Los amigos del barrio pueden desaparecer, pero los Bancos van a desaparecer

El futuro ya está aquí (solo necesita distribución). |Por Sergio Candelo.

24 mayo, 2025

En un mundo interconectado, la disrupción tecnológica no pide permiso y pone en jaque a las
instituciones financieras tradicionales
. ¿Estamos ante una extinción global de la banca como la conocemos, en favor de un sistema más ágil, eficiente y ciudadano?

Hay certezas que se desvanecen con el tiempo. Tomando prestada la esencia de una icónica
canción que hablaba de cambios inevitables, hoy podemos afirmar con convicción que así
como algunas cosas del pasado quedaron atrás, los bancos tradicionales están destinados a
desaparecer
. No es un deseo vacío, sino la constatación de una revolución tecnológica y de
expectativas que está barriendo el planeta, prometiendo un futuro financiero radicalmente
distinto
.

1.El Viejo Orden Global: un modelo intrínsecamente frágil.

¿Alguna vez te has preguntado por qué necesitamos bancos? No es una provocación gratuita.
Es hora de cuestionar lo que parece incuestionable. El sistema bancario tradicional opera bajo
un principio fundamentalmente inestable: toma dinero a corto plazo (tus depósitos, que puedes
retirar mañana) y lo presta a largo plazo (hipotecas a 30 años). Esta discrepancia temporal,
llamada “transformación de vencimientos”, es la grieta estructural que ha causado cada crisis
bancaria de la historia.

Mientras tanto, pagamos por este sistema frágil con comisiones exorbitantes, intereses
abusivos y un servicio frecuentemente deficiente
. ¿La razón? Estructuras corporativas
mastodónticas, edificios lujosos en las mejores zonas, ejércitos de ejecutivos bien pagados y
campañas publicitarias millonarias. Todo esto lo financias tú cada vez que pagas una comisión por usar tu propio dinero.

No es una cuestión de tecnología insuficiente -es una cuestión de modelo caduco. Y la buena
noticia es que ya tenemos las herramientas para superarlo.

2.”Red Monetaria Universal”: La infraestructura del futuro financiero.

El futuro no requiere blockchain ni criptomonedas volátiles. Requiere algo mucho más sencillo y poderoso: reconocer que el dinero es una utilidad pública, como el agua o la electricidad y
diseñar su infraestructura en consecuencia.

Red Monetaria Universal (RMU). Una plataforma tecnológica pública, segura y eficiente que actúa como custodio neutral del dinero. Sin préstamos, sin inversiones especulativas, sin riesgos. Solo custodia segura y movimientos instantáneos a costo marginal. Tu dinero permanece intacto, como el agua en la represa, listo para fluir cuando lo necesites.

¿Cómo se instrumentaría en la práctica? La RMU podría implementarse como una red distribuida de servidores de alta seguridad administrados por una entidad autónoma bajo supervisión pública (similar a los bancos centrales actuales, pero con mandato puramente tecnológico). Cada ciudadano y empresa tendría una cuenta digital única vinculada a su identidad verificada.

Esta cuenta funcionaría como un depósito digital inviolable, completamente segregado del resto del sistema, garantizando que el dinero depositado no se utilice para otros fines. Las transacciones se realizarían mediante un sistema de liquidación en tiempo real, utilizando tecnología de firma digital multicapa y verificación instantánea. La RMU operaría bajo código
abierto y auditoría permanente
, permitiendo que expertos independientes verifiquen constantemente la integridad del sistema.

Ecosistema de Billeteras y Aplicaciones Financieras. Sobre esta infraestructura básica, florecen miles de aplicaciones competitivas que ofrecen servicios de valor añadido. Aplicaciones de pago intuitivas, herramientas de inversión personalizadas, asesores financieros impulsados por IA. La competencia feroz en este nivel garantiza innovación constante y costos mínimos.

