“No me sentí cómodo porque no es mi juego el de las chicanas. Me cuesta aceptar esta pelea permanente entre los dos extremos de la grieta sin asumir ninguno de los problemas que existen y sin aceptar que hay que cambiar el rumbo. Sentí que estaba metido en un juego que no conducía a lo que uno puede esperar que sea un cambio en la Argentina”, indicó el ex ministro de Economía.
Lavagna compartió con los medios algunas de las sensaciones que le dejó el primer encuentro entre los aspirantes a la presidencia: “Me quedó la sensación de que la grieta, de la cual hemos hablado el último año, sigue instalada. Los fracasos de unos y otros, que siguen sin asumirse, lleva a la no corrección de errores de un país que lleva ocho años de estancamiento”.
“Uno tiene que hacer el esfuerzo posible de ofrecerle a la ciudadanía una alternativa distinta que vaya a formar un gobierno de unión nacional”, continuó.
Lavagna se mostró sorprendido por “haber sido el único candidato que planteó el tema del hambre como una cuestión central al hablar de derechos humanos”. “El derecho humano actual que está siendo violado tiene que ver con la desnutrición y el hambre. Hubo temas importantes que se tocaron pero que tienen que ver con cuestiones de hace cuarenta años. El hambre es primordial y se discutió hace semanas, cuando se aprobó la emergencia alimentaria que propusimos, pero ayer no pareció tener el espacio que se merecía”.
De cara al debate en la Facultad de Derecho de la UBA, Lavagna dijo que espera “poder adaptarme de una mejor manera al formato”, valorando el hecho de “haber sumado la experiencia del debate de ayer”. Sin embargo, concluyó: “Cualquier debate deja cosas positivas y agrega transparencia al proceso electoral. Que el formato no es el mejor, es así. Éramos seis ayer y los tiempos fueron breves. Seguramente se puedan encontrar formas que permitan un análisis más en profundidad de las cosas”.