El intendente de Jesús María, provincia de Córdoba, Luis Picat, concedió una entrevista a Ser Industria Radio donde hizo una evaluación de la actividad productiva del campo argentino en el difícil año de la pandemia global.

El jefe comunal, quien es además empresario y dirigente rural, sostuvo que “tenemos que recuperar confianza, no para que el mundo nos crea, sino para que nosotros mismos nos creamos que podemos generar riqueza, mano de obra y levantar el país”.

También habló de la suspensión del Festival Nacional e Internacional de Doma y Folklore y afirmó que “no se puede realizar un evento de estas características mientras todavía se discute si se van a retomar o no las clases presenciales”.

¿Qué implica para la economía de Jesús María la suspensión del Festival de Doma y Folklore?

Implica muchísimo. Del lado cualitativo, significa que Jesús María en 2021 y semejante espectáculo, no puedan ser vistos en el plano nacional e internacional. Del lado cuantitativo nosotros este año medimos la incidencia económica que tiene el Festival no solamente en Jesús María y alrededores sino en el país, con artistas de diferentes puntos que vienen a trabajar. Hablamos de 600 millones de pesos, muchísimo dinero que no todo queda en aquí, pero implica un derrame económico a las ciudades de alrededor importantísimo.

Y la industria cultural lo padece porque hace nueve meses que está paralizada… 

Si, por supuesto, gran parte va a la industria cultural, la actividad gastronómica, el turismo… No se realiza porque no tenemos las garantías sanitarias suficientes para casi un millón de personas que pasan en diez noches por la ciudad. Y además algo importante es que la Comisión del Festival está compuesta por directoras de escuelas. Mientras estamos debatiendo por qué los niños y las niñas no van a la escuela, era bastante contradictorio hacerlo.  Vamos a esperar el 2022 para tener un gran Festival. Este año desarrollaremos el turismo interno, con un paquete que es Sierras Chicas, que no es solamente Jesús María sino todo el corredor de nuestro pie de sierras. 

Como empresario y dirigente agropecuario. ¿Cómo vivió el campo este año?

El 2020, dentro de todo para el sector no fue complicado, más allá de la pandemia. Desde mediados de marzo, que comenzaron las restricciones, el sector agropecuario y agroalimentario estaban dentro de los trabajos esenciales por lo cual siempre se pudo trabajar. Tuvo una cosecha récord. En estos momentos, lamentablemente por la sequía, hay buenos precios y valores de commodities. Esto no significa que se van a poder aprovechar esos valores porque estamos en una seca importante por lo cual la previsión para el año que viene puede llegar a ser complicada. Pero ha sido un año no tan negativo como para el resto de los sectores.

El consumidor recibe constantes aumentos en el precio de la carne. ¿Cuál es la situación del sector ganadero?

En el sector ganadero los costos de producción se han incrementado muchísimo, también el precio de los cereales y de las oleaginosas. Todo lo que es commodities ha sufrido con el aumento del dólar y el aumento a nivel internacional. A pesar de que las retenciones impuestas han sido elevadas y eso va directamente al costo de producción de la carne. Los frigoríficos también han incrementado sus valores en los costos laborales, las paritarias fueron muy buenas en el sector cárnico, más un incremento en los servicios que también se transfiere al consumidor final. No es una cuestión que pase solamente por el incremento de las exportaciones el motivo de que haya mayor o menor oferta en el mercado interno. Básicamente se explica por el aumento del costo de producción. No hay ningún aprovechamiento en el medio.

Hubo casos de inseguridad, toma de campos y rotura de silobolsas. ¿Vivieron problemas de ese tipo? 

Acá no los tuvimos. Salvo algunos casos privados, no han sido movimientos de cierto grupo que haya querido dañar los silos. En el caso nuestro, de una comunidad más chica, donde estamos cerca del ciudadano y hay empatía con el sector, no hay animosidad de rotura de bolsas. No nos ha tocado a nosotros ni al norte de Córdoba donde tenemos cierta injerencia. Después, analizando lo que ha sucedido en el sur, creo que hay una mezcla de todo. Una parte de cuestiones privadas que tiene que solucionar el mismo propietario y puede haber algún aprovechamiento de ciertos grupos, pero que han sido menores, no una cuestión constante ni seria.

