“Argentina tiene que subirse como sea a esta ola de transformación productiva”

25 agosto, 2020

La especialista en integración del Instituto para la Integración de América Latina y el Caribe (INTAL) del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Ana Basco, destacó la importancia de que la Argentina y la región se sumen a la cuarta revolución industrial.

En ese sentido, indicó que la falta de financiamiento es el principal obstáculo para las Pymes que quieren avanzar en la digitalización y para eso es necesario que desde los Estados se facilite el acceso al crédito. 

Otro factor importante es la llegada del 5G, clave para el desarrollo de la Industria 4.0. Por eso se necesitan políticas públicas que incentiven las inversiones privadas para poder desplegar esta tecnología en el país.

En diálogo con Ser Industria Radio, la economista y politóloga, se refirió al futuro del empleo y puso énfasis en remarcar la importancia de que el sistema educativo prepare a los estudiantes para poder hacer frente a la demanda laboral que requiere el sector. 

Al respecto, señaló que uno de los mayores desafíos tiene que ver con las brechas de género. “Sólo hay una mujer cada tres estudiantes que realizan carreras universitarias en Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemática, que son los profesionales demandados por las empresas en este nuevo contexto”, dijo Basco. 

¿Cómo puede explicarnos de qué se trata la Industria 4.0?

La Industria 4.0 se da en el marco de la llamada Revolución 4.0, que se caracteriza principalmente por el desarrollo de varias tecnologías como la inteligencia artificial, la robótica, la realidad aumentada, la realidad virtual, la nanotecnología. Todas estas tecnologías avanzan, penetran en todos los ámbitos de nuestra vida y modifican la forma en que consumimos, producimos, trabajamos, nos educamos o hasta cuidamos el medio ambiente. Permiten que la industria se vaya automatizando y digitalizando. Una característica central de todo esto es la posibilidad de generar, captar y analizar miles y miles de datos en tiempo real. Por ejemplo, que una máquina se conecte en tiempo real con un producto, el producto se conecte con el trabajador o con el consumidor del producto. Es decir, que se genera una interrelación entre todas estas partes que nunca antes se había generado. Así se van creando nuevos modelos de negocios, más pensados en el cliente, más personalizados, con la posibilidad de producir en tiempo real y se construyen gran cantidad de plataformas -Marketplace- donde el productor puede vender directamente al consumidor sin necesidad de pasar por un intermediario o un comercio.

¿Cómo está Argentina al respecto?

El año pasado hicimos una investigación con la Unión Industrial Argentina (UIA) y con el Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC) y lo que vimos es que solamente el 6% de las empresas argentinas estaban en un nivel de Industria 4.0. Y llegó la pandemia, esta crisis que está afectando claramente a un montón de empresas. Sabemos que han cerrado una gran cantidad de compañías tanto en la Argentina como en el resto del mundo. En este contexto, lo que vemos es que algunas empresas han podido de alguna manera reinventarse rápidamente y transformarse en cuestión de las necesidades del momento. Pero son las que ya habían tenido algún tipo de avance en el nivel de digitalización o de transformación tecnológica. Por ejemplo, en muy poco tiempo se generaron una gran cantidad de plataformas para trackear la movilidad de las personas, chatbots para responder consultas médicas, aplicaciones para mantenerse en estado físico o impresión 3D de máscaras, de barbijos o de respiradores artificiales. También empresas que transformaron sus propios sistemas y pudieron de esta manera hacer que gran parte de sus empleados teletrabajen.

El otro 94% tiene que ingresar pronto a este cambio…

Totalmente, ese 94% son generalmente pequeñas y medianas empresas y tienen un montón de dificultades. En esta encuesta pudimos observar que, en nuestro país, la principal dificultad que tenían a la hora de avanzar hacia la digitalización es el financiamiento, algo que suena absolutamente lógico en este contexto. En segundo lugar, aparece el tema de la cultura de la empresa. Estos factores son como más blandos, a veces tan difíciles de cambiar, donde hay muchísimo temor a la pérdida de empleo, que es a su vez otro de los grandes desafíos que presenta esto. Pero en la Argentina, viéndolo más en rasgos positivos, hay una oportunidad enorme de avanzar en este tipo de industrias 4.0 y servicios basados en conocimiento.

¿Por qué?

Todo es relativo en este mundo. Si nos comparamos con Alemania, Estados Unidos, es una cosa, pero si lo hacemos con el resto de América Latina, lo que vemos es que Argentina está mejor posicionada que otros países, igual o muy parecido a México y Brasil en cuanto a indicadores que son claves para avanzar en esta industria. Con esto estoy hablando por ejemplo del PIB per cápita industrial, la cantidad de investigadores por habitantes, de la cantidad de patentes por habitantes, de los niveles de conectividad, de comercio electrónico, la calidad de los recursos humanos… si uno compara estos indicadores con el resto de América Latina ve que estamos mucho mejor. Y además, el contexto de la pandemia en donde todo se virtualizó, de alguna manera las distancias pasaron a ser algo insignificante. Sumado a la competitividad por el tipo de cambio que tenemos en este momento, me parece que es una oportunidad enorme para que la Argentina exporte y empiece a producir más servicios basados en conocimiento, como puede ser el sector de software, el sector de servicios de consultoría o incluso lo que tiene que ver con lo que se llama la economía naranja, lo audiovisual, los videojuegos. 

