Cuando Roberto Argueta dejó El Salvador para estudiar Ingeniería Aeronáutica en la Universidad Nacional de La Plata, no imaginaba que años más tarde lideraría un emprendimiento con 38 impresoras 3D y proyección internacional. Su camino como técnico aeronáutico lo llevó al aeromodelismo y de ahí, a la impresión 3D. Lo que empezó como un hobby se transformó en Anato Huesos, una empresa que fabrica réplicas exactas de piezas óseas y órganos humanos para uso didáctico, especialmente en carreras vinculadas a la salud.

Junto a su pareja y socia Vanesa Rocha, estudiante de Medicina, crearon un modelo educativo disruptivo que ya fue adoptado por la Facultad de Odontología de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), con piezas diseñadas especialmente para la cátedra de Anatomía y proyectan expandirse a otras universidades del país.

Mientras planifican el desembarco en Brasil y Paraguay, Anato Huesos gana terreno como proveedor nacional e internacional. “Empezamos con dos máquinas, hoy tenemos 38”, dijo Argueta en Ser Industria Radio. El salvadoreño complementa su rol como CEO, técnico, logístico y diseñador con estudios en Emprendimientos e Innovación para fortalecer la estructura del negocio.

Además, busca lanzar un kit educativo para armar impresoras 3D desde cero y promover el aprendizaje técnico detrás de estas herramientas. “No todo es apretar un botón”, indicó y remarcó que eso “le quita toda la curva de aprendizaje acerca de cómo realmente funciona la impresión 3D”.

Con jornadas que arrancan temprano y terminan muy tarde, Argueta asume el emprendimiento como una forma de vida. “Desde chico supe que no quería trabajar para nadie. Ser emprendedor es difícil, pero es un precio que se debe pagar”, aseguró.

¿Cuál es la actualidad de Anato Huesos?

Este año viene bien. Ya es el material oficial de la Facultad de Odontología de UNLP para la cátedra de Anatomía. Hablamos con el jefe de cátedra y comenzamos a desarrollar unos modelos especiales, pensados con una didáctica revolucionaria de biomodelos anatómicos. El titular de cátedra, Diego Merlo, tenía ideas y las hicimos realidad, ahora se está probando. Después que empezamos a trabajar con Odontología, tuvimos contacto con una de las cátedras de Anatomía de la Facultad de Medicina, así que también estamos fabricando para ellos. A nivel internacional seguimos con el punto en Bolivia, viendo el tema de la logística para abrir otros puntos en Brasil y se sumó la posibilidad de abrir en Paraguay. Así que también vamos a enviar para allá.

¿Con cuántas impresoras 3D comenzaste?

Cuando inició Anato Huesos eran dos. Ahora tenemos 38. En las últimas semanas se nos sumaron cuatro de última generación. Son de alta velocidad y cada una rinden como cuatro o cinco máquinas de las comunes.

¿Además del logístico qué otros problemas tienen para exportar a Brasil?

Más que todo, el tema es si necesitamos algún permiso de exportación o algo por el estilo y cómo enviarlo. Correo Argentino, lastimosamente, tarda demasiado. También están la cuestión aduanera y sus tiempos. Cuando lo reciben allá es más complicado, aquí no tanto. Pero para que ellos lo puedan recibir allá sí son tres semanas, un mes, más el tiempo que la Aduana brasileña lo pueda ralentizar, más los impuestos que pagan de importación. Con Paraguay es mucho más fácil.

¿Los últimos cambios y aumentos de tarifas eléctricas, afectaron la producción?

Si bien subió el costo de energía, nuestro producto se ha valorizado en dólares. Hace un par de años, la economía estaba en un punto en que también la gente, en dólares, estaba ganando muy poco. Un cráneo, que estábamos vendiendo a 20 dólares, hoy cuesta 50 y tiene salida, bajaron precios de materia prima y máquinas. Que hayan abierto las importaciones nos ha servido un montón, porque estas máquinas de última generación 2.500 dólares, mientras que en el resto del mundo costaban 300. Ahora, salen 600 o 700 dólares. Eso da una oportunidad más cercana para competir.

¿Ganaron eficiencia?

