En medio de un contexto de ralentización en algunas áreas de Vaca Muerta, Horacio Marín, presidente y CEO de YPF, fue categórico durante su intervención en el AmCham Energy Forum: la petrolera bajo su conducción no solo mantiene su ritmo de actividad, sino que se proyecta como una de las veinte compañías energéticas más grandes del mundo hacia 2031. Con una visión optimista pero firme, destacó el potencial de Argentina como gran exportador de energía, y anticipó inversiones clave para convertir al país en un actor relevante en el mercado global de gas natural licuado (GNL).
Consultado sobre una posible desaceleración de la actividad en el corto plazo, Marín respondió sin rodeos: “Ese no es el caso de YPF. Nosotros tenemos actividad constante”, aunque admitió que podrían bajar algunas fracturas por “baches que tenemos con los socios internacionales”. En ese sentido, consideró que las variaciones coyunturales de inversión responden a dinámicas propias del mercado. “Nos tenemos que acostumbrar a una Argentina normal. Si el precio del petróleo baja o una empresa compra un activo importante, es lógico que reorganicen sus inversiones”, explicó.
A pesar de los vaivenes, se mostró optimista con el futuro de la formación neuquina: “Para mí Vaca Muerta no la parás más, y a YPF no nos paran más”.
En cuanto a la meta del millón de barriles diarios, Marín fue preciso en su proyección: “Vamos a ir al pico de producción, calculo, entre 2029 y 2030”, y señaló que este crecimiento será sostenido por una política de eficiencia. “En YPF siempre decimos: si el precio está a 45 dólares el barril, vamos a ganar plata. Lo que pasa es que ganamos menos que si está a 75 o 85, pero YPF es rentable a cualquier precio”, afirmó.
Marín subrayó que una de las decisiones estratégicas fue dejar de invertir en convencionales: “YPF perdía plata en convencionales, no estaba invirtiendo correctamente para los accionistas, que son el Estado y los privados”.
GNL y exportaciones récord
Uno de los ejes más relevantes de la conversación fue el avance del gas natural licuado, en particular los acuerdos con Golar, Eni y Shell. El ejecutivo anticipó que Argentina exportará 100 millones de metros cúbicos diarios de gas entre 2027 y 2029, un hito sin precedentes.
“En gas estoy absolutamente orgulloso de lo que estamos haciendo. Argentina no tenía LNG y en un año y medio vamos a tener 100 millones de metros cúbicos de exportaciones”, celebró. Con entusiasmo, agregó: “Cuando decía treinta mil millones de dólares en exportaciones, me quedé recontra corto”.
Marín confirmó que los dos buques con Golar ya están asegurados (seis millones de toneladas en conjunto), a los que se sumarán dos buques más con Eni (doce millones de toneladas), y una etapa inicial con Shell, también de seis millones de toneladas. Todo apunta a una infraestructura energética integrada de gran escala.
Respecto al sistema de transporte, anticipó un ambicioso proyecto de gasoductos de 36 y 48 pulgadas, dimensiones inéditas en el país. “Cuarenta y ocho pulgadas no hay en Argentina. El más grande en el mundo es de 52 pulgadas. Vamos a pasar más de la mitad de la producción de Argentina de hoy en un solo caño”, detalló.
El ejecutivo adelantó que para el primer cuatrimestre de 2026, los proyectos de GNL tendrán decisiones de inversión (FID) confirmadas, incluyendo Argentina LNG, una iniciativa que también involucra a Pan American Energy (PAE).
“YPF va a ser una compañía de dos millones de barriles equivalentes en 2031. La número veinte del mundo”, enfatizó Marín. Además, proyectó que la empresa superará los 150 millones de metros cúbicos de gas por día, una cifra superior a la producción promedio actual de Argentina. Esto implicará también una duplicación de los RIGs y una ampliación del Real Time Intelligence Center de upstream.
Sobre la posibilidad de construir una planta de GNL en tierra firme, Marín fue tajante: “El buque es una planta. Lo hagas en un barco o en una planta onshore, lo hacen cinco países, son los mismos equipos”.
La elección por el barco responde a criterios de rentabilidad y velocidad de ejecución. “Si nosotros podemos agarrar las eficiencias que tienen los barcos y los precios que nos han pasado, es nuestra obligación hacer barcos. Porque aumentamos la rentabilidad y hacemos viable el LNG, que nunca en Argentina era rentable”, explicó.