Afirman que la decisión de descarbonizar impactará el comercio mundial

Izabella Teixeira, exministra de Brasil, alertó que el cambio climático exige reescribir las reglas del juego económico.

16 mayo, 2025

América Latina y el Caribe, con énfasis en Brasil —centro de una rica biodiversidad y realidades económicas diversas— tienen un alto potencial de crecimiento en la transición circular como región proveedora de recursos naturales y materiales al mercado global Existen oportunidades para nuevos modelos de negocios sostenibles, basados en la estrategia de rediseñar la producción y el consumo, pero el ritmo del cambio dependía de la participación de los sistemas comerciales.

El mundo se estaba actualizando y el país podía actuar como proveedor de soluciones, en un escenario que iba más allá de las discusiones ambientales, involucrando cuestiones geopolíticas y de competitividad”, afirmó Izabella Teixeira, exministra de Medio Ambiente de Brasil y copresidenta del Panel Internacional de Recursos, durante el Foro Mundial de Economía Circular 2025 (WCEF).

La cuestión del cambio climático estaba entrelazada con la dinámica geopolítica de un mundo marcado por conflictos y guerras entre países. “Estábamos en un proceso disruptivo de reconstrucción del orden internacional, de reescritura de las reglas del juego, mediante las cuales los países reorganizaban sus intereses económicos de poder”, dijo Teixeira, en la inauguración del segundo día del evento, realizado por el Fondo Finlandés de Innovación (Sitra), Federación de Industrias del Estado de São Paulo (Fiesp), Senai-SP, Confederación Nacional de la Industria (CNI) y Senai Nacional, en el Parque Ibirapuera, en São Paulo.

Nuevas visiones del desarrollo

Según la exministra, este momento de redefinición global ocurre no sólo por la escasez de recursos naturales, sino también por la demanda de nuevas visiones de desarrollo, incluidos los patrones de consumo, con la sustitución de combustibles fósiles.

“En este tema, la cuestión principal hoy no es quién produce, sino quién consume y quién compra petróleo en el mundo”, expresó Teixeira. Pronosticó impactos significativos en las cadenas productivas y el comercio internacional. “Los mercados se están reinventando”, sostuvo.

Este debate, en su análisis, es global e innovador. “Hablábamos del riesgo climático y del costo del dinero en el mundo, porque las soluciones son caras”, señaló Teixeira, para quien la decisión estratégica de descarbonizar la economía se reflejaría en el comercio nacional, regional e internacional. “También requeriría una visión de convergencia entre las eras del cambio climático, la naturaleza y la tecnología digital”.

Reforzó que la sinergia entre la apropiación de recursos naturales, circularidad e impacto en el comercio es uno de los temas más catalizadores para la transformación —o para perpetuar realidades. “Debemos jugar de forma estructurada para que todos ganen. En un mundo fragmentado, las piezas se conectarían de maneras innovadoras en torno a intereses comunes convergentes, y no precisamente al consenso”, agregó Teixeira.

De cara a la cumbre climática COP 30 de este año en Brasil, sugirió que el país tomara una posición en el debate sobre land transition (o transición en el uso de la tierra), no sólo de deforestación. “Debemos encontrar nuevas formas de garantizar la seguridad alimentaria, mineral y energética, con un uso eficiente de los recursos y materias primas, con la naturaleza como gran aliada”.

En el debate sobre quién paga la factura climática por el uso intensivo de energía y recursos naturales, expresó que Brasil busca una nueva visión de desarrollo sin repetir el patrón del Norte Global, que tiene buenos indicadores sociales, pero consume 10 veces más recursos naturales que los países de bajos ingresos.

Contribución del comercio internacional

Según Tatiana Prazeres, secretaria de Comercio Exterior del Ministerio de Desarrollo, Industria y Comercio (MDIC), alinear el comercio global con el desarrollo sostenible es un gran desafío. Según ella, el sistema de comercio internacional puede apoyar y acelerar la transición hacia modelos más sostenibles, pero es necesario considerar dos pilares: fomentar la difusión de tecnologías, bienes y servicios y servir como plataforma de inclusión y cooperación entre países para que la transición sea justa.

