La conclusión surge del informe elaborado por el Instituto Argentino de la Energía “General Mosconi”, realizado en base a datos oficiales de diciembre de 2020. El estudio advierte además sobre un incremento del 4,9% en las importaciones de GNL y del 6,4% en las de gas natural de Bolivia y el crecimiento exorbitante de los subsidios energéticos. Las ventas de naftas y gasoil disminuyeron 17,7%.

Destaca el crecimiento de la producción de petróleo no convencional y la generación eléctrica y la caída del petróleo convencional, gas natural y biocombustibles. Las energías renovables incrementaron su producción un 63,3%.

Argentina transcurrió en el año 2020 mayoritariamente bajo los efectos de la pandemia de Coronavirus, con una cuarentena estricta desde el 19 de marzo, que incluyó diversas fases de aislamiento social obligatorio y distanciamiento con restricciones en la actividad económica. Este contexto impactó fuertemente en la demanda de productos y servicios públicos energéticos, así como también en la producción energética. 

Tras citar ese contexto, el análisis del Instituto que preside el ingeniero Jorge Lapeña, agrega que “la actividad económica medida por el EMAE calculado por el INDEC con datos hasta noviembre de 2020 disminuyó en el año 10,6% y 3,7% en noviembre respecto al mismo mes de 2019. La actividad energética ha tenido disminuciones que han acompañado ese descenso general de la actividad económica y en algunos casos lo han excedido largamente”. 

En relación a la producción de Hidrocarburos y Biocombustibles, indica que el petróleo crudo tuvo una caída de la producción anual del 5,5%, que es muy acentuada en los yacimientos convencionales donde la baja llegó al 11,8%, una de las más importantes de los últimos 40 años. Al mismo tiempo, el petróleo no convencional, que representó el 24,4% del total del año, tuvo un crecimiento del 21,1%, que compensó parcialmente la caída de la convencional. 

La producción disminuyó en todas las cuencas y es particularmente destacable en la Cuenca del Golfo de San Jorge, donde la caída fue del 7,6% y más atenuada en la cuenca neuquina. “Debe puntualizarse que esta baja de la producción petrolera argentina muestra un descenso crónico que se mantiene desde 2006 hasta el presente”, indica el trabajo.

La producción de Gas Natural disminuyó un 8,9% en el año y esta caída productiva se acentuó en diciembre, cuando la producción total disminuyó 10,3% con respecto a 2019. 

“En este caso es más preocupante aún el hecho que la producción de gas no convencional, fuertemente subsidiada por el Estado nacional, haya tenido una disminución del 9,1% mayor aún que la caída de los yacimientos convencionales. La producción disminuyó en todas las cuencas productoras siendo particularmente preocupante en la neuquina donde se produjo la mayor caída relativa con 10,3% en el año. Debe ponerse el foco en esa geografía y analizar sus causas”, menciona el texto. 

En cuanto a los principales operadores existe un comportamiento desparejo con productores que aumentan su producción gasífera (Pluspetrol, Pampa, CGC) y otros que muestran un preocupante retroceso; entre estos se encuentra YPF que es mayor productor nacional y experimentó una inexplicable caída del 18,2%. 

La producción de Biocombustibles sufrió en 2020 una baja de magnitud alarmante, que asciende a 33,5%, acentuada en noviembre con una disminución del 58,7% con respecto al mismo mes de 2019. “La disminución productiva se produce tanto en el biodiesel como en el bioetanol y es de tal magnitud -comparada con las caídas de la producción en los combustibles fósiles y de la demanda de nafta y gasoil- que sugiere la existencia de una razón política no resuelta al interior del sector biocombustibles y entre el sector y el propio gobierno nacional, cuya resolución debería ser prioritaria”. añade. 

El análisis de la generación de Energía Eléctrica, concluye que hubo un aumento de 1,9% en 2020. “Es particularmente notable el incremento de la producción de las energías renovables promovidas por la Ley 27.197 que incrementaron su producción un 63,3% ubicándose en el segundo puesto detrás de la hidroeléctrica convencional como fuente de energía no productora de gases de efecto invernadero. La energía termoeléctrica produjo el 61,4% de la generación total, la hidroeléctrica convencional 21,7%, las renovables promovidas 9,5% y la nuclear 7,5%”, refiere el informe. 

Evolución de la demanda interna

Al abordar este aspecto, el trabajo señala que las ventas de naftas y gasoil cayeron en el año 2020 un 17,7% con respecto a 2019. En diciembre la disminución interanual fue del 6,6%. El segmento de ventas más sensible es el de las naftas, cuya disminución total es de 27,1%, mientras que en el gas oil disminuyó un 11,2%.

La demanda de gas natural tuvo una caída total del 4,6 % con respecto a 2019, producida en todos los rubros de consumo, con excepción del sector residencial por una mayor permanencia en los hogares de la población en la cuarentena. Es un hecho significativo que haya disminuido en las centrales eléctricas un 5,4%, siendo que la demanda eléctrica global aumentó. La contrapartida fue un incremento en la utilización de gasoil del 110%. 

Por su parte, la Energía Eléctrica tuvo en 2020 un leve incremento del 1,6% impulsado por el sector residencial que incrementó sus consumos un 7,6% en el año, influyendo en ello la mayor permanencia familiar en los domicilios, especialmente en los meses de cuarentena estricta. En cambio, la demanda para uso comercial e industrial experimentó una fuerte disminución del 5,6% y 11,6% respectivamente, tendiendo a normalizarse en diciembre. 

Comercio exterior energético 

Durante 2020 la importación total de gas natural (Bolivia y GNL por barco) tuvo un incremento del 6% respecto a 2019, explicado por un aumento del 4,9% en las importaciones de GNL y del 6,4% en las de gas natural de Bolivia. 

Por otra parte, la exportación de gas natural por gasoducto disminuyó 30% en el año, mientras que en diciembre fue 84% menor interanual. En 2020 se exportó 15,7% más de petróleo crudo respecto a 2019. 

Finalmente, el análisis expresa que la Economía Energética se encuentra en dificultades ya que “los subsidios experimentaron un crecimiento acumulado exorbitante a noviembre 2020 con respecto a 2019. El incremento anual del acumulado fue del 92,8% según datos de ASAP, un valor que supera largamente la inflación oficial. Cammesa – una empresa sin fines de lucro y sin capital-, recibió en 2020, $ 293.000 millones para hacer frente a los pagos de combustibles para las centrales y cubrir las facturas impagas de los distribuidores a los generadores. El incremento de estos subsidios respecto al año 2019, fue del 145% e indica que el sector privado eléctrico argentino está en virtual bancarrota, sólo evitada con estos desmedidos subsidios que a lo largo de los últimos 17 años han desbalanceado la economía nacional. La tercera partida importante son los subsidios que se otorgan a los productores de gas (Res 46 y a IEASA para importación), en conjunto unos $ 80.000 millones”.