Desde la ciudad de Tornquist, provincia de Buenos Aires, una PyME familiar produce alimentos de calidad para la nutrición animal y abastece a toda la Patagonia argentina, especialmente en los meses más duros del año. Situada sobre la avenida Moreno, elabora en sus dos plantas 2.000 toneladas mensuales.
“En agosto de 1994, mis padres Alfredo Köhler y Cecilia Inchausti, emprendieron este proyecto y a partir de ese momento impulsaron el compromiso con el cuidado del medio ambiente. En 2023, alcanzamos la certificación como Empresa B”, expresa el ingeniero industrial Marcos Köhler, Responsable de Procesos y Finanzas de Alimentos Balanceados Crecer.
Marcos, subraya que actualmente, Alfredo, ingeniero civil, está a cargo de la Gerencia Operativa y Cecilia, ingeniera agrónoma, de la Gerencia Técnica. Los tres trabajan codo a codo con un equipo de 23 personas. “Nos especializamos en rumiantes. Producimos alimentos para todas las especies de animales de granja. Las principales ventas son para ovinos, bovinos, aves y equinos, pero también tenemos productos para cerdos y conejos”, precisa.
“Aportamos valor a los sistemas de producción ganaderos a través del diseño de alimentos balanceados que optimizan la performance animal, mejorando la eficiencia en el uso del forraje, cuidando el bienestar animal, el de los trabajadores y el medio ambiente”, explicó el joven profesional a serindustria.com.ar.
Durante la entrevista, reveló que en pocas semanas se cumplirán los primeros doce meses de la instalación de un sistema fotovoltaico integrado por 184 paneles y que están trabajando para ingresar en el mercado chileno. También se refirió al programa educativo Semillas Patagónicas.
Geográficamente, ¿a qué mercado abastecen?
Nuestra área de influencia es principalmente la Patagonia, desde Tornquist hasta Ushuaia. En esa región hay mucho ovino y al no tener tanta disponibilidad de forraje los productores deben planificar mucho más la alimentación de sus animales. También tenemos clientes en Bahía Blanca y la zona.
Enfrentan un gran desafío logístico…
Sí, porque el 70% de la entrega de nuestro producto es a granel con vagón tolvas, que cargan directamente en los silos comederos.
¿La producción requiere insumos importados?
Son compras nacionales, no importamos nada, incluso tratamos de priorizar a los proveedores locales.

¿Incursionaron en mercado externos?
Todavía no. Justamente este año, estamos recorriendo ese proceso, empezando a registrar dos alimentos en Chile. La idea es empezar a vender ahí, es una de nuestras metas.
¿Cómo se interesaron en certificarse como Empresa B?
Eso tiene relación con el modo en que trabajamos y cómo consideramos el uso de los alimentos balanceados y el potencial forraje que tiene cada productor en su campo, para que pueda hacer más con menos. Entre los valores de la empresa, siempre estuvo ser sustentables, tratar de potenciar lo propio y a los proveedores locales.
¿Cuándo tomaron la decisión?
En la pandemia, a partir de comentarios de clientes, mi madre empezó a interesarse en el movimiento. Algunos que trabajaban con la empresa Ovis 21, le comentaron que nuestra forma de trabajar estaba muy alineada al sistema de Empresas B. Entonces empezó a investigar y a desarrollarlo internamente. Comenzó a bajar al papel cosas que había y no estaban con su debido procedimiento e iniciar el proceso para la certificación, que tardó unos años.
Hay que reunir una serie de requisitos importantes…
Sí, pero había muchas cosas que hacíamos y estaban medio en el aire. Entonces empezó a escribir todo lo que se hacía. La empresa está certificada con las ISO 9001, de gestión de calidad hace ya más de 15 años y eso nos ayudó porque está todo prolijo y estandarizado. Hubo que modificar procedimientos para incluir el impacto de la sustentabilidad. Fue un proceso bastante introspectivo. Lo hicimos 100% interno, sin consultoras y fue gratificante cuando nos certificamos en julio de 2023.
No habrá sido necesario hacer muchos cambios en la cultura de la empresa…
Claro, en nuestra cultura empresarial ya estaba todo bastante aceptado. Cuando le contamos a los empleados de qué se trataba ser Empresa B, lo sintieron como un logro del qué formaban parte. La certificación fue festejada y valorada por toda la organización.
¿Estaba en el ADN?
Exactamente. Al trabajar en una comunidad de 8000 habitantes. la persona que entra a Crecer, se queda bastantes años, no hay mucha rotación de personal. Todos tenemos puesta la camiseta y somos parte de lo que vamos haciendo. Con la certificación tuvimos que sistematizar procesos que eran informales. También fortalecimos la política de compras responsables, formalizamos el programa de donaciones, los lugares de escucha para que los empleados dejen por escrito el ida y vuelta y puedan hacer recomendaciones.
