Con Vaca Muerta como eje, la industria de los hidrocarburos vuelve a ocupar un lugar protagónico en la economía argentina. En torno a ese desarrollo, directa o indirectamente, son cientos las empresas que aspiran a participar. Sin embargo, el escenario es desafiante. Bajo el gobierno de Javier Milei, se suman medidas de desregulación y apertura de importaciones.
En ese contexto, los empresarios argentinos del sector reclaman reglas claras y previsibilidad para competir con la oferta externa. “No estamos en contra de las importaciones. Lo que sí queremos es que existan reglas de juego similares”, sostuvo Simón Blengino, gerente general de la Cámara Argentina de Proveedores de la Industria Petro-Energética (CAPIPE).
El directivo valoró programas como la eliminación del Certificado de Bienes de Capital Usado (CIBU) y el Régimen de Incentivos para Grandes Inversiones (RIGI), pero advirtió que “todavía queda mucho por discutir” para equilibrar condiciones. “El industrial argentino está invirtiendo en mano de obra, en bienes que en algunos casos son importados y otros que se desarrollan localmente”, afirmó.
Aunque la actividad hidrocarburífera está en crecimiento y genera expectativas, Blengino utilizó una metáfora para ilustrar el momento actual al señalar que “la película es muy buena, pero la foto no es tan prometedora”. Explicó que hay grandes proyectos en marcha, pero que aún falta para que los proveedores vuelvan a operar en los niveles históricos. “Las proyecciones para que la industria pueda crecer con firmeza a partir de 2025”, indicó.
El rol de YPF
Entre los actores clave para el desarrollo de los proveedores nacionales, destacó a YPF. “El gran desarrollo de Vaca Muerta y el oleoducto Vaca Muerta Oil Sur (VMOS), que estaría operativo en 2026, marcarán un antes y un después para las PyMEs”, señaló.
Valoró que YPF comunique sus proyecciones de demanda. “No puede hacerlo con exactitud porque el proyecto VMOS está ejecutado en un 10%, pero es muy interesante para la industria energética”, dijo.
En esa línea, se manifestó a favor del acuerdo entre la provincia de Río Negro y VMOS para priorizar mano de obra local y proveedores regionales. “No nos parece mal que haya un compromiso con el desarrollo regional, porque estos grandes proyectos tienen alto impacto. Pero, cuando funcionen a gran escala, van a necesitar empresas de Río Negro, Neuquén, Buenos Aires y del extranjero. Ni hablar del proyecto de GNL, aunque eso aún está más a nivel conceptual que práctico”, explicó.
Dijo además que, para las grandes operadoras, la posibilidad de importar equipos usados dinamiza la toma de decisiones. Sin embargo, criticó que tras la eliminación del CIBU solo se exija una declaración jurada del importador. “Ese certificado velaba por la seguridad del bien usado. Hoy, con una simple declaración jurada, se pueden importar equipos. No queremos bloquear las importaciones, pero sí velar por la seguridad de nuestra industria”, subrayó.
Agregó que los proveedores locales deben cumplir exigentes normativas como la API, “que es muy costosa y compleja de conseguir”, mientras que los bienes importados usados ingresan sin esos requisitos.
Blengino coincidió con los especialista que estiman que el 80% de las importaciones argentinas corresponden a insumos industriales. Remarcó que “varios sectores y subsectores somos caros. Tenemos altos costos laborales y desafíos en investigación y desarrollo. Vamos a tener que buscar dónde agregar valor para competir con las importaciones”.
Optimismo
Al mismo tiempo, advirtió que cuando entren en operación todos los proyectos de Vaca Muerta y el GNL, “no va a alcanzar con la industria argentina para satisfacer la demanda. Pero hoy estas medidas que alientan las importaciones nos afectan de lleno”.
La reciente exportación de gas a Brasil vía Bolivia también fue celebrada por CAPIPE. Blengino consideró el aumento de la actividad implica mayores oportunidades para sus asociados. “Para 2030, la mitad de los dólares que ingresen al país vendrán del sector petroenergético”, puntualizó.
Señaló que, actualmente, muchas empresas están sobrestockeadas y por eso la demanda aún no refleja el ritmo de los desarrollos. “Una vez que ese stock empiece a usarse, se verá un mejor impacto. En CAPIPE recibimos inversores interesados en asociarse con empresas argentinas. Ven que el desarrollo energético es explosivo, pero esto recién empieza”, advirtió.
También observó que hay empresas de otros sectores que buscan insertarse en la industria hidrocarburífera, desde servicios financieros hasta la construcción de campamentos y soluciones tecnológicas. Y reveló una tendencia incipiente: “muchas empresas del sector petrolero están mirando al minero y viceversa”.
Finalmente, subrayó que uno de los desafíos es encontrar soluciones conjuntas entre las PyMEs y las grandes operadoras en proyectos de gran escala. “Desde la Cámara estamos organizando reuniones en campo para detectar desafíos y generar sinergias. Pero muchas veces, encontrar el espacio para ese trabajo conjunto, no es sencillo”, concluyó.