En un momento clave para el desarrollo energético del país, el gobierno aprobó en abril un ambicioso Plan de Inversiones que marca un antes y un después en la infraestructura de transporte y distribución de energía. Con un compromiso anual superior a los 1.200 millones de dólares entre 2025 y 2030, las empresas licenciatarias deberán ejecutar obras y mejoras bajo la estricta supervisión del ENARGAS.
Estas inversiones representan un esfuerzo histórico destinado a modernizar un sector fundamental para la industria nacional, elevando los estándares de calidad, eficiencia y sustentabilidad. En particular, se establecen objetivos concretos para reducir el Gas No Contabilizado, que hoy presenta niveles críticos, con la meta de no superar el 2,5% para 2030.
Además, estas cifras se complementan con proyectos estratégicos como la reversión del Gasoducto NOA, la ampliación del Gasoducto Perito Moreno y la construcción de nuevas conexiones para la exportación de GNL, consolidando una agenda integral que apunta a garantizar la seguridad energética y potenciar la inserción del país en los mercados internacionales.
En este contexto, Juan Bosch, CEO de SAESA, destacó en Ser Industria Radio que “esta revisión quinquenal de tarifas, hace casi 20 años que no se hacía. Por lo tanto, es un gran avance en ordenar la cuestión de gas y que tengamos reglas de juego claras, previsibles, conocidas por todos que permitan pagar una tarifa razonable y que dentro de esa tarifa estén todas las mejoras, las ampliaciones y la mayor eficiencia en el servicio de gas para todo el país”.
Bosch subraya la importancia estratégica del gas natural para Argentina, recordando que “tenemos la bendición de contar con ese recurso en abundancia y por ende, una energía muy competitiva. Pero nos habíamos desviado un poco del camino y estábamos como muy retrasados en materia de inversiones y desarrollo.” Actualmente, “cerca del 38% de los argentinos no cuentan con gas natural y esto tiene que ir revirtiéndose”, agregó.
El gas como fuente de dólares e inserción internacional
Más allá de la mejora en el servicio para los hogares y las industrias locales, el plan abre nuevas oportunidades para el país en términos de exportación. “Tenemos que acceder con gas abundante y competitivo, no solo para la industria argentina y para los servicios y para los residenciales, sino también para la generación y la exportación. El gas va a ser una fuente de ingreso de dólares muy importante, ya lo está siendo.”
El impacto en la industria nacional, especialmente en sectores vinculados a la siderurgia y la metalmecánica, también se perfila como significativo. “Muchas industrias ya están trabajando en producir bienes y servicios para las empresas de gas, tanto en producción como en transporte y distribución. Todas estas inversiones son oportunidades para la siderurgia, metalmecánica, las empresas de energía, los que hacen tableros, para proveerles soluciones a las empresas de gas natural y se está viendo en muchas ciudades del país esto”, señaló.
Respecto a la puesta en marcha de estas inversiones, Bosch asegura que “se están empezando a ejecutar desde hace un tiempo. El año pasado se hizo una revisión tarifaria provisoria que incluía un plan de inversiones de menor escala porque era solamente para un año y esas inversiones ya se están haciendo”.
Detalla además que empresas metalmecánicas del interior del país están redirigiendo sus actividades hacia el sector gasífero. “Me decían varias de ellas que casi el 40 o 50% de lo que hacen ya se orientan a este sector cuando hace 5 o 6 años el cliente era únicamente la agroindustria.”
Sobre el concepto de “energía competitiva”, Bosch apunta a algo más que un precio bajo. “La primera respuesta es la energía menos competitiva, la que no tenemos. Muchas veces hemos tenido que cortarle el gas a la generación térmica y a la industria porque no había suficiente gas o porque, para importarlo, no daban abasto los barcos ni la importación de Bolivia o vía Chile”. Aclara, que al hablar de competitividad, se refiere a “energía segura, disponible y a precios que efectivamente sean económicos. Pero no a un nivel absurdo que no respete la realidad de las cosas, sino que sean competitivos para asegurar, disponer de ese gas y de esa energía”.
