Hace quince años, Naphtali Piazza buscaba una salida laboral para mejorar su situación económica y recurrió a los conocimientos adquiridos en distintos momentos de su vida: sabía coser, pero también había estudiado diseño industrial y asesoría de imagen. La síntesis de esos aprendizajes, la decidió a emprender con Modista a domicilio, una actividad que, desde entonces, crece día a día.
En su visita a Ser Industria Radio, la creativa repasó sus comienzos, remarcó la importancia de darle una segunda oportunidad a la indumentaria, porque además de permitir un ahorro a sus clientes, contribuye con la economía circular, reduciendo la contaminación ambiental.
Naphtali, también conocida como “la chica del Citroen amarillo”, por el vehículo en el que se movilizaba en sus inicios, aconsejó “no regalar ni tirar las prendas, porque todo puede reciclarse y ser adapatado”. Destacó que después de la pandemia “muchas personas comenzaron a buscar su propio estilo”, a la hora de vestir.
¿Cómo nació tu propuesta?
Arranqué con Modista a Domicilio en el 2010. No había plata en casa y se me ocurrió esta posibilidad. Desde chica cambiaba botones, me daba idea con la ropa… pensé en comprar una maquinita familiar. Vivía sobre la ruta 11, un poco antes del acceso a Bavio y trabajaba para las chicas del barrio. Había estudiado diseño industrial, tenía una Partner y decidí venderla para comprar un Citroen. En ese momento estaba embarazada y encontré uno, de color amarillo, en la ciudad de Buenos Aires. Con ese auto comencé a moverme, puse un cartel de papel con mi whatsapp y cuando iba a hacer los mandados la gente anotaba el número y empezaron a llamarme.
Fue una novedad ir con tu servicio a domicilio…
Desde la pandemia se hizo más común que la gente lleve servicios a domicilio, fijate que crecieron los deliverys y entregas de todo tipo de productos. Empecé mucho antes, pero reconozco que la pandemia me habilitó a crecer mucho más. Después se me empezó a ir de las manos porque tenía entre 40 a 50 pedidos por día. Salía a la mañana temprano y no paraba hasta la noche. Así se inició este proceso y siempre le digo o aconsejo a los emprendedores a buscar ayuda, eso es fundamental. Estuve tres años haciendo todo sola y perdí un montón de cosas, mi hija era muy chiquita, yo cosía y la llevaba a todos lados y hay cosas que no pude disfrutar.
¿Disfrutás al darle una “segunda vida” a las prendas?
Reciclar ropa es lo que más me gusta y en eso me destaco. La idea viene a partir de que antes estaba integrada a una clase social mucho más alta, estaba casada… Después me separé y pensé qué podía hacer con toda la ropa de muy buena marca que tenía. Siempre me gustó vestirme bien. Empecé dándole un toque a mi propia ropa y así arrancó el reciclado. Hoy está muy difícil comprar ropa cara y siempre recomiendo ir a una feria americana. Después podemos hacer retoques, ajustar al cuerpo y lograr prendas a medida y de una calidad que no existe porque, porque hay tela que ya no se hacen dado sus costos.

¿Hay buenos productos en las ferias?
Hay que buscar. Por eso, cuando se acercan las fiestas de egresados, hago esa recomendación para realizar mis confecciones. Una mujer puede elegir un vestido que le quede gigante, pero le hago dos o tres retoques y queda joya. Eso es moda circular. Ahora está muy de moda por una cuestión básica: no hay poder monetario para comprar y tirar ropa. Por eso, cuando me llaman, les pido que me inviten a ver qué tienen en el placard. Personalmente, no compro ropa, trato de reciclar todo el tiempo. Eso es lo que me gusta decir en mi página “sacá todo lo que hay en el placar, traelo y vemos qué hacemos”. Ahora eso tiene un nombre y está bárbaro porque con eso no alimentamos eso de estar comprando, regalando y tirando, que además genera contaminación.
No sabemos qué hacer con la ropa cuando dejamos de usarla. Antes nuestras madres y tías le daban mil vidas…
Sí, claro y a veces tengo que explicar el concepto de modista. Antes había una mercería, una señora en el barrio que hacía ropa, pero las generaciones que vinieron después son de usar y tirar, tienen otro concepto. Por eso trato de hacer un puente entre lo antiguo y lo moderno, para fusionar. Me pasa con el Citroen, es como decir “lo viejo sirve”, hay que darle una vuelta de rosca, nada más.
El vuelco hacia la moda circular, se da por motivos económicos o una toma de conciencia?
Creo que obedece a la gran crisis económica que vivimos, no solamente en Argentina sino a nivel mundial, que hace que sea un lujo vestirse. En nuestros comercios, una campera de “medio pelo”, cuesta 60,000 o 70,000 pesos y esa cifra representa un montón de dinero en la economía familiar. Pensemos donde hay dos o tres hijos. Por eso lo veo más desde el lado económico y no tanto de la contaminación. Personalmente, me encanta comprar ropa en ferias americanas y lo recomiendo porque siempre busco cuidar la economía de mis clientes.
Es importante también dar respuesta a los cambios que se producen al engordar o adelgazar y la ropa…
Claro, en esos casos siempre les digo que no regalen nada. Lo mejor es que metan la ropa en una valija, la traigan y les voy sugiriendo como darle una vuelta para que puedan seguir usándola. Ahora estoy haciendo un “programa en mi programa”. Me traés un buzo, un pantalón y hacemos un diseño nuevo, único. Eso está repegando porque también da mucho espacio a la creatividad.
¿Cómo te llevás con las modas y tendencias comerciales?