La baja de precios de la materia prima y las máquinas, nos ayuda a crecer en capacidad productiva. Si bien todo se encareció en dólares de manera absoluta, también nuestro producto tomó valor y con las ventas al exterior, se pudo compensar. Además, antes era más caro el envío que el producto y al exportar nos decían que el precio no era posible, que led vendíamos a menor valor de lo que cuesta un rollo de filamento allá. Ahora la gente lo mira con una seriedad diferente. Porque si vos empezás a hacer proyecciones de ventas por algo que vale 20 dólares para poder mostrar un volumen y ser tomado en serio para un fondo de capital, una inversión extranjera, no es lo mismo que tratar de decirle a la persona que vende 10.000 dólares en productos de 20 que en productos de 50. Para Anato Hueso las condiciones han mejorado. No para Ares, que era el emprendimiento de la fabricación de impresoras 3D, porque, como bajó el precio de las máquinas, competir se vuelve muy difícil. Hay que dar una vuelta de rosca para continuar con el proyecto.

¿El proyecto era fabricar impresoras 3D para las personas que se querían iniciar en esa actividad?

La visión del año pasado, en realidad, era tratar de competir contra estas de última generación que salían 2.500 dólares. La idea era poder venderlas en 500 dólares, pero ahora que ya están en ese precio, no me van a comprar a mí. Ahora sí, la idea es llevarlo hacia el lado educativo, retornar al proyecto inicial, que era hacer kits que vinieran con el curso para que vos te armaras tu propia impresora 3D y que con eso tuvieras un primer equipo. Le bajamos la capacidad a la máquina para achicar precios y poder ofrecer ese kit de manera educativa y no productiva.

¿El kit incluiría todos los insumos para fabricar la impresora?

Claro. Sería como un rompecabezas que traiga toda la electrónica, los motores, las cuestiones mecánicas, la estructura, desarmado en una caja y a través de una plataforma estarían las clases para aprender a armarlo. Estamos produciendo todo el tema del curso pregrabado. La idea es dar una clase en vivo en un lugar de La Plata, para hacer una primera prueba, a ver si hay gente que lo quiera comprar y es una validación. Si funciona bien, quisiera presentar las impresoras en una convención de impresión 3D que se va a hacer por primera vez en Latinoamérica, en Chile y que lleva varios años haciéndose en España.

¿Cómo te sentis como emprendedor con el paso del tiempo?

Uno se va acostumbrando al ritmo. Se empieza a volver un poco más normal que nos llamen para hablar acerca del proyecto, que se está dando a conocer bien. Con la producción siempre hay algo extra que hacer. De hecho, por eso empecé la diplomatura de Emprendimientos e Innovación en la Facultad de Ciencias Económicas, que me está ayudando a tener esas herramientas teóricas para crecer sin atropellarme.

¿Se sufre mucho emprendiendo?

Sí, pero desde que tengo siete años, siempre dije que nunca iba a ser empleado de nadie. Casi que lo vengo cumpliendo, porque trabajé para mi papá unos cuantos años. Pero siempre pensé en ser emprendedor, con las diferentes cosas que se me fueron ocurriendo en la cabeza. Es algo que venía programado. Sé que no es fácil, pero creo que tampoco es fácil ser empleado, sentarme a seguir órdenes, hacer una cosa determinada y estar un poco más limitado en cuanto a la creatividad, teniendo que acotarse a lo de otros. Creo que es un precio que hay que pagar.

Emprender es creativo pero requiere atender aspectos administrativos. ¿Cómo te llevas con eso?

Hay varias formas. Lo primero es organizarte vos con el tiempo. En mi caso, en el que se ha estado creciendo bastante en producción y todavía hay que acoplarse a las nuevas máquinas, existen muchas consultoras que te llevan lo contable y lo legal. Incluso algunos agregan marketing, manejo de redes sociales, hacen la página web… Resuelven cosas para las que uno no está capacitado.

¿Cómo es un día tuyo?

Me levanto entre las 8 y las 9, desayuno, me voy para el taller lo antes posible. La tienda la abrimos a las 11, pero siempre llego un rato antes para poder sacar las piezas de la noche anterior. Estoy en el taller mínimamente desde las 11 de la mañana hasta las 15:30 o 15:45. Ahí me voy a cursar la diplomatura en Económicas, que la tengo ahí, a una cuadra. Termino a las 19hs y regreso al taller. Las piezas que ya estan listas se sacan, se pone todo a trabajar de nuevo y entre todo eso se me hacen las 9 de la noche. Y a esa hora, me regreso a casa.

¿El acuerdo con Odontología sirve para acercarse a otras facultades y universidades?

