“Trabajamos para desarrollar una minería sustentable, amigable con el medio ambiente y generadora de empleo de calidad”, indicó Sica durante el plenario donde se expusieron principalmente cuestiones en torno a los ejes de infraestructura, aspectos laborales, desarrollo productivo, desarrollo local y otros factores de competitividad.
En el acumulado 2015 – 2018, Argentina tuvo un crecimiento de la inversión en exploración del 92%, cuando a nivel global fue del 10 %. La cartera total de proyectos creció un 50% desde el 2015, pasando de 40 (contemplando desde exploración avanzada a construcción) a 59 proyectos.
En el mediano plazo, en el período entre 2019 y 2024, el país tiene la oportunidad de concretar los proyectos más avanzados o en construcción, que implicarían inversiones por más de 18.000 millones de dólares, principalmente en cobre, litio, oro y plata. De esta forma, se podría alcanzar niveles de exportación a 2023 de más de 6.000 millones de dólares y en 2024 de más de 9.000 millones de dólares.
“La industria minera debe consolidarse como uno de los motores para el desarrollo equilibrado de las distintas regiones del país en las cuales esta actividad tiene ventajas naturales propias”, indicó Sica y resaltó el potencial del sector: “tiene un carácter fuertemente federal, representa una importante fuente de empleo y también es fundamental para el desarrollo local, y el impulso de proveedores en la región.
En esta línea, valoró a las mesas sectoriales como “un instrumento muy importante para avanzar en mejoras de los niveles de competitividad, en momentos de cambio y transformación” que posibilitan “resolver cuestiones que por la burocracia y la complejidad de los ámbitos públicos nacional y provincial se convertían en barreras que no permitían avanzar”.
En el marco de la mesa se presentó el proyecto del denominado “Convenio PRODEPRO Minería 2030”, un compromiso por el cual las empresas mineras presentarán sus planes de abastecimiento a fin de que los proveedores del sector puedan tener información relevante con mayor previsibilidad sobre sus demandas. Su aplicación favorecerá el desarrollo de la industria en general, y de la cadena de valor minera particularmente, quienes podrán lograr estándares de calidad que les permitan convertirse en proveedores globales.