“Los Estados deben brindar las condiciones para que las empresas puedan generar valor”

22 junio, 2021

El flamante director ejecutivo de la Asociación Latinoamericana del Acero (ALACERO), Alejandro Wagner, detalló los objetivos y desafíos que deberá encarar durante su gestión. 

En diálogo con Ser Industria Radio, Wagner, se refirió a la necesidad de trabajar en conjunto entre los sectores público y privado. Señaló la necesidad de reducir los impuestos para que la industria siderúrgica de la región pueda ser competitiva. En ese sentido, también hizo foco en debatir una reforma laboral y mejorar la infraestructura logística. 

El dirigente empresarial también analizó el rol de China y la descarbonización de la industria para preservar el medio ambiente. Además, remarcó la importancia de que los países latinoamericanos puedan invertir y aplicar nuevas tecnologías e innovación para no retrasarse respecto de sus competidores.

¿Cuáles son tus expectativas y los desafíos que debes afrontar en esta etapa?

Son muchos y de diferente índole. La realidad es que estas asociaciones gremiales tienen un peso diferente dependiendo el país y la industria. Trabajé toda mi vida en el sector privado, luego unos años en el público y este tipo de asociaciones hacen de nexo entre ambos, dos mundos paralelos que a veces parecen tan diferentes pero que después se conectan permanentemente en cualquier actividad. Siempre digo que el Estado nos rige, más o menos dependiendo del país, de manera directa o indirecta en muchas de las cosas que a veces hasta ni nos damos cuenta. Al haber trabajado en el sector público y en el privado, ahora me toca en el medio y de alguna manera puedo trabajar con los dos mundos de manera equilibrada.  El primer desafío, conceptualmente, es el de tratar de hacer esa conexión de diferentes temáticas, pero es doble en el acero porque es hacerlo de manera regional, que ahí ya es un mundo más inexplorado aún. Obviamente actuar dentro de un país ya es desafiante de por sí, en un país latinoamericano mucho más, con pandemia más todavía y en un organismo latinoamericano es un desafío mayúsculo. Así que muy entusiasmado. Tenemos mucha agenda activa que Alacero viene trabajando con las cámaras locales desde hace muchos años, que es básicamente la defensa de la industria y la comunicación del sector siderúrgico, la cadena de valor que genera, el empleo. Esto comunicarlo permanentemente para que aquellos que hacen políticas públicas tengan dimensión del impacto que genera económica, ambiental y socialmente cada uno de nuestros socios. No hablo sólo de la industria siderúrgica, sino de toda la cadena valor como el sector automotriz, línea blanca, construcción, gran generador de valor, de empleo de calidad en nuestra región. 

En los últimos años, acelerado por la pandemia, también ocupan un espacio muy importante y preponderante en la agenda de Alacero los temas medioambientales y sociales. Antes las empresas actuaban con un mandato económico, prácticamente ese era el objetivo de una empresa y hoy parece comprobarse que no alcanza con generar sólo valor económico. Por supuesto que es una condición suficiente porque si no genera valor económico posiblemente salvo que sea una ONG no va a existir más, pero además ya es un mandato de nuestras sociedades, especialmente de las generaciones nuevas posiblemente, trabajar económicamente, socialmente y cuidar el planeta. Esa agenda, por ende, más en una industria tan importante y tan pesada como la nuestra, va a ser primordial para todas las acciones, comunicaciones y programas que hagamos.

Con tu experiencia en los dos ámbitos. ¿Cómo crees que deberían funcionar los estados con respecto a la industria?

La realidad es que los Estados tienen que, a mí manera de ver, trabajar en conjunto con el sector privado, por eso decía que estas asociaciones tienen un rol fundamental en tratar de conectar esos dos mundos. Esa comunicación es difícil pero imprescindible. Los Estados deben brindar las condiciones necesarias para que las empresas puedan generar valor económico, ambiental y social. Entonces, como ejemplos típicos de esas condiciones que continuamos trabajando y comunicando siempre en Latinoamérica, son reformas tributarias, que la carga impositiva de respiro, sea justa y necesaria para que el sector privado pueda operar de manera económica, social y ambientalmente viable. El Estado como facilitador y no una traba, eso creo que resume muy bien lo que el Estado debe hacer. Debe regular, generar las condiciones justas y favorables. Cuando digo justas es también no sólo dentro de su operación en un país. Tenemos que entender que hay regiones como Asia que no tienen las mismas condiciones que nuestros estados. Esto redobla la apuesta para que el estado comunicándose con el privado, pueda establecer las normas más justas para que esa competencia no sea desleal. Hay que competir, eso aplica para todo el mundo y en todas las industrias, pero tienen que competir todos de la misma forma. Para nivelar esa cancha es importante que el Estado escuche a las empresas, al sector de la siderúrgica, a la cadena metalmecánica y capte el valor de esta industria que genera directamente e indirectamente un 1.2 millones de empleos altamente remunerados y calificados en la región. Esto es un valor que no podemos soslayar y no podemos dejar de conversar las políticas necesarias para que eso se mantenga e incluso se incrementen. Por eso en la industria siderúrgica es necesario que el sector público y el privado trabajen en conjunto.

