“Pasé por muchos problemas pero con la verdad siempre se sale adelante”

María Trinidad Macchi, repasó su trayectoria y dejó enseñanzas para los nuevos empresarios.

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14 agosto, 2025

Responsabilidad, vocación, perseverancia, templanza, resiliencia, son conceptos que definen la vida de María Trinidad Macchí, Gerente General del Laboratorio IQP (Industria Química Platense). Hace más de 50 años, junto a su marido, el ingeniero químico Carlos Javier Rivero, crearon la empresa que provee insumos médicos no sólo a la Región Capital bonaerense, sino prácticamente a todo el país

“En 1966 teníamos el laboratorio Coliseo y trabajábamos con productos de limpieza. Pero después nos orientamos a la venta de gasas en piezas, hierbas medicinales, agua oxigenada, agua de alibour, bicarbonato y otros productos fraccionados. Así nació IQP”, recordó Trinidad, en Ser Industria Radio.

El buen humor y la buena predisposición, caracterizan a la empresaria de 82 años que, debido al fallecimiento de su esposo, desde 1994 conduce la compañía,. Conocedora de todos los secretos de la actividad, puntualiza que el laboratorio se especializa en el fraccionamiento de gasa médica, uno de los consumibles más esenciales en la atención médica, utilizado a nivel mundial en procedimientos menores y mayores.  

La compañía radicada en Ensenada, cuenta actualmente con 15 empleados, en su mayoría mujeres y cumple un rol muy importante dado que la gasa está presente en teatros quirúrgicos, kits hogareños, hospitales, clínicas y salas de primeros auxilios.  

¿Cómo fueron los inicios de IQP?

En 1966, con mi marido, teníamos el laboratorio Coliseo que trabajaba productos de limpieza. Luego, pasamos a vender gasa en piezas y comenzamos a escribir la historia de IQP. En esa época podíamos entregar a los hospitales y clínicas. Siempre con mucha dedicación fuimos creciendo y tres años después sumamos la venta de hierbas medicinales, agua oxigenada, agua de alibour, bicarbonato, y otros productos fraccionados. Luego llegó el momento de llevar la gasa a las farmacias, suelta dentro de los tarritos. Posteriormente nos instalamos en Ensenada. Hicimos todo desde cero, incluso el edificio y comenzamos a funcionar allí a partir de 1978, respetando los reglamentos del ministerio de Salud de la provincia de Buenos Aires. A partir de 1994 comenzaron los controles con la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) y  lamentablemente, ese año falleció mi marido en un accidente. 

¿Los hijos se sumaron a la empresa?

Tuvimos tres hijos, que son profesionales, pero no estaban en la empresa. Al quedar viuda, la menor, Diana, que es ingeniera en sistemas, colaboró muchísimo conmigo, pero después se dedicó a su carrera. Con la ayuda de Diego, mi hijo, también ingeniero en sistemas, que lamentablemente falleció el año pasado, pudimos adaptarnos a las normativas de la ANMAT. Laura, mi otra hija, es bióloga marina. Cada uno se dedicó a su profesión. 

Desde 1994, Trinidad está al frente de IQP.

¿Cómo fue el momento de hacerte cargo de la empresa? 

Cuando falleció mi marido, yo tenía 51 años y no sabía hacer otra cosa más que trabajar. Siempre fui secretaria administrativa y llevaba todo muy bien. Así que me largué y de ahí en adelante, hace ya 31 años, estoy dirigiendo la empresa. Si bien soy la dueña, tenemos una farmacéutica que es nuestra directora técnica. 

¿Qué producen?

Nosotros no somos fabricantes. Compramos la gasa en rollos, la fraccionamos y la vendemos en sobres estériles. Tenemos esterilizadores de óxido de etileno para los envases de plástico y de vapor para el algodón. Entre los productos tenemos algodón, gasa, apósitos postparto, apósitos quirúrgicos y todo se envasa en papel grado médico. La  ANMAT, periódicamente hace controles, inspecciones y a su vez tenemos que presentar las certificaciones en el PDF. Viene gente capacitada para hacer las mediciones y verificaciones de los equipos. No es fácil tener una empresa de esta índole. Las esterilizadoras son manejadas por profesionales. 

¿Fue difícil iniciar esa nueva etapa? 

Sí, pero tuve mucha ayuda de mis proveedores y clientes. Siempre les agradezco porque me conocían por teléfono, pero no personalmente. Pasé por muchos problemas, por las crisis del país naturalmente, pero yendo con la verdad siempre se sale adelante. En un momento, quebraron clientes grandes y me dejaron con cheques impagos. Tuve que presentarme a empresas multinacionales a las cuales había entregado esos valores. Algunos me creían, otros no. Hablé con los industriales de empresas grandes, pidiéndoles  que mantuvieran la entrega del producto, porque les iba a pagar y con esfuerzo, cumplí con todos

¿La gasa se produce en Argentina? 

