El diputado provincial Gustavo Pulti presentó un proyecto de declaración en la Legislatura bonaerense para repudiar el Decreto 273/25 del Gobierno Nacional, que habilita la importación irrestricta de maquinaria y embarcaciones usadas. La medida, impulsada por el presidente Javier Milei, elimina el Certificado de Importación de Bienes Usados (CIBU) y permite el ingreso sin restricciones del equipamiento descartado por países desarrollados, afectando gravemente a la industria nacional.
“Defender la industria argentina es defender el trabajo, la investigación y el desarrollo. Este decreto significa abrirle la puerta al descarte del mundo, con consecuencias directas en el empleo, la seguridad operativa y el tejido productivo de la provincia de Buenos Aires y de la Argentina”, sostuvo Pulti sobre el decreto que deroga el CIBU, instrumento que hasta ahora regulaba el ingreso de maquinaria industrial en desuso.
“Ya lo vivimos durante la convertibilidad. Se destruyó la industria naval, se desmanteló la cadena de valor de la pesca y se perdieron miles de puestos de trabajo por el ingreso indiscriminado de embarcaciones usadas. Importar máquinas y barcos usados condena la industria nacional”, remarcó el legislador marplatense.
Además, según el proyecto, la medida tendrá un fuerte impacto en municipios con alta concentración industrial. En la provincia de Buenos Aires, 25 distritos generan más del 65% del Producto Bruto Geográfico (PBG) industrial y el 74% del Producto Industrial bonaerense, generando miles de empleos directos e indirectos que ahora se ven amenazados.
Destrucción de industrias
General Pueyrredón, junto a La Plata y La Matanza, se encuentra entre los tres principales aportantes al PBG de la provincia. En el caso de Mar del Plata, el distrito concentra el 93,6% de la actividad pesquera bonaerense y representa el 3% de la producción industrial de Buenos Aires. “Con la vigencia de este decreto, no se construirán más barcos ni se desarrollarán nuevas maquinarias nacionales. Se sustituye producción argentina por equipamiento descartado y eso compromete nuestra soberanía tecnológica y laboral”, advirtió Pulti.
Asimismo, la propuesta legislativa también pone el foco en los riesgos ambientales, sanitarios, logísticos y de sustentabilidad que implica esta política. Para el diputado, “esta no es una política de desarrollo: es una política de resignación. Convertirnos en el último eslabón del descarte industrial del mundo es un daño al que no debemos resignarnos”.
En este sentido, la experiencia de los años noventa, donde ingresaron al país más de 100 embarcaciones que podrían haberse construido en astilleros argentinos, es el antecedente que el legislador busca evitar repetir.