No todos los países tienen la misma incidencia del Estado sobre la actividad privada, por eso imagino que deben estar sobrevolando para buscar fórmulas que sirvan al conjunto…

Exactamente. Por eso tenemos a las Cámaras locales también. Alacero se vincula diariamente, prácticamente todos los países tienen representación y nosotros somos los que estamos eventualmente detectando cuáles son las problemáticas comunes para trabajarlas con los gobiernos. Después, hay una visión más país en donde los problemas de Brasil por ahí no son los mismos exactamente que los de Argentina o México. Entonces hay una agenda regional, por país y se establecen prioridades.

Hace unos meses se advertía sobre un cambio en China respecto la forma de producir acero y recomendaban a los gobiernos tomar medidas. ¿Se ha avanzado en esto?

Hay tres temas vinculados, que fui mencionando y que son como decía parte de la agenda principal. Primero es el fair trade, el comercio justo, que las condiciones que los Estados puedan facilitar sean prácticamente las mismas en cualquier lugar del mundo y que después el sector privado se ocupe de la parte productiva y de competir sanamente. Ahí vienen dos temas ligados. Uno es la sobrecapacidad que tiene la industria siderúrgica a nivel global. Este es un tema muy delicado que hay que seguir trabajando. Según estudios de la OCDE y World Steel, comprueban que donde hay una sobrecapacidad es en Asia. Esto es delicado por dos motivos. En primer lugar, porque mucha de esa sobreproducción termina siendo volcada a Latinoamérica o a otras regiones donde impactan negativamente por las condiciones asimétricas de competitividad entre Asia y Latinoamérica. Esas exportaciones de China terminan llegando a precios que no son competitivos, que no son de mercado y ese es el principal problema. Ahí viene ligado otro tema que es la agenda positiva y que justamente impacta en lo anterior, que es la agenda de descarbonización del Planeta. Está comprobado que la industria siderúrgica genera entre el 7% y el 9% del total de gases de efecto invernadero. Entonces tiene un rol y un desafío magnífico para los próximos años. 

¿Cómo se puede operar ese cambio? 

Invirtiendo en tecnologías nuevas, explorando algunas que todavía son de más largo plazo pero que ya existentes, cambiando procesos, básicamente utilizando más chatarra para la producción de acero que es mucho menos contaminante que la producción tradicional o mayoritariamente de alto horno que usa carbón. En el mundo se fabrican unos 1900 millones de toneladas, entre 900 mil y mil millones son fabricadas en China que, con el afán de poder empezar a bajar esas emisiones, ha dado algunos indicios de bajada de la producción de las usinas que fabrican el acero más contaminante, porque tienen tecnologías más viejas que generan más Co2. Si con el objetivo de descarbonización logran bajar parte de esa producción, se estaría empezando a solucionar el otro problema que es la sobrecapacidad y eventualmente también si fabricamos aceros más verdes, más sustentables, traerá beneficios para el medio ambiente. Después, el resto de la competitividad será dada puertas adentro por cada empresa que puede eventualmente ser más productiva por otros temas.

¿De qué manera los estados latinoamericanos deberían enfrentar esa altísima producción de China? 

Son las dos cosas. Si hablamos de cancha desnivelada, creo que Latinoamérica por su parte tiene que hacer su tarea de trabajar mucho sobre los costos, lo que se llama el famoso costo argentino, hablando de Argentina o ahora que vivo en Brasil escucho mucho el costo brasil y es lo mismo en los dos lados. Ahí tenemos un punto de trabajo común. De vuelta, son impuestos improductivos que no son progresivos sino todo lo contrario. Otro tema importante saliendo de los impuestos, que es lo más común, lo más grave y también difícil de solucionar, pero se puede con tiempo, es el alto costo logístico que tenemos. Sale muchísimo más caro trasladar una bobina, un planchón o una varilla de acero, en camión 1000 kilómetros en nuestra tierra que traer un barco de China con diez veces más de volumen. Debemos tener una agenda para bajar el costo latinoamericano para que parte de esa cancha se nivele de nuestro lado. Después, hay una parte quizás de trabajar una agenda más internacional en diferentes ámbitos como puede ser la OCDE, World Steel, Alacero mismo, para eventualmente intentar ponernos de acuerdo en la nivelación de la cancha. Por eso mencionaba esta importancia de trabajar las dos cosas en conjunto: el medio ambiente y la sobrecapacidad. Por ende, estás trabajando el costo asiático. Pero lo importante en Latinoamérica es trabajar sobre los costos de nuestros países. Otro tema fundamental es la infraestructura. En Latinoamérica la logística se encarece porque no tenemos rutas ni puertos adecuados, tampoco tenemos la discusión de la reforma laboral resuelta, amén de los impuestos que ya mencioné.

