Una de las cuestiones cruciales en la lucha contra la crisis climática mundial es la financiación de los países en desarrollo. En la COP29, celebrada en Bakú el año pasado, los países desarrollados se comprometieron a aportar US$ 300 mil millones al año antes de 2035. La cifra triplica el acuerdo anterior, pero aún está lejos del billón de dólares que exige el Sur Global. El tema representa un desafío para el sector productivo y según Dan Ioschpe, vicepresidente de la Federación de Industrias del Estado de São Paulo (Fiesp) y promotor de la COP30, debe ser central en la próxima Cumbre del Clima, que se realizará en Belém, Brasil.
Ioschpe hizo un llamado a la acción del sector privado junto a André Aranha Corrêa do Lago, presidente de la COP30, durante una sesión plenaria del Foro Mundial de Economía Circular 2025 (WCEF2025) en São Paulo.
“Antes se pensaba que los fondos serían suficientes para que los países en desarrollo hicieran lo necesario. Pero hoy sabemos que, sin el sector privado, las cosas no sucederán”, afirmó Lago.
Asimismo, destacó la centralidad de la economía circular para mitigar las emisiones de gases de efecto invernadero y promover la adaptación al cambio climático. “Las negociaciones se llevan a cabo en el marco de la COP y del Acuerdo de París, pero su implementación depende de todos”, añadió.
Por su parte, Ioschpe consideró que “a medida que adoptemos excelentes soluciones y proyectos, nos sorprenderemos con financiamiento adicional, fondos y estrategias adicionales que puedan surgir”-
Fiesp es uno de los organizadores del evento, junto a la Confederación Nacional de la Industria (CNI), el Servicio Nacional de Aprendizaje Industrial (Senai), Senai-SP y el Fondo Finlandés de Innovación Sitra. El WCEF, el evento de economía circular más grande del mundo, se realiza por primera vez en América Latina. Contará con 120 sesiones, 1.000 invitados presenciales y un estimado de 10.000 participantes en línea.
Se destacaron las soluciones tropicales para la economía circular. Ioschpe citó como ejemplo los biocombustibles en Brasil y las expectativas en torno al Fondo de Bosques Tropicales para Siempre (TFFF), un instrumento que compensará a los países tropicales por conservar sus bosques. Se lanzará en la COP30.
Transición desafiante
“Hemos perdido mucho del valor generado por los modelos lineales actuales. La idea de la economía circular es recuperar ese valor”, sostuvo Anis Nassar, responsable de Circularidad de Recursos del Foro Económico Mundial (FEM). Según él, la economía circular representa una oportunidad económica de 4,5 billones de dólares antes de 2030.
No obstante, reconoció que la transición no es fácil. Los sistemas lineales tienen siglos de antigüedad y el consumo global de materiales ya ronda los 100.000 millones de toneladas anuales, con un aumento proyectado del 16% para 2050, impulsado por el crecimiento poblacional y el aumento del consumo.
A pesar de eso, “hay un enorme impulso positivo”, dijo Nassar, refiriéndose al compromiso de empresas y gobiernos. Una encuesta del WEF a 420 ejecutivos reveló que el 75% considera la economía circular importante o muy importante para sus empresas, frente al 40% tres años atrás. El 95% espera que sea clave en el futuro.
Lenovo, el principal fabricante mundial de PC durante una década, presentó sus avances en la sesión. La empresa busca aplicar la economía circular mediante diseño responsable, materiales éticos, gestión del ciclo de vida y transparencia en la cadena de suministro con IA.
“Desde 2020, hemos dejado de arrojar 90.000 toneladas a vertederos”, afirmó William Dominici, director de la empresa. Añadió que “crear un nuevo sistema de valor que realmente apoye la economía circular no depende de una sola empresa, sino de la colaboración entre sectores y gobiernos”.
El papel de la política
Rodrigo Rollemberg, secretario de Economía Verde, Descarbonización y Bioindustria del MDIC, destacó los beneficios económicos para el sector privado:
“La economía circular parece ser la gran oportunidad, la más barata, la más eficiente y la forma más rápida de descarbonizar los sectores industriales.”
Ejemplificó con el reciclaje de latas en Brasil, que es cercano al 100%. Esto permite que el aluminio brasileño tenga una huella de carbono tres veces menor que la media mundial. En la industria del cemento, el 32% del clínker ya ha sido sustituido por biomasa o residuos urbanos, y algunas empresas alcanzan el 70%.
Según Rollemberg, iniciativas como el Plan Nacional de Economía Circular, el programa Nueva Industria Brasil, el Fondo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (FNCT), el Fondo del Clima y un futuro sello verde de certificación contribuirán a escalar estas soluciones.
Nassar remarcó que en 2016 sólo había cuatro países con estrategias nacionales de economía circular; hoy son 75. Holanda, pionera en esta materia, es circular en un 25% y apunta a ser completamente antes de 2050. Esto lo lograría mediante licitaciones públicas para sustituir materiales del sector de la construcción, que genera el 37% de los residuos.
Afke van Rijn, directora general de Medio Ambiente y Asuntos Internacionales de Países Bajos, llamó a construir una “cadena de carbono sostenible”, que incluya materiales reciclables, biomasa y captura de carbono.
Por un planeta más justo
Susana Muhamad, expresidenta de la COP16 sobre Biodiversidad, destacó que la economía circular puede desvincular el crecimiento económico y el bienestar del uso intensivo de recursos naturales. En América Latina, propuso aprovechar la biodiversidad para impulsar agricultura regenerativa, superalimentos, restaurar paisajes y generar inclusión.
Citando un estudio del fondo Sitra, señaló que adoptando proteínas alternativas, reduciendo el desperdicio de alimentos y con agricultura regenerativa, se podría reducir el uso de tierra en una extensión equivalente a 1,5 veces el tamaño de la Unión Europea.
Pero advirtió que “para que esta transición funcione, debemos ir más allá de la implementación técnica. Es una lucha política. Necesitamos sangre, sudor y lágrimas, si no, no se logrará nada.”
“El ingreso per cápita en los países desarrollados es seis veces mayor que en los países en desarrollo. Es un sistema que ha generado desarrollo, pero también enormes desigualdades, una crisis ambiental y falta de seguridad. Uno de los factores clave es el uso de combustibles fósiles”, afirmó.
Un liderazgo fuerte
“Toda la naturaleza se organiza según principios circulares; nada se pierde, todo se transforma. Si formamos parte de la naturaleza, ¿por qué no nos comportamos conforme a estas normas naturales?”, planteó Janez Potočnik, copresidente del Panel Internacional de Recursos (PIR), que considera la “columna vertebral científica de la economía circular.”
Para lograr un cambio sistémico global, propuso que los organismos internacionales establezcan objetivos nacionales basados en datos científicos para el uso de materiales. Desarrollen indicadores sobre la capacidad del sistema para satisfacer necesidades materiales. Implementen reformas fiscales y políticas que reflejen costos sociales y ambientales. Por último, que garanticen el acceso a datos sobre impactos y flujos materiales a través de una agencia internacional.
“Al parecer, los humanos somos la especie más inteligente del planeta. Así que es hora de demostrarlo. El futuro será verde, con más igualdad, o no habrá futuro“, concluyó Potočnik.