Sí, pero tenemos ganas de presentar este método de enseñanza en el Congreso Argentino de Anatomía en septiembre. Anato Huesos creo que va a ir con dos facultades y dos o tres proyectos, a ese Congreso. Ahí nos van a conocer al resto de las facultades del país. Desde que publicamos en nuestras redes que estábamos oficialmente con Odontología, nos han contactado de universidades de Rosario, Córdoba, La Rioja. Con una de La Rioja ya veníamos trabajando, pero no era oficial, sino que ellos tenían algunas piezas y los chicos nos buscaban después para conseguirlas. En Odontología hubo una apertura muy grande. Incluso, dentro de la tienda de insumos de la facultad, venden nuestras piezas a un precio preferencial para ayudar a los alumnos.

¿Estás abocado 100% a la producción?

El emprendedor es todólogo. Soy el CEO que sale a pitchar en los programas de emprendedores, voy a hackatones a Buenos Aires, salgo a vender, me reúno con las facultades… soy la cara pública de la empresa, pero también me encargo de que toda la producción. Tengo que darle mantenimiento a las máquinas, ponerlas a funcionar. Otras personas se encargan del ensamblaje de las piezas, pero también, si es necesario, cargo los paquetes, voy al correo. me ocupo de hacer logística, la adquisición de materia prima y máquinas…. Vanesa se encarga de todo el tema comercial, publicidad, marketing, redes sociales, con unas chicas que ella dirige.

¿Cuándo se crea una empresa es muy difícil delegar?

Creo que es la parte más difícil para un emprendedor, porque uno empieza a hacer algo y siente que su forma es la mejor. A veces lo es, otras no. Pero a veces sucede que el empleado lo supera a uno en algunas cosas y es lógico si se está especializando todos los días. La mayoría de los emprendedores tenemos problemas para delegar, es de las cosas que más cuestan.

¿Es un tema que termina siendo un obstáculo para el crecimiento del proyecto?

Totalmente y también hay que saber en qué momento delegar, porque al principio muchas veces los números no dan. Pero, por ejemplo, en mi caso, hacía mis números y decía “lo que me va a quedar por cada pieza va a ser poco”. Pero delegar el ensamblaje me permitió aumentar mucho la producción. Y eso es algo que muchos emprendedores no miran, que cuando tenés a alguien que te ayuda con la producción, producís mucho más. Eso es algo que se tienen que aprender a proyectar también.

¿Pensás en algún otro tipo de producto de desarrollar al margen Anato Huesos?

Quiero comenzar a hacer ese kit educativo de impresoras básicas para que la gente se introduzca en el tema de la impresión 3D. Estoy un poco en contra de que se piense que se puede empezar con máquinas de última generación, porque sucede algo similar a lo que pasó en la revolución industrial, en la que perdés a una persona que tenía un oficio por aprender a tocar un botón. Ahora está pasando exactamente lo mismo. Para un hobbista que no tiene ganas de producir en gran cantidad y que le gusta todo el tema de estar reparando, entreteniéndose con la máquina, es mucho más productivo poder fabricarse su propio equipo y hacer sus cosas. Porque las más modernas son herramientas para alguien que las quiere para trabajar, pero no para el usuario hobbista. Pero también, para el profesional que quiere imprimir profesionalmente, para un ingeniero, por ejemplo, esta de solo apretar un botón le quita toda la curva de aprendizaje acerca de cómo realmente funciona la impresión 3D y está sacando conocimiento de la gente. Por eso quiero tener una plataforma con cursos de impresión 3D.

Hay insumos elementales que se importan como tornillos, clavos. ¿Se podrán reemplazar con alfuna tecnología?

Sinceramente no sé, no estoy en el área del metal y desconozco si podemos reemplazarlos. Sí sé que, por ejemplo, algunos prisioneros de nylon tengo amigos que se los han fabricado en la impresora para maquinaria importada o antigua que ya no se consigue. Hay mucha gente que está empezando a imprimir repuestos. Por ejemplo por las restricciones a la importación que hubo hace unos años, un empresario dejó de importar botones para televisión, cosas pequeñas que se necesitan. “Para qué me lo traigo de China, que entre impuestos y todo me matan”, dijo esa persona, compró 200 impresoras 3D y empezó a fabricar. Esas cosas sí se pueden reemplazar y como hay producción nacional de filamento, hay oportunidad de tener un precio bueno y ahorrarse todo el tema de la importación. Ahora que se abrieron las importaciones creo que está todo más fácil, pero sí hay forma de fabricarlo. Lo que pasa es que hay que pensar en eficiencia energética y económica. Muchas veces, si uno no puede competir, hay que dedicarse a hacer otra cosa. No hay que encapricharse con fabricar algo que no es rentable.