Mercado Directo de Capitales. Las personas y empresas con excedentes financieros pueden invertir directamente en proyectos productivos. Desde bonos gubernamentales hasta financiación de startups, pasando por grandes proyectos corporativos. Sin intermediarios costosos, sin opacidad. Cada quien decide dónde pone su dinero y asume sus propios riesgos, sin comprometer la estabilidad del sistema.

3.Un sistema inmune a las crisis bancarias.

La belleza de este nuevo modelo es su inmunidad estructural a las crisis bancarias tradicionales:

Separación total entre custodia y riesgo. La RMU solo custodia y mueve dinero. No puede quebrar porque no presta ni invierte. Es como una caja fuerte digital.

Riesgos transparentes y aislados. Cuando decides invertir en un proyecto a través del mercado directo de capitales, conoces exactamente el riesgo que asumes. Si ese proyecto fracasa, pierdes tu inversión, pero el sistema general permanece intacto.

Equilibrio natural entre oferta y demanda. El crecimiento económico y la innovación
tecnológica aumentan naturalmente la demanda de dinero, permitiendo una expansión monetaria equilibrada sin los ciclos de boom y quiebra típicos del sistema bancario actual.

Expansión monetaria orgánica. En este nuevo sistema, la creación de dinero respondería directamente a la actividad económica real, no a decisiones políticas o intereses bancarios. La RMU contaría con un algoritmo de ajuste automático que monitorearía continuamente indicadores clave: volumen de transacciones, velocidad del dinero, producción de bienes y servicios, y niveles de precios. Cuando se detecte un aumento sostenido en la producción real de bienes y servicios, el sistema emitiría nuevo dinero de forma proporcional a este crecimiento.

Lo revolucionario de este enfoque es que el nuevo dinero fluiría directamente hacia las cuentas RMU de quienes efectivamente generaron ese valor adicional en la economía. Es decir, las empresas e individuos que producen más bienes y servicios recibirían automáticamente una recompensa monetaria proporcional a su contribución real. Este sistema elimina la necesidad de mecanismos artificiales de redistribución, ya que el dinero nuevo se
asigna directamente donde se ha creado valor real.

El resultado: un alineamiento perfecto entre creación de riqueza y recompensa monetaria, sin intermediarios que extraigan valor. La transparencia sería total: cada participante podría ver la relación directa entre su contribución productiva y la compensación monetaria recibida,
restaurando la conexión fundamental entre trabajo real y recompensa financiera.

4.”Pero las Blockchain y las Criptomonedas son el futuro”: un contraargumento analizado.

Muchos argumentarán que las blockchain y las criptomonedas ya resuelven estos problemas.
La idea de un sistema descentralizado tiene un atractivo innegable y suena técnicamente posible. Sin embargo, un análisis más profundo revela limitaciones fundamentales:

Rigidez monetaria incompatible con economías dinámicas. La mayoría de
criptomonedas (como Bitcoin) tienen un tope de emisión predeterminado. Este diseño,
aunque atractivo en teoría, condena al sistema a operar con deflación permanente cuando se alcanza ese límite. La historia económica muestra que los humanos simplemente no funcionamos bien en entornos deflacionarios prolongados: la inversión se paraliza, el consumo se pospone indefinidamente y el crecimiento se estanca. Una economía saludable necesita que su oferta monetaria pueda expandirse orgánicamente con la producción real.

Vulnerabilidad ante avances tecnológicos disruptivos. La seguridad de las blockchain actuales depende de supuestos criptográficos que podrían ser superados. El ejemplo más evidente: con el avance de la computación cuántica, la mayoría de los algoritmos criptográficos que sostienen las blockchain actuales podrían quedar obsoletos prácticamente de la noche a la mañana. Esta espada de Damocles tecnológica representa un riesgo sistémico inaceptable para la infraestructura monetaria global.

Volatilidad inherente. Las criptomonedas actuales son demasiado volátiles para funcionar como medio de intercambio confiable para la economía cotidiana.

