“Las empresas se van de Argentina porque ven que los próximos años van a ser peores que este”

1 diciembre, 2020

El licenciado en Administración y especialista en Finanzas, Juan Pablo Zambotti, analizó el momento económico que atraviesa Argentina. Sostuvo que el panorama no es alentador y que hay muchas señales que muestran que la situación no va a mejorar en el mediano plazo.

La negociación de la deuda con el Fondo Monetario Internacional (FMI), la brecha cambiaria y las empresas que dejan el país fueron algunos de los temas a los que el profesional se refirió en Ser Industria Radio. 

Además, indicó que el impuesto a la riqueza “es demagógico y no va a recaudar nada”. También señaló que hay algunos funcionarios que no están capacitados para los cargos que ocupan. 

En junio dijiste que estábamos en terapia intensiva. ¿Cómo estamos ahora?

Definitivamente la situación no ha cambiado mucho, si bien algunas cuestiones pueden haber mejorado, la verdad es que seguimos en terapia, con respirador. En el corto plazo no creo que esto vaya a cambiar, no hay ninguna expectativa por parte de los actores de la economía para que en el corto plazo se pueda mejorar, ni siquiera en el mediano. Hay muchas señales que indican exactamente todo lo contrario, más allá de que parece que la situación está un poco más tranquila. 

Zambotti: “En Argentina no sólo no hay inversión, sino que hay desinversión”

Esa sensación de tranquilidad se dio luego del acuerdo con los bonistas. Sin embargo, en la calle está la sensación de que la situación se puede desbordar en cualquier momento…

Mencionás el arreglo de la deuda. Los bonos ya tienen un precio que es mucho menor inclusive que el que tenían antes de la reestructuración. ¿Que está diciendo eso? Que ya los inversores están suponiendo que no se van a pagar, una reestructuración que se acaba de hacer hace dos minutos y ya los grandes inversores están suponiendo que eso no se va a pagar. Una tasa del 17%, 16% en dólares no existe en ningún lugar del mundo por documento de renta fija. Por lo tanto, esa excelente noticia para la situación en la que estábamos no duró ni dos meses. El dólar controlado es medio relativo. El blue sube y baja de manera muy marcada en poco tiempo, así que no es un instrumento que se pueda domar tan fácil. Los otros dólares libres están en valores altísimos comparados con el que el gobierno dice querer tener, por lo tanto, no sé qué tan controlado está el tema cambiario. Esto ya empezó a repercutir en el tema inflacionario, toda la emisión que se hizo por la pandemia y la cuarentena ahora va a empezar a reflejarse en los precios. Es indudable que cuando se empiecen a liberar más actores de la economía la presión sobre los precios van a ser inclusive mayor. Creo que el proceso inflacionario de verdad recién empieza. 

¿El valor del dólar en Argentina, daña a la economía?

Supongamos que no tomamos en cuenta el valor del dólar blue para no entrar en la discusión de si es o no representativo en el mercado. Tenés los otros dólares, el MEP y el contado con liquidación, que están en valores muy altos comparados con el  oficial. Esto genera problemas macroeconómicos porque el superávit que tenías en la balanza de pagos por las importaciones y las exportaciones, ya se lo morfó esta diferencia. Con esta brecha, se empiezan a subfacturar o sobrefacturar importaciones y exportaciones y esas ganancias que teníamos empiezan a desaparecer, son todos negocios financieros. Hoy el exportador hace más negocio con la subfacturación que vendiendo los productos y liquidando a 80 pesos por dólar, técnicamente esta brecha no es sostenible en el tiempo. 

En la negociación con el FMI. ¿Cuál sería el mejor resultado que podríamos obtener?

Es la negociación más fácil de todas. El FMI debería estar entregado porque fue un préstamo político, no había ningún fundamento técnico para que nos prestara esa plata. El gobierno se podría plantar, como creo que lo está haciendo y decir que por los próximos cinco, siete años no va a pagar un centavo y el FMI tampoco podría esgrimir muchos argumentos para exigir una deuda que, bajo todas las circunstancias, fue tomada con mucho ruido. Esa negociación es muy fácil, lo que pasa es que es una bala de plata que cuando el gobierno la use quizá se genere el mismo efecto con la otra restructuración de la deuda, que fue mucho más grande y más costosa porque tardaron seis meses, para luego estar en la misma situación o peor que la que se estaba antes. Al Fondo no le va a quedar otra que negociar, cerrar los ojos y aceptar lo que la Argentina le pueda dar. Habrá que ver qué efecto se genera en los mercados, espero que no dure una semana o un mes como la otra reestructuración porque indudablemente si es así, no va a aportar nada a la situación. Termina siendo como apagar un incendio con un balde de agua.

En este último tiempo, muchas empresas multinacionales han decidido irse del país. ¿Esta tendencia va a continuar? 

Lo de las empresas es meramente de expectativas. No se van porque la situación es mala en la Argentina, sino porque creen que la situación en el país va a ser peor y no va a mejorar en los próximos años. Ninguna de las grandes empresas que están diciendo que se van, lo hacen sin antes hacer un estudio serio económico financiero de los próximos años y si se van es porque están viendo que los próximos años van a ser inclusive peores que estos. Estas compañías no piensan en los próximos dos o tres meses, sino que sus inversiones están atadas a periodos de tiempo más largos de por lo menos cinco años. No ven ninguna expectativa por la cual quedarse. 

