Argentina exporta la mitad de fruta que hace diez años

27 agosto, 2020

Logística cara e ineficiente, falta de financiamiento, fuerte presión impositiva, costos laborales, son algunos de los puntos que, para José Carbonell, presidente de la Federación Argentina del Citrus (Federcitrus), explican la pérdida de competitividad que llevó a la Argentina a una fuerte caída de las exportaciones en los últimos diez años. 

Desde Tucumán, Carbonell, analizó la actualidad de un sector clave en las economías regionales. Específicamente remarcó que el NOA argentino es el primer productor mundial en volumen de limón y el segundo exportador mundial de fresco de ese cítrico en caja. 

“La mayoría del limón que produce el país se industrializa. Somos el primer productor de derivados industriales del mundo por lejos. La posición de segundo exportador mundial está compartida con Sudáfrica y Turquía, dos países que han crecido mucho”, contó y destacó la apertura del mercado chino.

Además, se refirió al duro golpe que la actividad recibió por parte de la Unión Europea que prohibió temporalmente la importación de naranjas argentinas argumentando que la decisión es para prevenir la entrada y diseminación de la enfermedad “mancha negra”. 

Al respecto, el titular de Federcitrus sostuvo que la medida tomada desde Bruselas fue por la presión que ejercieron tanto los empresarios como el Gobierno español. 

¿Los limones argentinos están ganando mercados?

Argentina ha crecido en mercados como Estados Unidos, que es el tercer año que se ha abierto para nuestros limones y se ha ido consolidando. Se han abierto mercados secundarios como el de Brasil, México, que no consumen mayormente el limón siciliano. Además, este año se abrió el mercado chino y generó enormes expectativas. Han llegado pocas empresas con un volumen pequeño, pero es un hecho muy importante. Confiamos que en los próximos años va a ser un mercado creciente para nuestras exportaciones. También se están consolidando mercados del oriente, de África, Malasia y Canadá. 

La Unión Europea prohibió la importación de naranjas argentinas. ¿Qué consecuencias tiene para el país?

La Unión Europea es el destino más importante para las exportaciones de frescos, por eso es que estamos con un fuerte shock. Primero por la necesaria autolimitación de exportar que se fijó el sector de acuerdo con el SENASA a partir del 1 de julio pasado y la resolución de la Unión Europea que prohíbe definitivamente la exportación de naranjas y mandarinas. La mitad de la producción exportable de naranjas, que se estaba desarrollando desde el NOA y el NEA, ha quedado sin embarcarse generando un daño que todavía no es fácil dimensionar. Porque no sabemos si va a haber mercados alternativos para ubicar esas frutas y seguramente los precios de esos mercados no serán los mismos que los europeos.

Fuente: Agroempresario

¿Por qué la Unión Europea tomó esta decisión?

Hubo una cantidad muy importante de detecciones de mancha negra en las naranjas argentinas. Esto sucedió principalmente en puertos españoles, específicamente en el Puerto de Cartagena. Lo curioso es que cerca de la mitad de las detecciones no fueron respaldadas por el análisis de PCR, que es el válido para la determinación de hongos, virus o bacterias en un alimento, lo cual nos ha llevado a sospechar que había una particular agresividad del sector español público-privado hacia nuestras exportaciones. Vamos a investigarlo. Si bien no va a ser fácil por el tiempo transcurrido de algunos casos, hay una serie de circunstancias que nos permiten afirmar que ha habido una política de exclusión por parte de España.

¿Hubo instancias de negociación?

España es la que presionó a las autoridades fitosanitarias de la Unión Europea para que se llegue a esta medida. Nos cuesta entenderlo, porque tenemos casi 50 años de historia de exportaciones cítricas a ese país, que ha sido nuestro principal socio comercial durante todos estos años. Argentina abastece de fruta en contra estación, permitiendo que muchos españoles puedan trabajar en empaque, cadenas de distribución, fletes, etcétera. Realmente nos cuesta entender la enorme agresividad expresada en los comunicados de las entidades citrícolas europeas y por actitudes del propio Gobierno a través del ministerio de Agricultura y de las entidades españolas. 

¿Cuál es la actualidad de los otros cítricos?

Además de naranja, Argentina exporta mínimas cantidades de pomelos. La mandarina estaba en los últimos momentos de exportación por razones estacionales. En el caso del limón, la autolimitación al 1 de julio significó un 20% menos de lo proyectado exportar a la Unión Europea. En cierto punto se pudo distribuir en otros mercados, no siempre a los mismos precios. 

El mercado se queja por los precios altos. ¿El problema es de la producción o de la cadena de valor?

El mercado interno no va a absorber razonablemente la cantidad de naranja que tiene NEA y NOA para abastecer mercados externos. Si toda esa naranja se volcara en el mercado interno no valdría nada, lo cual sería dramáticamente grave para los productores. Confiamos que se va a poder exportar por lo menos parcialmente a otro mercado. Cuando un mercado está sobre ofertado, tiene un impacto inmediato hacia la baja de todos los precios, en cambio en un mercado que le falta determinado producto su precio sube. Pero el mercado interno de la naranja tiene un volumen muy acotado para la cantidad de producción argentina.