A esto hay que sumarle una industria 4.0 que es relativamente fuerte en el sector metalmecánico, el automotriz, el biotecnológico. Lo vemos con la vacuna ahora. Esto claramente no fue de un día para otro, la posibilidad de que la Argentina forme parte de la producción se origina en la existencia de un sistema científico y tecnológico relativamente fuerte. 

Ante esta perspectiva.  ¿Es necesario reformular el sistema educativo y orientar a los chicos hacia este tipo de actividades?

El año pasado hicimos una investigación en cinco países de América Latina: Argentina, Chile, Colombia, México y Brasil, donde se ve claramente que hay una demanda de empleo que no está satisfecha y sobretodo son trabajadores con habilidades asociadas a lo que se llama STEM (siglas en inglés de Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas). Las empresas demandan ese tipo de calificaciones y no tienen la oferta de estudiantes o de trabajadores con este tipo de habilidades. Esto también es bastante común en otras partes del mundo, pero teniendo en cuenta los niveles de desempleo que tenemos en la región, no podemos darnos el lujo de tener demanda de empleo que no pueda ser satisfecha. Entonces, para eso es necesario trabajar generando políticas públicas que contribuyan a que los jóvenes se metan en este tipo de actividades y puedan generar estos conocimientos necesarios que están demandando las empresas.  

Hay varios programas que se hicieron. A mí me gusta mucho el ejemplo de formación dual de Alemania, que Brasil y México lo replicaron y tiene que ver con la fuerte colaboración entre la universidad y la empresas. La universidad modifica su currícula en función de las demandas de las habilidades de las empresas y los estudiantes pueden hacer prácticas profesionales. Me parece que es necesario que la Argentina y el resto de América Latina vaya en esta dirección. Es muy importante la colaboración entre el sector privado, el sector público y las universidades. 

Además, uno de los principales desafíos, que particularmente me interesan, es el tema que tiene que ver con la brecha de género, por lo que pasa acá en Argentina y en todas partes del mundo. La mayoría de los estudiantes son varones. En una investigación reciente vimos que de tres estudiantes en carreras asociadas a STEM en la Argentina uno sólo es mujer. Esto es un desafío enorme porque si justamente son este tipo de empleos los que van a tener cada vez más demanda, las mujeres vamos a ir quedando cada vez más atrás y sabemos que las brechas de género son relativamente importantes pese a que se están achicando claramente los últimos años. 

¿Pudieron desentrañar por qué las mujeres no se vuelcan en este tipo de carreras? 

Hay una serie de factores. En primer lugar, cuestiones que tienen que ver con que desde chicas generalmente nos dan una muñeca y a los varones un robot. Hay factores culturales que se van imponiendo desde que somos pequeñas y hacen que las mujeres estén menos predispuestas a determinado tipo de juegos y después de conocimiento y habilidades que los varones. Esto se ve después en el nivel educativo y a nivel profesional. 

A nivel educativo lo que vemos es que, en la universidad, a las mujeres que estudian este tipo de carreras les cuesta avanzar porque están rodeadas de un ambiente totalmente masculinizado, donde hay un montón de estereotipos. 

Sabemos la cantidad de veces que se dice que la matemática no es para la mujer o que la ingeniería es una carrera de hombres, estos sesgos están muy implantados. Además, son carreras claramente difíciles, donde hay muchísimos techos de cristal. Esto, sumado también a que por supuesto dedicamos más tiempo al trabajo no remunerado en relación a los varones y hace que no podamos completar nuestro ciclo universitario y avanzar en la carrera profesional. 

En una encuesta que hicimos con Latinobarómetro, les preguntamos a las mujeres cómo se sienten, por ejemplo, a la hora de subirse en un vehículo sin conductor, comer carne artificial o pagar las cuentas del banco a través del celular y lo que se ve es que las mujeres en relación a los varones estamos menos predispuestas. Se debe a que tenemos menos conocimientos, estamos menos habituadas a lidiar con las nuevas tecnologías, etcétera. 

Córdoba, tuvo una ley de Promoción del Software antes que la Nación y necesita cubrir 3500 empleos tecnológicos. ¿Esto es algo que sucede en otras provincias argentinas? 

Me imagino que debe ser una problemática de varias otras provincias, incluyendo Capital Federal y la de Buenos Aires. A nivel agregado, la Cámara del Software el año pasado dijo que habían quedado un montón de vacantes en el país. Es un desafío enorme, sobre todo en las provincias que tienen mayor desarrollo de este tipo de industria. 

