En sus instalaciones del Puerto de Mar del Plata, Astillero Naval Federico Contessi y Cía S.A. celebró la botadura del buque pesquero costero doble cubierta “Siempre Don Oscar“, el número 152 de su producción. Durante la ceremonia, Domingo Contessi, presidente de la empresa, ofreció un discurso que combinó la festejo con una enérgica reflexión sobre el presente y futuro de la industria naval y pesquera argentina.
Más allá de la celebración, el empresario no eludió la compleja situación que atraviesa el sector y los ataques a la industria, haciendo hincapié en el reciente Decreto 273, que flexibiliza la importación de bienes de capital usados.

“Esa norma representa una falacia ideológica, pues crea un sistema que elige ganadores y perdedores. Pretender competir contra el bien de capital amortizado y usado es absurdo, porque no podemos pagar impuestos usados, pagar sueldos usados o comprar insumos usados. Somos competitivos y queremos competir en igualdad de condiciones“, afirmó.

También se refirió al recientemente sancionado Régimen de Excepción de la Marina Mercante, como un injusto atajo, la antítesis de la Jones Act que se aplica en USA desde hace más de 100 años y pronosticó que la industria naval argentina volverá a ser una de las grandes perjudicadas por la nueva norma.
Crisis pesquera
En la parte más importante del mensaje Contessi puso de manifiesto la crítica situación de la pesca frente a la indiferencia de los gobiernos nacional, provincial y municipal. “Hoy tenemos 113 buques congeladores tangoneros paralizados porque la ecuación económica es inviable,y parte del sector sindical se niega a analizar los costos y balances de las empresas. Los barcos de la flota fresquera de Mar del Plata también van quedando inactivos, pero por goteo y todas las semanas cierra una nueva planta pesquera o se abren retiros voluntarios, tanto en Mar del Plata como en la Patagonia”, expresó.
Se refirió, además, a la paradoja del langostino en la Patagonia y de Rawson en particular, donde, a pesar de la abundancia, los costos son exorbitantemente altos y ya no se pueden seguir pagando, dando el ejemplo de las descargas.

Contessi fue autocrítico al señalar la responsabilidad empresarial. Manifestó que “la culpa de lo que le está pasando a la pesca y a la industria naval argentina no es de los trabajadores, ni de las autoridades. Es culpa nuestra, de los empresarios, que cedimos ante todas las presiones, que durante años nos mantuvimos en el ostracismo, que hablamos con eufemismos y que no somos capaces de unirnos“.
Así hizo un llamado a la unidad e insistió en “racionalizar” el diálogo con autoridades, sindicatos y proveedores de servicios, con datos concretos para superar la crisis, siendo este un concepto que ya venía esgrimiendo en otros mensajes anteriores.
A pesar de los desafíos, el empresario reafirmó la convicción de seguir adelante. “Esta y las próximas tres botaduras corresponden a barcos que tendrán asiento en el puerto de Rawson. Es un lindo desafío, pero después viene la nada misma“, lamentó al evidenciar la falta de nuevos proyectos.
Concluyó su discurso con un mensaje de esperanza y unidad. “Ojalá que el Siempre Don Oscar le dé muchas alegrías a sus propietarios y que los argentinos encontremos la unión necesaria para hallar consensos perdurables y resolvamos nuestros problemas con diálogo y sin agresiones.“
El evento fue un emotivo homenaje a Oscar Martella y contó con la presencia de su esposa Cuqui, su hija Liliana, quien fue la madrina de la embarcación, su yerno y sus nietos, junto a amigos de la familia Martella de Rawson, representantes de la industria, algunas autoridades y numeroso público.