Son cuestiones que se viene hablando no sólo en particular con el acero, sino en toda la industria por lo menos en la última década y no se resuelven. ¿Este retraso en adaptar la legislación va marcando cada vez más diferencias con aquellos países que las tienen?

Coincido. Lamentablemente lo venimos hablando hace muchos años y muchas veces es frustrante ver que no se resuelva, pero no queda otro camino que seguir haciéndolo. Acero vas a necesitar siempre, nuestra industria genera empleo de calidad. La discusión no es si hay que tener acero o no, es acero de qué tipo, cómo hacemos para que sea competitivo y que Asia no sea una amenaza. Hablando más si se quiere de globalización, de geopolítica, y esto también tiene que ver con el Covid y con todos los aprendizajes que podemos ir sacando de a poquito, es que el mundo es uno solo y no sólo en términos ambientales, sino comerciales. Entonces, el comercio justo no significa cerrarse, sino justamente abrirse de manera inteligente, ayudar a las industrias que necesitan más apoyo, bajar los impuestos para que puedan producir más, generar más empleo, eso va a ser un círculo virtuoso. No es simple hacerlo, lo venimos hablando hace tantos años… Pero si no está resuelto, hay que seguir dialogando y quizás haya que cambiar nuestra forma de comunicarlo. Si no nos estamos entendiendo en esto de la comunicación público-privado, debemos seguir buscando canales de conversación que sean diferentes, pero no dejemos de hablar porque es fundamental seguir haciéndolo porque de otro modo el problema se va agravar, lejos de solucionarse.

¿Quedarse estancado hoy es atrasarse en una dinámica tecnológica cada vez más acelerada que también llega a las industrias?

Otro eje de trabajo que tenemos es la tecnología y la innovación, no como eslogan sino como realidad. Efectivamente “si te estancás, te atrasás”, porque el país que elige innovar y aplicar tecnologías a sus procesos, te saca cinco años de ventaja. Creo que Latinoamérica, lamentablemente, cada vez se queda más atrasada en algunas cuestiones. Obviamente que hay países e industrias que lo han sabido hacer y nos sirven de ejemplo para entender que ese es el camino. Pero definitivamente hay que seguir trabajando con la tradicional conversación de la reforma laboral, la reforma impositiva. Ahora la tecnología nos ayuda, pero también nos pone mucha más presión porque nos acelera todos los procesos para bien o para mal.

Trabajaste en el sector privado y el público, donde la parsimonia para tomar decisiones termina perjudicando a un montón de trabajadores o posibles nuevos trabajadores. ¿Cómo ves en Argentina la posibilidad de que crezca el empleo en la industria siderúrgica?

Es una industria esencial. En nuestro país el 50% del acero aproximadamente se usa para la construcción y el otro 50% para diferentes industrias, desde la automotriz, línea blanca o maquinaría agrícola, entre otros.   En la construcción se busca que el acero reemplace a otros materiales, sacando las grandes obras como puentes, caminos, que eso es una agenda mucho más de desarrollo que por supuesto es ultra importante. Después tenés la construcción más civil y comercial, donde la construcción tradicional de cemento y ladrillo todavía tiene entre el 90% y el 95% de la construcción, pero hay países como Reino Unido donde el 50% de la construcción de edificios comerciales y residenciales son en aceros. Entonces en Latinoamérica hay muchísimo espacio para crecer en términos de volumen y aplicación de acero en reemplazo a otros materiales, además es mucho más barato y más rápido. Hoy la tecnología y el método constructivo está mucho más desarrollado, antes por ahí había dudas sobre construir en acero. En cuanto a la industria, el desarrollo es mucho más tecnológico y de aplicar aceros de mucha más alta calidad, más versátiles y livianos, para aplicaciones por ejemplo en la industria automotriz, que está en plena transformación también por todo este tema de movilidad y autos eléctricos. Lo mismo ocurre con la maquinaria agrícola. Cada vez máquinas más livianas y más productivas, con acero más liviano y más ágil, más dúctil. O la industria alimenticia que cada vez requiere envases de mayor versatilidad, menor peso y mucho más limpios. Todo esto redunda en mayor empleo. Si las condiciones están dadas, si los Estados acompañan y facilitan ese desarrollo, la siderurgia no tienen mucho más que hacer que invertir, desarrollar y aplicar tecnología.

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