Algunas empresas están sugiriendo y quieren trabajar con el Gobierno capacitando a estudiantes en algunos programas específicos de Software. Pero el problema que tiene esta industria es que hay altos niveles de rotación, los salarios son muy buenos y los trabajadores cambian de empleo muy rápidamente. Entonces algunas PyMEs están tratando que el trabajador se quede en la empresa por lo menos dos años, para que después si es tentado por otra empresa más grande, que es lo que generalmente pasa, de alguna manera la empresa más grande o el Estado le devuelva algún tipo de reconocimiento. Porque retener a un joven no es fácil y se invierte mucho en la capacitación. Entonces de vuelta caemos al mismo sistema de siempre, en el que las empresas más chicas son las más relegadas y las que menos están tecnológicamente avanzadas. 

En el país hay muchas startups muy innovadoras. ¿Crecerá rápidamente el teletrabajo?

Exacto, las empresas de servicios son las que más están teletrabajando. En una encuesta en empresas exportadoras de América Latina, se ve claramente que el promedio de empresas exportadoras que teletrabajan es del 90%. Es un número altísimo, pero pueden hacerlo porque para eso se necesita infraestructura digital o sea conectividad, nuevas tecnologías, una computadora y otros dispositivos. Cuando más grande es la empresa y más avanzada tecnológicamente está, probablemente tenga mayor capacidad de teletrabajar. Una empresa de servicios puede tener el 100% de teletrabajadores, mientras que una metalmecánica seguramente tenga  un porcentaje menor, porque un operario de una máquina no puede teletrabajar. 

Hay una enorme oportunidad en medio de la pandemia para exportar mayor cantidad de servicios basados en conocimiento. Principalmente, porque la pandemia permite el teletrabajo y en este sector están avanzadas tecnológicamente. Además, contribuye el tipo de cambio y la calificación de los recursos humanos que tenemos en la Argentina.  

¿Los países más ricos serán los que basen su economía en el sector industrial o en los servicios?

No creo que vayamos a un mundo de servicios así plenamente. Creo que el producto industrial irá incorporando cada vez más servicios. Por ejemplo, una heladera va a tener un servicio que va a permitir conectar al productor cuando tenga alguna falla o avisar si te falta leche.  Este es el proceso de avances de los servicios en la industria. No creo que esto genere un desplazamiento total del sector industrial. Claramente los servicios incorporan muchísimo valor. Al exportar este tipo de servicios podés encontrar muchísimos más dólares, pero a la industria la vamos a seguir necesitando. Probablemente haya más especializaciones.

Nosotros decimos que América Latina tiene oportunidades para basarse más en servicios, pero eso no significa que el sector de servicios vaya a desplazar totalmente al sector industrial. Hay industrias como la automotriz, o el metalmecánico que los vamos a necesitar por lo menos en los próximos 20 o 30 años seguro. 

En este proceso hacia la industria 4.0, ¿cuál es el papel de los Gobiernos y de los sindicatos? 

El Estado tiene que intervenir, tiene que generar políticas públicas que contribuyan al desarrollo de la Industria 4.0. Si no se generan incentivos para las empresas, para invertir en este tipo de tecnologías, no se va a avanzar. Por supuesto que hay una necesidad, una cuestión básica y necesaria, que es la estabilidad macroeconómica. Eso está descontado, ya que es absolutamente necesario para que las empresas decidan invertir en esto.

En la encuesta le preguntamos a las empresas cuáles eran los principales obstáculos y aparece el tema de financiamiento. El Estado tiene que lograr facilidades para acceder a ello. El tema de la conectividad en general es un obstáculo para las empresas más grandes, sobre todo a la hora de avanzar tecnológicamente y aquí aparece el tema de 5G. Creo que Argentina tiene que avanzar hacia esto. México y Brasil ya están avanzando, China y Estados Unidos también. Si no nos metemos en el 5G, vamos a quedar cada vez más relegados. El 5G va a generar un desarrollo exponencial de lo que tiene que ver con los servicios, en la telemedicina y en la teleducación. Ahí hay un potencial enorme para América Latina, para convertirse totalmente en un exportador de servicios. Estas son políticas públicas que deben estar bien focalizadas en función de los obstáculos que tienen las empresas, del tamaño y del avance tecnológico.

En cuanto a los sindicatos, juegan un rol importante. Es necesario de alguna manera involucrarlos en todo esto. El mundo avanza y los sindicatos también tienen que avanzar. Hace algunos años hablamos de paritarias 4.0, esto es un sueño, pero de alguna manera tenemos que ir hacia un Estado innovador. Por qué no pensar paritarias en función de los avances tecnológicos. Es importante pensar y tratar de ir hacia un Estado más innovador, un sistema sindical más adaptado al nuevo contexto en el cual estamos inmersos. 

Además, estamos en medio de esta pandemia, donde sabemos que América Latina va a ser una de las regiones más afectadas probablemente junto con India y Asia meridional. Esto nos tiene que encender una alarma enorme. Tenemos que subirnos a la ola de la transformación productiva como sea, porque si no, esta brecha con el mundo desarrollado se va ampliar cada vez más.

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