La gasa tubular es un invento argentino. La gasa normal es rectilínea, de la India, donde existe el mejor hilado del mundo. Nosotros trabajamos con un hilado 31 y allá tiene 42,1. Es muy fino y muy blanco. En sus inicios era siempre rectilínea y después se siguió con la gasa tubular.  

¿Cómo se hace el blanqueado?

Es un proceso especial y se hace con una tecnología traída del exterior. Requiere mucho cuidado por los productos que intervienen. Aparte tiene que ser hidrófila. Demanda muchos enjuagues y mucho trabajo. No todos lo hacen y nuestra directora técnica es muy exigente. Cuando nos entregan gasa, hace una prueba al instante y si no cumple con las condiciones que corresponden, no la recibe.

Los productos del laboratorio llegan prácticamente a todo el país.

¿Comercializan en todo el país?

Sí. Entre nuestros clientes están Farmacity, COFARMEN, de Mendoza, SuFarma, que son cooperativas grandes y Sumed, que es muy importante. Nuestros productos van a las farmacias a través de los distribuidores. No vendemos al comercio, salvo que las farmacias hayan formado una droguería o cadenas comerciales. 

¿Pensaron vender a otros países? 

En este momento, porque adquirimos más máquinas, podríamos exportar, pero a esta altura, estoy cansada y muchas veces pienso en vender la empresa. Soy consciente que da para mucho más, pero demanda ocupar gente, arriesgar, dedicarse a esas gestiones y es un camino que requiere mucho compromiso. 

¿Cómo te relacionás con otros empresarios?

Muy bien, pertenezco a ACED (Asociación Civil Empresaria de las Diagonales). Soy fundadora junto a todas las jóvenes que la integran y estoy con ellas permanentemente, me dan ánimo para todo

En 50 años Argentina vivió muchas crisis. ¿Cuál fue la peor? 

La hiperinflación. Por suerte estaba mi marido. En ese momento tuvimos que comprar otra línea telefónica para que, al mismo tiempo que los clientes nos hacían los pedidos, pudiéramos llamar al proveedor para saber si nos entregaban los productos. Era  constante estar con el teléfono en la mano.

Hay emprendedores jóvenes que viven su primera crisis. ¿Qué les aconsejarías? 

Que sepan que todo pasa, hay que tener calma y constancia. La vida es una rueda en la cual, más que nada, tenemos que ser perseverantes. Por suerte tuve una buena familia y una madre divina que siempre nos dijo que a pesar de los malos momentos, teníamos que seguir, que nada es fracaso. Eso me empujó para continuar. 

Es un concepto importante, porque cada 100 empresas que se crean, 90 cierran… 

Creo que, en su momento, fue la idea que me animó a hablar con las multinacionales. No lo había hecho nunca y de pronto, al quedar al frente de IQP, me tocó entrar en grandes salones con un escritorio en el fondo y escuchar que me pregunten “¿está segura que va a poder pagar?” y responder con firmeza “sí”. En un encuentro, un empresario me presentó a un industrial y le dijo “siempre se habla de cumplir la palabra de hombre, pero yo puedo decir que la señora tiene palabra de mujer.” 

Se dice que en los negocios, las mujeres son más cumplidoras que los hombres… 

Puede ser. Me tocó pasar momentos tremendos, atender a abogados que me decían “señora, usted no puede continuar” o que debía presentar la quiebra. Y aunque muchos  me decían que no iba a poder, gracias a la ayuda de mis proveedores y mis clientes que me siguieron comprando, continué. 

¿Vale la pena emprender en estos tiempos? 

Sí. Los jóvenes deben entender que tienen que poner mucho esfuerzo, perseverancia,  constancia y tener controles con respeto. Todos somos buenos  pero “el ojo del amo engorda el ganado”. Hay que controlar, estar encima de la empresa. No es fácil, pero tampoco imposible. Si uno lo tiene claro, no digo que todo lo que emprenda va a salir, pero hay que insistir.  Ahora hay tanta tecnología, también muchas trampas porque llaman al teléfono o mandan mensajes y no se sabe si la persona que está del otro lado de la línea es quien dice ser. Hay mucho fraude. Al joven con deseos de progresar, que no tiene experiencia y es tal vez un poco inocente, le cuesta más. Creo que antes había más honestidad.

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