¿Cómo afectó el Covid-19 al sector?

Gracias a dios la cadena de producción, mantenimiento, cosecha, empaque, transporte, procesos industriales de todo el sector citrícola en el país no han tenido inconvenientes con el coronavirus. Fue una enorme fortuna y además una consecuencia de una serie de cuidados que se tomaron sobre todo en el tema cosecha, que es donde hay mayor contacto de personas. Afortunadamente no tenemos que lamentar situaciones de contagio importante. Puede haber alguna aislada que de hecho no conozco, pero no se ha dado lo que en algunas otras actividades como por ejemplo la cosecha de caña de azúcar y el proceso industrial han tenido sobre todo en Jujuy.

¿Cómo están los productores de cara a la próxima temporada?

Expectantes de los procesos de cuidado de las plantas esperando que se corte este ciclo seco que afecta no sólo los citrus sino toda la agricultura y la ganadería argentina. Se está agudizando porque no hay lluvia a la vista en la mayor parte de las zonas productivas. También tenemos como elementos de enorme consideración este invierno tan seco en buena parte país y ha llegado a afectar seriamente la producción de trigo de este año. 

¿La apertura de mercados generó mano de obra?

Lamentablemente no. Este ha sido un año de caída de producción tanto de naranja como de limones. Ha habido menos mano de obra ocupada en cosecha, en empaque y en fábrica. En general la fruticultura argentina viene sufriendo un deterioro de su capacidad exportadora muy marcada. Tomando la totalidad de los productos, Argentina está exportando exactamente la mitad de la fruta que exportaba hace diez años. Hay una caída muy grande. Los únicos sectores que han crecido son los de frutos finos. El arándano está luchando por conservar sus mercados ante la presencia muy agresiva de Perú, las cerezas es un sector virtuoso que ha crecido, el kiwi también. En general el volumen de las frutas exportadas por la Argentina ha caído mucho y lo venimos marcando ante todas las autoridades. 

¿Esto por qué sucedió? 

Hay condiciones objetivas. Logísticas caras e ineficientes, falta absoluta de financiamiento, presión impositiva enorme, costos laborales que son incomparables con los de los países que competimos. Todo esto ha hecho que por un lado haya un atraso en las variedades y en la capacidad productiva real, lo cual impacta en el costo y la imposibilidad de acceder a algunos mercados porque los costos son demasiado altos. Argentina, si quiere mejorar el conjunto de la economía, tiene que fomentar las exportaciones y tiene que haber primero producciones capaces económicamente, sanitariamente, de ser exportada. Es el desafío que tiene nuestra actividad, tomando la frutícola y muchas actividades. Recuperar o ganar mercados en función de calidad precio y continuidad de presencia. 

¿Estas cuestiones puntuales se están negociando?

Tenemos un diálogo muy fluido con el sector público. En las provincias que producen citrus, los gobiernos han venido acompañando nuestro proceso y nacionalmente destacó la solidaridad y el acompañamiento de las autoridades del SENASA, estos últimos momentos. También sectores de la Cancillería, a los cuales hemos acudido para defender nuestras producciones. De todas formas, hay variables económicas que ni el SENASA ni Cancillería fijan. Es muy difícil competir con Sudáfrica o Perú que tienen una presión impositiva mucho menor, una moneda estable y financiamiento. Además, están más cerca de los grandes centros de consumo. Argentina ha llegado a exportar cifras muy importantes en frutas, como los exporta en su conjunto de alimentos, pero si no se van revisando algunas circunstancias la caída se va a mantener. 

Es algo común a los productos argentinos… 

Competitividad es la palabra clave que define la capacidad de cualquier producto de ser exportado. Calidad, precio y continuidad en mercados, esto es el “abc” de la posibilidad de exportar. Tenemos que tener productos de calidad, capaces de competir en cualquier mercado. Hay que partir con la premisa de que el mundo en general está abastecido y si uno sale de una góndola, cuesta mucho llegar a estar de nuevo. Es importantísimo definir que la palabra competitividad es la palabra mágica que va a hacer que seamos capaces de aumentar globalmente nuestras exportaciones.

Uno escucha que hablan de llegar rápidamente a los 100 mil millones de dólares de exportaciones, pero tienen que estar sustentadas sobre posibilidades concretas. Nadie puede exportar a pérdida durante mucho tiempo. A veces uno exporta perdiendo por una política de publicidad o de apertura de mercados. A mediano plazo, tiene que haber rentabilidad, sino no hay quien pueda soportarlo. Por eso, la competitividad tiene que estar dada por un conjunto de factores macroeconómicos que pasan por la logística, el costo laboral, financiamiento, presión impositiva, facilidades de puerto, costos internos de transporte, etcétera. Es un conjunto de cosas sobre las cuales el país tiene que trabajar, no sólo a favor de los citrus sino de toda su capacidad exportable.

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