Bosch también señala que el mercado del gas natural en Argentina todavía está muy intervenido, con desafíos regulatorios regionales por resolver. “Hay, inclusive, algunas vallas regulatorias que hay que ir superando. En zonas como Santa Fe, Córdoba, cordones industriales muy importantes, aún hoy la burocracia lleva a comprar una buena parte del gas en Cuenca Norte. Y el gas no viene de Cuenca Norte, sino de Cuenca Neuquina”.
La solución de estos cuellos de botella burocráticos es clave para mejorar la competitividad: “Los usuarios de estas provincias de Centro y NOA podrían tener un gas mucho más competitivo, resolviendo estos cuellos burocráticos que poco a poco se van resolviendo. El Enargas está trabajando en esto”.
“Hacer un Fórmula 1 toma años, romperlo lleva segundos”
Sobre la pregunta inevitable acerca de si podría repetirse un escenario de cortes o racionamiento de gas como en años anteriores, Bosch responde con realismo y contundencia. “Una persona que me enseñó muchísimo de energía, el ingeniero Carlos Bastos, me decía hace muchos años que hacer un coche de Fórmula 1 toma muchísima inversión, tecnología, estudios, pero romperlo toma un pequeño vasito de arena en el motor”.
“No podemos caer en el populismo energético si queremos contar con energía abundante y competitiva”, advierte el especialista. “La forma de perder energía abundante y competitiva es tomar atajos absurdos, que crean que el gas a uno se lo tienen que regalar. Eso no existe. El gas tiene que ser competitivo, pero tiene un costo y necesita una escala para poder realmente ser una fuente de valor agregado y de riqueza para el país. Si se evitan estos errores, Argentina no solo se puede olvidar del desabastecimiento de gas y energía, sino que va a ser el actor regional más importante y con impacto global”.
Consultado sobre la desregulación del mercado eléctrico mayorista y su relación con las políticas actuales del gas, Bosch explica que “hay unos grados de desregulación que hay que ir haciendo”. Aunque reconoce avances, aclara que “todavía la industria del gas no está funcionando como un mercado”. Indicó que solo un tercio de la demanda puede elegir a quién comprar gas, mientras que “dos tercios no pueden elegir”. Por ello, “tenemos que ir gradualmente hacia un mercado libre, abierto y competitivo. Lo pidió el Congreso de la Nación en la Ley de Bases y Condiciones para Libertad de los Argentinos”.
Remarca que el objetivo es que, “al igual que uno elige en cada hogar a quién le compra Internet, pueda elegir, como en otros países del mundo ocurre, a quién le compra el gas y la electricidad”. Añade que el desafío es más político y regulatorio que técnico. “No hay ningún escollo técnico para hacerlo. Es simplemente ir quitando regulaciones y burocracias que nos permitan llegar a ese nivel de mercado”, expresó.
Subsidios, tarifas y un esquema más equitativo
Bosch recuerda que hace décadas “una panadería, un hotel, cualquier comercio de escala mediana, incluso barrios pequeños, podían elegir a quién comprarle energía eléctrica y gas”. El cierre del mercado fue producto de “atajos populistas” y ahora “estamos volviendo hacia allí, solo que durante 25 años no hemos escuchado hablar de estas cosas”.
Asimismo, detalla la situación de las tarifas, que “se fijan con participación del Estado, pero hay diferencias notables entre gas y electricidad”. Explicó que en gas natural, la regulación es nacional y uniforme, pero en electricidad “cada provincia puede tener distintas tarifas, por eso hay grandes diferencias geográficas”. Sobre el subsidio, señala que “los usuarios residenciales no pagan el 100% del costo, hoy estamos superando el 70% y hay una decisión de avanzar gradualmente a lo largo del tiempo, no menos de 30 meses.”.
En cuanto a la industria nacional, Bosch destaca que “las obras de infraestructura van a permitir el desarrollo de PyMEs proveedoras o con soluciones para estas obras”. En ese sentido, anticipa que “todo ese derrame de inversiones en infraestructura, transporte y distribución de gas y electricidad, va a potenciar muchísimos sectores”.
“Todavía tenemos un sistema eléctrico y gasífero que no es razonable de cara a los recursos con que contamos. Pero con un marco adecuado y libre competencia, con un Estado que haga lo que le toca y deje a los privados invertir y desarrollar, vamos a lograr un sistema energético muy robusto que aportará energía excedente a la región y a nivel de GNL, también a países de Europa y Asia”, concluyó.