Antes no me llevaba porque tengo un estilo personal, no me gusta copiar. Creo que hay que respetar las tendencias, pero lo mejor es que cada persona sienta que lo que lleva puesto le queda bien. Ahora, por ejemplo, está viniendo la moda de todo grande, “oversize” y alguien puede decir “vengo del chupín, toda apretada y ahora eso no pienso usarlo”, hasta que un día se pone un pantalón y lo ve de otra manera. También estudié asesoría de imagen y todo tiene que ver con todo. También tiene que haber un poco de investigación, pero siempre digo “si vos te pones el buzo y estás incómodo sácatelo”, porque no lo vas a poder sostener. El ojo es como la lupa de uno mismo. Vos decís “¿me compro esto en rojo o en negro?” e interiormente, algo te resuena, tenés que prestarle atención a esa voz. Es lo primero que digo en un asesoramiento de imagen, porque la ropa es nuestra segunda piel. Si no estás cómodo con lo que llevás puesto, el día es terrible. Nos ha pasado a todos, ponernos un pantalón y decir “¿qué hice? Qué mal la estoy pasando acá adentro…”. Hay que escucharse un poquito antes de decidir.

Tu emprendimiento ya funciona y es conocido. ¿Cómo llegan ahora a contactarte los clientes?
Antes atendía al público abiertamente, pero ahora es necesario pedir un turno porque estoy aproximadamente media hora con cada persona. No es que llegan por un dobladillo y tampoco puedo quedarme callada. Hay diálogo, asesoramiento, sugerencias, para llegar a un acuerdo y tomar una decisión. Me gusta que me den mucha información. Se pueden comunicar por WhatsApp 221 5958 472, Instagram o la web www.modistadomicilio.com y los atiendo directamente para acordar una atención personalizada. Además tengo mi estudio en 49 entre 12 y 13, cerca de los Tribunales de La Plata, pero sigo yendo a domicilio, porque no me gusta estar encerrada.
Y una vez que se toma la decisión, ¿cuánto tiempo demora entregar la prenda reciclada?
Ese es un buen punto. En general, las modistas nos tomamos como 17.000 años, lo digo porque trabajé para otras personas. De ahí me impuse que, lo primero que iba a hacer desde que tenga mi propio negocio era no tardar en las entregas. Por eso pacto con el cliente y respeto las entregas en el menor tiempo posible. En general, en una semana tengo todo hecho, porque además tengo un tema con el minimalismo, me gusta todo muy ordenado, entonces en el taller tengo que despachar pronto la ropa. El taller es como un laboratorio, todo blanco. La ropa tiene que circular rápido y si el cliente tarda, lo apuro para que pase a buscarla. También hay colgados que aparecen y necesitan arreglos de “para mañana”.
¿Tenés un cálculo de cuánto ahorra una persona reciclando con vos en lugar de comprar una prenda?
¡Ahorra un montón! Diría que entre un 70 y 80%. Además, pensá que si tenés un jean de marca, que ahora cuesta encontrar y si hay es carísimo, por nada de plata podés seguir usándolo y ajustado a tu medida. Sabemos que la producción es estandarizada entonces si un pantalón queda bien de cadera, puede quedar largo. En la pandemia la gente compraba ropa por internet, sin probarla y requería ajustes, lógicamente. Eso me generó mucha demanda y como consejo, siempre digo: compren grande, porque se puede achicar.
¿Cómo coordinás con tu equipo de trabajo?
Bien, pero igual estoy cosiendo, sigo el diseño. Delego tareas mientras sigo al frente de las ventas. Tengo que estar con los clientes, asesorarlos, es lo que más me gusta. La costura es un oficio, hay muchos cursos, incluso en YouTube, pero también es un arte y lo tomo con mucha responsabilidad porque si algo sale mal, la cara del negocio soy yo. Entonces estoy ahí, como un pulpo, manejando todas las situaciones.
¿Crece el número de personas que buscan su estilo personal?
Después de la pandemia hubo un autodescubrimiento interior en todo el mundo, un espiritualismo que llevó desde el “quién soy, adónde voy” hasta el “qué me quiero poner, cómo me siento”. Es verdad que el trabajo de asesoramiento crece, algo está cambiando y hay una mayor búsqueda del propio estilo. Por eso, entro al placard del cliente, hago una organización de las prendas e insisto con la idea de no tirar, regalar ni comprar nuevo, Todos vamos cambiando, desde alguien que dejó el trabajo o tiene que ir a otro lugar o cambia de estado civil. Una situación es cuando estás soltero y salís todos los días y otra cuando sos padre y tomás otras obligaciones. Otro tema es el costo de la ropa. Mi tarea,de alguna manera, es como renovar y tener una prenda nueva.
¿A pesar de las limitaciones económicas, la gente se viste cada vez mejor?
Diría que un 50% sí, porque hay más información en las redes y se está experimentando con otras telas. Últimamente me muevo en moto y me pasé al rubro de la ropa con tecnología. La verdad que la estoy flashando porque hay un montón de cosas que pueden hacerse. Soy muy friolenta y a veces uso una remera con tecnología y ya está. Hay lindos pantalones, camperas, remeras, que no dejan pasar el viento ni el agua, ropa que se usa para la nieve a la que nada la traspasa. Es increíble..
¿Te llaman más hombres o mujeres?
Creo que es 50 y 50, además trabajo con todas las edades. Antes era un poco más de mujeres pero ahora los hombres están muy coquetos, son conscientes de su imagen.
Más allá de la tecnología, ¿la ropa ahora es de menor calidad?
Sí. Me pasa mucho ahora, en invierno, cuando tengo que trabajar con tapados o sacos de paño. Hoy el paño de calidad no existe, lo tocás y decís “esto es polar”. Hay telas que ya no están porque es muy caro hacerlas y creo que eso también incide en que suban los precios en las ferias americanas.