Ineficiencia energética. Los mecanismos de consenso como la prueba de trabajo consumen cantidades astronómicas de energía. Si bien avances energéticos podrían mitigar este problema, seguiría siendo fundamentalmente ineficiente comparado con sistemas alternativos bien diseñados.

Complejidad innecesaria. Para la mayoría de las funciones monetarias básicas, los sistemas centralizados bien diseñados son más eficientes y accesibles que las soluciones descentralizadas.

Regulación difusa. La falta de un marco regulatorio claro genera incertidumbre y riesgos adicionales para usuarios comunes.

Lo que proponemos no es un retorno al pasado ni un salto a lo desconocido, sino una evolución lógica: aprovechar lo mejor de la tecnología centralizada eficiente con los principios de transparencia y acceso universal que las criptomonedas prometen pero no logran entregar
consistentemente.

5.El camino hacia la transformación global.

Fin de la inflación monetaria: una estabilidad sistémica sin precedentes. Quizás el beneficio más revolucionario de este sistema es la eliminación estructural de la inflación monetaria. Al vincular directamente la creación de dinero con la producción real de bienes y servicios, el sistema se autoajusta constantemente:

● El dinero nuevo solo aparece cuando hay más valor real en la economía.
● La oferta monetaria crece exactamente al ritmo de la economía real.
● Los precios se mantienen naturalmente estables, sin necesidad de intervenciones.
● Las crisis inflacionarias por exceso de emisión se vuelven matemáticamente imposibles.
● Las deflaciones por escasez monetaria también se evitan automáticamente.

Este modelo transforma radicalmente el rol de los gobiernos: ya no tendrían acceso a la “maquinita” de imprimir dinero. Los estados financiarían sus actividades exclusivamente
mediante impuestos transparentes o emisión de bonos en el mercado abierto de capitales. Esto
crearía una disciplina fiscal natural, obligando a mayor eficiencia y eliminando la tentación de monetizar déficits a costa del poder adquisitivo de los ciudadanos.

Para hacer realidad esta visión, necesitamos:

● Voluntad Política y Visión Regulatoria. Los gobiernos deben reconocer los beneficios
de establecer la Red Monetaria Universal como infraestructura pública esencial.
● Estándares Abiertos y Colaboración. Desarrollar protocolos y estándares que
permitan la interoperabilidad global de los sistemas monetarios.
● Transición Gradual pero Decidida. Comenzar con proyectos piloto, expandir su uso y
facilitar la migración desde el sistema bancario tradicional.
● Educación Financiera Masiva. Empoderar a las personas con el conocimiento
necesario para aprovechar este nuevo paradigma.

El futuro ya está aquí (solo necesita distribución).

Lo revolucionario de esta propuesta es que no requiere tecnologías futuristas. Todo lo necesario ya existe. Solo necesitamos la valentía de cuestionar lo establecido y la
determinación de construir un sistema mejor.

¿Por qué seguir aceptando comisiones abusivas? ¿Por qué tolerar un sistema que colapsa
cíclicamente y luego exige rescates con dinero público? ¿Por qué conformarse con servicios
mediocres protegidos por barreras artificiales de entrada?

Los bancos, tal como los conocemos, son reliquias de otra era. Una era donde la información
era escasa y costosa, donde la intermediación era necesaria. Esa era ha terminado.

El futuro de las finanzas no es un futuro de bancos modernizados. Es un futuro sin bancos. Un futuro donde el dinero fluye como la electricidad: siempre disponible, confiable, asequible y al servicio de todos.

Y ese futuro no es una utopía lejana. Está a nuestro alcance, si nos atrevemos a construirlo.

Por Sergio Candelo, ex Economista, Co-fundador de Snoop Consulting y Ejecutivo del Sector Tecnológico. Fue Presidente de la Cámara de Software (CESSI) y del Project Management Institute (PMI) Chapter Buenos Aires, entre otras instituciones.

Para más información, visite www.snoopconsulting.com



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