Recordó, sin embargo, que la Organización Mundial del Comercio (OMC), creada en 1995 tras la Cumbre de Río 92, tiene acuerdos en varios segmentos, pero no relacionados con el comercio y el medio ambiente. “Si la OMC quiere ser relevante en este sentido, debe hacer un esfuerzo considerando los pilares de la difusión tecnológica y la transición justa e inclusiva”, reforzó Prazeres.

Un grupo de países, incluido Brasil, quiere avanzar en las reglas comerciales sobre este tema. Según ella, en el ámbito del G20, la presidencia brasileña influyó en la adopción del documento Principios del G20 sobre Comercio y Desarrollo Sostenible, una contribución clave para una nueva gobernanza global.

“El comercio puede fomentar los objetivos de circularidad, con criterios de equidad, porque son más costosos que los lineales”, explicó Emmanuel Chaponnière, responsable de economía circular y desarrollo sostenible del Banco Europeo de Inversiones (BEI). La organización desarrolló estándares de circularidad con repercusión mundial. La mayoría de las cadenas de suministro son globales y pueden ser reforzadas con reglas que promuevan el desarrollo inclusivo y sostenible en los países de origen, como explicó Chaponnière.

Leonardo Lahud, especialista en comercio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), advirtió que “la productividad en América Latina y el Caribe está estancada, con desafíos relacionados con capital humano, deuda e infraestructura”. La integración regional representa sólo el 15% del comercio total de la región, frente al 55% de Asia y 68% de Europa.

En América Latina, el 40% de las exportaciones son de bienes intermedios. “En tiempos de guerra comercial, la tendencia al reshoring puede ser una fuerza catalizadora para la integración regional como medio de lograr resiliencia y sostenibilidad”, analizó Lahud.

África adoptó recientemente una zona de libre comercio continental, con el potencial de crear un nuevo mercado de 3,4 billones de dólares. “Hoy, las barreras comerciales afectan significativamente el comercio del continente, elevan los costos, y eliminarlas es el desafío más urgente”, señaló Al-Hamndou Dorsouma, director del African Development Bank.

El objetivo es aumentar el comercio intrarregional del 15% al 45% antes de 2045. “Pero en la economía circular necesitamos armonizar estándares, porque tenemos 54 países con diferentes reglas”, subrayó Dorsouma.

El poder del consumidor

Para Rafael Cervone, presidente del Centro de Industrias del Estado de São Paulo (Ciesp) y vicepresidente de Fiesp, es necesario “tener un nivel de competencia global, con regulaciones bien diseñadas”. Según él, la economía circular está intrínsecamente ligada al desempeño ambiental del producto.

La forma en que se obtienen las materias primas, la energía utilizada, los insumos de producción, el embalaje y la eliminación de residuos, todo eso, cuenta una historia que debe llegar a nuevos consumidores, expresó Cervone.

“Nadie mejor que el consumidor para imponer la solución de circularidad, porque necesitamos lograr escala y costos competitivos”, señaló. “Pero de nada sirve hablar de ‘consumo consciente’ sin resolver cuestiones como la compra de productos piratas y de contrabando que no pagan impuestos”, advirtió.

Iniciativas circulares más competitivas

La pregunta clave es cómo rediseñar las estructuras económicas para que las iniciativas circulares sean competitivas. “Necesitamos eliminar las barreras no arancelarias a productos secundarios no contaminantes, como ya lo hace India, y crear incentivos fiscales para la industria del reciclaje, siguiendo el ejemplo de Colombia”, enfatizó Pavan Sukhdev, CEO de GIST Impact.

Liisa Folkersma, asesora finlandesa de la OMC, recordó que el tema de la economía circular llegó al organismo en 2018 por iniciativa de Finlandia. “Es un período muy corto en el contexto del comercio internacional”, afirmó.

En su opinión, es el momento adecuado para construir una base de conocimientos compartidos entre los 166 países, mediante diálogos voluntarios que podrían volverse vinculantes en el futuro.

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