Las cadenas agroindustriales generan el 22% del empleo nacional privado en Argentina y se consolidan cada vez más como uno de los grandes motores de trabajo. Dos de cada diez personas trabajan a diario en el agro, esto significa que son más de 4 millones de trabajadores.
En el año del primer Mundial de Clubes de la FIFA, FADA (Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina) trabajó con analogías entre esta competencia de fútbol y los resultados de su informe del empleo en las cadenas agroindustriales, para dimensionar datos sorprendentes. Los trabajadores del agro llenan 51 estadios Metlife, donde se jugó la gran final, lo que equivale a 4.200.000 millones de empleos.
“La carne vacuna es el Chelsea del empleo, se lleva la copa del campeón con más de 500 mil trabajadores. Las frutas y verduras son el PSG, se llevan el título de subcampeón con más de 450 mil puestos de trabajo”, explica Nicolle Pisani Claro, economista jefa FADA.
En el Mundial de Clubes no se jugó el partido por el tercer puesto, por lo que, siguiendo el informe de FADA, el trigo se lleva el tercer lugar, aquel que tendrían que haber disputado el Real Madrid y Fluminense, con más de 400 mil empleos.

Por su parte, la cadena del vino, representativa de nuestro país, forma más de 13 mil equipos de fútbol y ocupa a 146 mil personas.
“Es casi imposible mirar a nuestro alrededor y no toparnos con productos que provienen del campo y que también generan empleos en las ciudades. Por ejemplo, en el asadito del domingo hay miles de trabajadores de distintos rubros: desde los de la carne hasta los regionales como el maní o la papa. También en el pan, la lechuga, el heladito de postre”, detalla Antonella Semadeni, economista FADA.
“Además, para todos los productos se generan trabajos en distintas áreas rurales y urbanas, tanto los tamberos, molineros, huerteros como los carniceros, almaceneros, transportistas y administrativos, contadores, agrónomos y veterinarios, entre muchos más. La rueda de empleo que está en nuestra mesa es inmensa y continua”, agrega.
Siguiendo el paralelismo con el Mundial de Clubes, los puestos de trabajo de las cadenas de granos son un gran aporte al empleo nacional: más de un millón de trabajadores, llenan 32 estadios del Chelsea, el equipo campeón. Los de las carnes (vacuna, aviar y porcina), son 800 mil personas, completando 16 estadios del PSG.
Cadenas y trabajadores
Las cadenas agroindustriales generaron 2,1% más de trabajo comparado a la edición anterior; las cinco que más crecieron son girasol, tabaco, frutas y verduras, láctea y maquinarias.
¿Dónde se generan lo 4.200.283 puestos de trabajo? El 33% en producción, 27% el comercio, 22% la industria, 9% en servicios conexos, 5% en transporte y logística y 4% en insumos y maquinaria agrícola.
“Vamos a verlo en un ejemplo más cercano: hay miles de trabajadores en el asado que compartimos. Para tener ese corte de carne en tu mesa, fue necesario que se construyan máquinas para sembrar los granos y cosecharlos para luego, usarlos como alimento para las vacas. Hay que esperar años a que el animal esté listo. Faenarlo, transportarlo, trozarlo y comercializarlo”, precisa Fiorella Savarino, economista FADA.

Agrega que para la ensalada “hubo huerteros, más transportistas y comerciantes. También entraron economías regionales como el maní o la papa para la picadita. Todo eso involucra a personas que trabajan en áreas administrativas, contables, sanitarias, etc. Es increíble cuando te pones a pensar en la cantidad de gente que intervino para que lleguen los alimentos a la mesa”.
Desglosado en grandes rubros, el 31% del empleo lo generan las cadenas de granos y forrajeras, 29,1% regionales, 23,8% cadenas de carnes y láctea y 1,8% bienes de capital. Los servicios conexos y otras actividades suman 14,3%.
Desafíos para crecer
Tal como reveló el informe de FADA, las cadenas agroindustriales son una fuente de trabajo para más de 4 millones de personas. Tiene la característica de estar presente a lo largo y ancho del país: desde la producción de lana y ovinos en la Patagonia, los vinos en Cuyo, el maíz en la región Pampeana, la caña de azúcar en el NOA o la yerba mate en el NEA, por mencionar sólo algunos ejemplos y regiones.
“Es por esto que es necesario, más que nunca, que haya políticas públicas estables en el tiempo que generen crecimiento y desarrollo en todas las regiones. Políticas que logren dinamizar la cantidad y calidad del empleo, que repercuta en la calidad de vida de la población y en la salud económica de nuestro país”, concluyen las economistas.
Los últimos datos oficiales arrojan que, el empleo privado nacional, el de mayor generación, fue de 18,7 millones, mientras que el público fue de 3,7 millones, con un empleo total de 22,5 millones. Si miramos los últimos años, se presenta como desafío, la generación de empleo formal, ya que la expansión se ha hecho mayoritariamente a través de una inserción laboral más inestable y de menor calidad.