“Nuestro objetivo es llegar a 6 botaduras en 2023”, afirmó Domingo Contessi

El presidente de la FINA repasó el año recientemente concluido e hizo referencia a los planes que tiene el astillero que conduce para el 2023.

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2 enero, 2023

Sobre el cierre de 2022, Astillero Federico Contessi, botó el buque pesquero “Huafeng 882, la quinta embarcación terminada a lo largo del año en la planta industrial situada en la ciudad de Mar del Plata.

En ese contexto, Ser Industria Radio, dialogó con el presidente de la empresa y también titular de la Federación de la Industria Naval Argentina (FINA), Domingo Contessi. Al hacer un balance del año finalizado, el empresario sostuvo que fue complicado “una carrera de obstáculos” y lamentó no alcanzar la sexta botadura, objetivo trasladado al flamante 2023.

Asimismo, destacó que el retraso cambiario y las restricciones a las importaciones traen como consecuencias menor competitividad, mayores costos y menor eficiencia.

Consideró esperanzador que el nuevo ministro de Economía, Sergio Massa, “está haciendo una política un poco más austera en el control del gasto público”.

¿Cómo fue para la industria naval el 2022?

Fue un año complicado, realmente una carrera de obstáculos. Concretar lo planificado ya es una gran alegría. En 2022 se profundizó la situación de atraso cambiario en el primer semestre y en el segundo se complicó aún más con las restricciones a las importaciones. Para este tipo de industrias, ese combo generó un aumento de costos muy alto y muchas complicaciones operativas. Todavía estamos tratando de adecuarnos al nuevo escenario, que implica menor competitividad, mayores costos y menor eficiencia, todas palabras que no nos gusta aplicar, pero que en este contexto son inevitables.

¿Esta síntesis expresa tu experiencia personal o es compartido por los socios de la FINA?

Diría que con matices es el mismo. Se da una paradoja curiosa de algunos socios que dicen “gracias a Dios no cerré ningún contrato”. Esto es lo más triste para el presidente de una Federación. Porque implica que con trabajo estamos perdiendo dinero y aquel que no tiene trabajo y puede seguir haciendo reparaciones, alguna obra a remito abierto, arriesga menos que el que pasó un presupuesto y tiene la obligación de cumplirlo.

En el discurso de botadura, llamó la atención la referencia a insumos llegados de urgencia por avión…

Habíamos fijado una fecha y lamentablemente se demoraron algunas autorizaciones de importación y cuando salieron aprobadas ya era demasiado tarde. Entonces tuvimos que desconsolidar contenedores, mandar parte de la mercadería por vía aérea, pagar los fletes aéreos, que son muchos más caros… Otra mercadería, lamentablemente, no llegó a tiempo y quedó trabada en la Aduana. Son las situaciones que le están pasando a la industria en estos días. Uno entiende las restricciones que hay al acceso a dólares, pero como empresarios no podemos dejar de mencionar esto. Tapar el sol con las manos no es provechoso para nadie. Tampoco podemos pensar que esto no tiene consecuencias, porque las tiene en la competitividad. Aumenta los costos, nos hace más ineficientes, alarga los plazos de construcción. Para nosotros es una tragedia, porque tenemos la palabra eficiencia grabada a fuego en la frente, queremos hacer de eso nuestro leitmotiv. Otros lo pueden minimizar, pueden estar más acostumbrados.

¿Cuánto alteró los costos recurrir al flete aéreo?

Trajimos un insumo que quizás salía 15 mil dólares y tuvimos que pagar 10 mil dólares más de flete. Aumentó el costo específico del insumo un 70%, pero era más costoso botar el barco y luego subirlo para terminarlo. Se trataba de la hélice de proa, no podíamos dejar de hacerlo. Me da mucha lástima porque nos gusta planificar, proyectar y hoy a todas las planificaciones tenemos que agregarle esto. Además, el mundo está complicado. Después de la guerra, se han ralentizado los fletes, muchas provisiones de insumos y tenemos que pensar en las propias dificultades que tiene Argentina y ponerlas en cartera, con “bolsillo de payaso” se pueden solucionar las cosas. Pero cuando tenés un escenario de sábana corta, no se puede disponer de recursos para anticipar pagos cuando no se tiene la plata. Es un escenario complicado y nos está pasando con muchos materiales. Actualmente, estoy teniendo situaciones de ineficiencia o de estar construyendo en forma más lenta porque muchas veces un proveedor local no te vende si no recibe antes la transferencia. Entonces, estoy priorizando mis recursos para pagar sueldos, cargas sociales y los impuestos. La verdad es que no se puede trabajar así.