Jesús María es un nodo logístico para el norte del país y puede tomarse como termómetro. ¿Sintió la crisis por la pandemia?

Si, por supuesto. Acá pasaban 13 mil vehículos por día antes de la pandemia y el 30% bajaba para hacer compras, generalmente en lo referido a la agroindustria. Desde La Rioja, Catamarca, Santiago del Estero, toman los servicios de la ciudad La verdad es que en su momento se sintió muchísimo. Córdoba estuvo cerrada y obligaba a los que pasaran a la Provincia a cumplir ciertos protocolos. Al principio se resintió bastante el comercio. Pero a partir de junio o julio, cuando hubo una mayor apertura, comenzó la actividad nuevamente y noviembre creo que ha sido un mes muchísimo más productivo, con mayores ventas y de recuperación.

Se insiste en la necesidad de aumentar las exportaciones y el campo es un factor fundamental. ¿Los productores tienen incentivos para aumentar la producción? 

Desde el lado económico existen. Yo soy pro generador de valor agregado. Constantemente, desde el 2003, trato de motivar a los productores a que agregan valor a su producción. De hecho, nosotros lo hemos hecho. En el 2000 teníamos un sólo empleado y ahora tenemos 200, de manera que hemos avanzado en la cadena de valor. Insisto, desde el lado económico, todavía existen muchas posibilidades, Estoy convencido de que es momento para invertir. Pero desde el lado político y de los créditos que pueden ofrecer las entidades bancarias, no hay herramientas ni incentivos que puedan llevar a alguna persona, productor o empresa a tomar la decisión de salir a invertir. Creo que gran parte de los productores se frenan y por mirar la situación coyuntural se están perdiendo aprovechar la oportunidad de invertir a largo plazo. La política de estado debe generar ciertas herramientas y motivación para que cualquier sector, empresa o individuo, se anime a emprender, desde abrir un kiosco hasta generar exportaciones. Necesitamos cierta generación de expectativas. Personalmente soy positivo, optimista y he tratado de invertir en las malas y en las buenas porque mi propósito y objetivo es generar mano de obra. Desde ese lugar trato de motivar al resto para que haga lo mismo. No todos los productores deben generar valor agregado. Pero puede haber empresas o individuos que quieran unirse a la parte productiva, al commodities. Creo que la industria agroalimentaria y la del conocimiento son las claves para mejorar la actividad exportadora del país.

Estuviste desde el lado privado y ahora desde el público. ¿Por qué para Argentina es tan difícil ordenar la macroeconomía?

Creo que estamos viviendo como en dos países. Por ahí nos centramos en lo que pasa en Capital y el Gran Buenos Aires y no vemos lo que pasa en el interior. Es totalmente diferente, no logramos ponernos de acuerdo sobre la Argentina que queremos. Hay muchos intereses individuales y no hablo solamente de lo político, sino también de lo privado. Lamentablemente una Argentina que tiene millones de oportunidades, por esos intereses individuales se termina frustrando constantemente. Creo también que estos intereses individuales no han dejado crecer nuevas ideas, nuevas generaciones de reemplazo de dirigentes. En Córdoba tenemos desde el año 83 los mismos dirigentes y se siguen postulando. Estamos empantanados.

¿Cómo podría resolverse?

Pienso que hace falta que, desde arriba, se trate de generar espacios de diálogo, de debate. Dejamos esta oportunidad que empezó en abril. La pandemia nos había traído la posibilidad de generar esos consensos. Ver sentados juntos a Fernández, Larreta y Kicillof, que se ponían de acuerdo en el tema de salud, podría abrir la oportunidad de que se pusieran de acuerdo en lo económico. Y en lo económico lo único que hay que hacer es generar confianza. Tenemos que recuperar esa confianza no para que el mundo nos crea, sino para que nosotros mismos nos creamos que podemos generar riqueza, mano de obra, levantar el país. Hace falta esa cuota de confianza. Creo que todavía tenemos oportunidad porque Alberto todavía tiene tres años más de gobierno y debemos generar los hechos y los caminos para que se logre eso.