¿Es importante la relación con el entorno social?
Si y algo que estamos haciendo es aumentar nuestro aporte a la comunidad. Junto a Ovis 21 y la Escuela Regenerativa, lanzamos el proyecto Semilla Patagónica, un programa de educación para 22 escuelas agrotécnicas de la Patagonia, orientado a instruir en ganadería y agricultura regenerativa. En principio, se va a desplegar en las provincias de Buenos Aires, Río Negro, Neuquén, Chubut y Santa Cruz.
¿Cuándo adoptaron la energía fotovoltaica?
El tema de la energía renovable comenzamos a estudiarlo en 2023, cuando ya estábamos certificados. Analizamos varios presupuestos, pero con el atraso de las tarifas eléctricas, el recupero no justificaba la inversión. El año pasado, con el sinceramiento de tarifas y un poco de estabilidad, avanzamos con Goodenergy, que también es Empresa B.

¿Desde cuándo está funcionando?
Colocamos 184 paneles para cubrir el máximo disponible de los techos y el proyecto quedó activo en los primeros días de septiembre de 2024. Esto nos permite generar, aproximadamente, el 30% del consumo anual de nuestra línea de producción más grande. Estamos contentos con este proyecto, todavía no cumplimos un año, pero cuando llegue ese momento sabremos bien cuál es el ahorro.
¿Estuviste involucrado directamente?
Sí, tuve a mi cargo el proyecto y además hace poco más de dos meses conseguimos que la Cooperativa de Tornquist nos instale el medidor bidireccional. Es importante porque nuestra demanda es bastante estacional. En los meses de verano, cuando los paneles generan más energía, es cuando menos la necesitamos. Nuestra mayor demanda se da en julio, agosto, septiembre, cuando hay menor disponibilidad de forraje y se utiliza más alimento balanceado. A partir del medidor bidireccional podremos insertar energía a la red.
¿Tiene un valor adicional tratar entre Empresas B?
Lo beneficioso de trabajar con Empresas B o aquellas que buscan serlo, es que hablamos el mismo idioma. Se comparten los mismos códigos, cada uno con su negocio busca trabajar de manera responsable y sabés cómo tratan a sus colaboradores y empleados. Ser Empresa B habilita mayor confianza y uno se maneja en un ámbito de tranquilidad. Compartimos los mismos valores y el mismo alineamiento.
Muchos empresarios piensan estás prácticas como un gasto y no como inversión. ¿En qué beneficia la certificación?
Por ahora todavía sigue siendo algo bastante interno. Pero estamos convencidos de que este es el camino, es lo que viene, que las empresas sean responsables. Y además que, aparte de generar dinero, generen algo para la comunidad donde están inmersas y no le hagan mal al planeta, sino que traten de mejorarlo.
¿El concepto aún no está muy instalado en el país?
Actualmente en Latinoamérica, no solo en Argentina, todavía no se valora. No se pone un precio, ni se gana más dinero por cumplir estándares más elevados, incluso quizás se deja de ganar. Pero creo que lo bueno es que uno ya está en un camino de convencimiento. A la gente le gusta trabajar en empresas más responsables, a nosotros nos gusta hacer las cosas bien y creo que es un gran diferencial. Más adelante seguramente van a aumentar los requerimientos y las leyes serán más exigentes, eso se está conversando con los países de Europa. Estar alineados con la forma de trabajar, ya es una ganancia, pero es fundamental el propio convencimiento por lo que estamos haciendo..
Hay que admitir que muchas PyMEs se están sosteniendo con lo justo…
Seguro. Hay que entender el contexto y por eso, buscamos otro mercado. Nosotros miramos a Chile, porque está un poquito más adelante con las estrategias de triple impacto, de sustentabilidad. Allí están un poco más valoradas. Pero no tenemos que olvidar, sobre todo aquellas empresas que busquen ampliar mercados, que se trata de sellos y formas de trabajar que el mundo reconoce.
¿El sistema B sirve para mejorar la calidad de los productos?
Creo que principalmente la calidad del trabajo. La calidad del producto viene de la mano de los procesos estandarizados por la norma de gestión ISO 9001. El sistema B, trabaja mucho para que los colaboradores estén satisfechos y busca el ida y vuelta para la mejora continua en todo. Quizás el hecho de que el trabajo esté mejor hecho, pueda incidir sobre la calidad del producto, pero no fue el objetivo de la certificación.