El año registró una inflación altísima. ¿Preocupa el salto del dólar blue en las últimas semanas de 2022?

El dólar blue no nos afecta, nunca nos importó hasta que empezó a ser parámetro de algunos precios del mercado local. Mientras estaban las importaciones abiertas, sinceramente me tenía sin ningún cuidado si el dólar blue estaba el doble o triple del oficial. Mientras el dólar oficial acompañaba la inflación, tomé al blue como una cotización meramente especulativa, de un mercado pequeño que no tiene ningún interés. Ahora, cuando se obstaculizan las importaciones y nuestros proveedores nos dicen que la única forma de asegurarse las reposiciones es cobrando al dólar blue, empiezo a preocuparme. Porque ahí empieza a incidir en mis costos. Es lo que estamos tratando de visibilizar, el drama de tener un tipo de cambio atrasado. No somos de los que se quejan por la brecha. Nosotros nos quejamos por el atraso del tipo de cambio oficial con respecto a la inflación. Si el tipo de cambio oficial y la inflación hubieran ido más o menos por carriles paralelos, no tendríamos los problemas que estamos actuales.

Algunas cámaras y empresas expresaron su descontento con el bono de fin de año que el gobierno resolvió para los privados. ¿Cuál es tu opinión?

Obviamente a los empresarios no nos cae bien que nos digan, de un día para el otro, que tenemos que pagar algo más. Sinceramente, hoy el empleado es tan perjudicado como las empresas y me duele mucho menos poner plata para pagar un bono que para pagar un insumo tres veces más de lo que vale en el mercado. No es correcto porque, si cerramos una paritaria, si acordamos algo, no puede venir el Estado a decirnos “además de todo lo que cerraron paguen esto”, sin decir de donde salen los fondos. Sin embargo, no me duele porque sé que va a buenas manos. Pero es una lógica que no compartimos como empresarios. Nosotros tenemos que saber de dónde vienen nuestros ingresos y cuáles van a ser nuestros egresos. Tenemos que planificar y el hecho de que te anuncien un feriado a las 19 horas para el día siguiente o el pago de un bono para aplicarlo dentro de 10 días, cuando no sabés de dónde vas a sacar los recursos, no nos gusta. Pero son las reglas de juego que vivimos hoy.

¿Qué proyectó Astillero Contessi para 2023?

Seguimos con el mismo ritmo de trabajo, nuestro objetivo es llegar a 6 botaduras en 2023. Lo peor que se puede hacer ante esta coyuntura es retraerse, porque lo que estaríamos haciendo solamente es aumentar las pérdidas. La única forma de tratar de mitigar esas pérdidas es siendo más productivos, trabajando mejor. Utilizando menos horas hombre que las que se utilizaron al hacer este barco, para construir el próximo, lo cual es cada vez más difícil. Pero convengamos que lo venimos logrando. En 2021 y 2022, nuestros únicos rubros que bajaron fueron la cantidad de horas hombre en cada obra. Estoy muy contento con el esfuerzo que está haciendo el equipo de trabajo. Se pone la camiseta de la empresa, del país, cuando piensan que, si la empresa le está pasando mal, tenemos que ser más efectivos en el trabajo, más productivos, para que la empresa tenga algún recurso de donde sacar. No puedo dejar de agradecer esa actitud de nuestra gente. Al principio de 2022 pensamos que llegábamos tranquilos a la sexta botadura, pero todas las complicaciones de las importaciones nos impidieron llegar a ese número. La próximas serán en febrero y marzo. La luz de esperanza que vemos es que el nuevo ministro de Economía está haciendo una política un poco más austera en el control del gasto público. Esperamos que eso baje los niveles de emisión, también la inflación. Por primera vez desde 2020, en noviembre, la devaluación del tipo de cambio le ganó a la inflación. Si queremos ser optimistas esa también es una señal positiva de que estamos dispuestos a no seguir atrasando el tipo de cambio oficial, por lo menos con respecto a la inflación. Sería muy importante que el 2023, que es un año electoral, no se cometa el mismo error que se cometió en 2021, porque ahí sí vamos a estar muy complicados.

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