Fernández, Guzmán, Heller y Kirchner durante una reunión sobre el impuesto a la riqueza.

El Senado dio media sanción al proyecto llamado Aporte solidario, conocido como Impuesto a la riqueza. ¿Qué efectos puede tener en la economía real?

Indudablemente ya lo estamos viendo. En una situación como en la que estamos, de pandemia mundial, con una cuarentena insoportable, generar más presión impositiva sobre las pocas personas o empresas que realmente aportan en la Argentina me parece un despropósito. Es un impuesto totalmente demagógico que no lo va a pagar absolutamente nadie. Cualquier persona que tenga más de 200 millones de pesos y tiene que pagar tres, cuatro o cinco millones de pesos de impuestos, poniendo un abogado y pagándole por un amparo resuelve la situación por los próximos cuatro o cinco años, después va a la Corte Suprema y si lo tiene que pagar en algún momento lo pagará devaluado y en “pesos crocantes”, como dirían por ahí. Indudablemente es un impuesto que no va a recaudar absolutamente nada, no tiene ni sentido discutir si es válido o no porque no lo va a pagar nadie. Que lo aprueben o no, no cambia nada. 

El Presupuesto 2021 viene con nuevos gravámenes y aumento de alícuotas. ¿Cómo pensás que puede ser la economía en el próximo año?

Indudablemente, no va a ser bueno. Vamos a tener un rebote porque estamos en el décimo subsuelo, entonces el rebote es natural porque llegaste al piso. La única manera que los países crezcan es que haya ahorro e inversión, no hay otra manera. Podés fomentar el consumo y de corto plazo tener algún efecto, pero a mediano y largo plazo lo hacen las inversiones. Sin inversión, no hay futuro. Lo que estamos viendo en Argentina es específicamente que las empresas se están yendo, no sólo no hay inversión, sino que hay desinversión, entonces esto no va a terminar bien y lamentablemente, muy a mi pesar, las expectativas son de malas para horribles. 

¿El pronóstico que formulás, es por incapacidad del gobierno o porque apuestan a esto?

La verdad que me lo planteo todo el tiempo. Tienen gente muy poco capaz. Un ministro de Economía que tiene menos calle que Venecia. Técnicamente será muy bueno, pero indudablemente para ocupar un puesto como ese se necesita alguna otra cosa más y Guzmán no la tiene ni cerca. En el Banco Central hay una persona, Miguel Pesce, que dice barbaridades. Realmente no se entiende como llega a ese puesto. Se puede entender que una persona llegue ahí por decisiones políticas, y todas esas decisiones están repercutiendo en la economía. A parte tenés discusiones internas entre el Central y Economía. Indudablemente todas estas cuestiones no pueden ayudar nunca y son decisiones políticas, acá no se le puede echar la culpa a una persona en particular sino a un conjunto de políticas que alguien toma, supongo que será el Presidente Alberto Fernández o alguien cercano a él. 

“Supongo que será el Presidente Alberto Fernández o alguien cercano a él, quien toma las decisiones”

¿Hay chances de que esto no termine mal?

Si bien la realidad es dura, no quiere decir que no se pueda cambiar. No estamos condenados al fracaso. En algún momento tiene que haber un cambio, haciendo siempre las mismas cosas no vamos a conseguir resultados diferentes. Sería bueno que en algún momento en el gobierno pudieran replantearse si este es el camino que quieren seguir o no, o quizás puedan pegar un volantazo, hacer un cambio, tratar de mejorar y que no terminemos en lo que todo el mundo cree que va a terminar esto, que es en una hiperinflación o en una megadevaluación. 

¿Falta creer en las propias capacidades para ir por un proyecto distinto?

Hay que tener en cuenta que la situación cada vez se agrava más. El problema ya es macro. Hay más de 20 millones de personas que cobran algún cheque del Estado. Esa carga es absolutamente inviable y aparte es imposible de desarmar. Entonces tenés un problema que ya se hizo tan grande que realmente el cambio tendría que ser de 180 grados. La verdad que no veo que alguien quiera pagar el costo político de hacer un cambio tan drástico. Hay muchos economistas que piden una devaluación como para ser más competitivos y demás, pero tener una devaluación que no tenga un plan económico detrás y que no esté apoyada en algo más sólido, se licua en tres minutos y deriva en una “híper” a los tres meses. No sé si la solución es devaluar o no, lo que digo es que si devaluamos sin un plan no sirve de nada, ya ha pasado. La única devaluación que se hizo mínimamente con un plan fue en el 2002, que fue medio producto de una devaluación que hizo “Miguel mercado”, pero mínimamente había gente capaz detrás armando un plan económico y durante seis, siete años se creció a tasa chinas. Más allá del rebote lógico también fue bastante sostenido porque teníamos inversiones. En ese momento cinco millones de personas cobraban algo del Estado, hoy son 20, la situación es extremadamente más compleja y se irá volviendo cada vez más difícil. Por eso cada año que pasa y no se soluciona, hace que sea más difícil arreglar el problema. Espero que en algún momento cambie esta dinámica, porque es una espiral en la cual sólo vamos para abajo.

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