudimentario y de mucho esfuerzo físico para los empleados. Obviamente que detrás de eso viene algún desplazamiento, pero hay sectores en las economías regionales, por ejemplo, los cultivos intensivos, donde la mano de obra no se va a poder reemplazar nunca y que lamentablemente están muy alicaídas. Hay que estimularlas para recuperar ese potencial de generación de trabajo que, cuando no hay rentabilidad, por lo general se cae. Hay una distorsión muy fuerte entre lo que recibe el productor y lo que termina pagando el consumidor. Ha sido uno de los elementos de esa desaparición de productores y de caída de las economías regionales.

El campo produce el 70% de las divisas que necesita el país. ¿No cree imprescindible mayor diálogo antes de que se tomen medidas? 

Si, claramente es un factor decisivo que debemos tener en el país. No se trata de supremacía de trato, pero sí de previsibilidad y la certidumbre necesaria para un rubro donde están centradas las grandes expectativas del país. Debe ser mucho más corto el circuito de diálogo, diagramar en conjunto las políticas para ir en el sentido de superar esta coyuntura problemática que tenemos y no generar mayor incertidumbre. 

¿Los sorprendió el aumento de combustibles?

Y…son luces que se van encendiendo, todas en un contrasentido de las posibilidades de inversión y de tener una brecha de rentabilidad lógica para que puedan estimular. Tenemos una situación que también genera mucha incertidumbre. Es la falta de un Fondo de Emergencias y un seguro multiriesgo, que dé más garantías. La inversión para producir es muy alta. Errarle a una cosecha y que no tenga este resarcimiento al productor le significa fundirse y salir del circuito productivo. El campo aporta al gobierno un 33% cuando cosecha y cuando no cosecha también, de lo que tenga, le da el 33. Se torna muy difícil porque en las malas estamos solos y en las buenas tenemos de socio al estado. 

¿Los productores empiezan a ver países vecinos para mover sus producciones?

Hay productores, no los nuestros, los más grandes, más capitalizados, que por lo general generan arriendo, que si tienen condiciones mucho más favorables en otro país empiezan a migrar.

Comentaba un productor de Carlos Tejedor, provincia de Buenos Aires, que hay mucha dificultad para vender ganado vacuno y poca rentabilidad. ¿Es así? 

La carne ha tenido sus altibajos. La demanda es buena, obviamente con todos estos aspectos inflacionarios quedó un poco desfasada. La necesidad de proteína cárnica necesita un acompañamiento en los precios que, por lo general dentro del país, siempre se trata de pisar y de que no tome vuelo porque los valores altos condicionarían el consumo interno. 

¿Desde la Comisión de Enlace cuando piensan pedir una nueva reunión con el gobierno?

Entre las entidades venimos dialogando prácticamente a diario y con el gobierno dejamos una agenda abierta para continuar estos temas. Obviamente el diálogo lo tenemos. Lo que pasa es que estamos pidiendo que tengan compresión, porque si no el diálogo se transforma en una situación estéril y con resultados prácticamente negativos.

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