Tecnología para mejorar la calidad de la seda

6 abril, 2015

Técnicos del INTI fabricaron y distribuyeron en todo el país más de 15 mil “erizos”, se trata de dispositivos de plástico que permiten producir seda de primera calidad y mejorar su rendimiento.

La seda es una fibra natural producida por el gusano Bombyx mori, muy valorada en el mercado internacional por sus propiedades físico-químicas, especialmente por su brillo natural, alta absorción, resistencia y aislación de temperatura. Si bien su producción mundial es milenaria, en Argentina aún es incipiente y está concentrada en poco más de trescientos pequeños productores localizados a lo largo del país (exceptuando la región patagónica por razones climáticas).

Desde el Laboratorio de Seda del Centro INTI-Textiles se detectó que la calidad nacional de estas fibras estaba afectada por las condiciones de la cría de gusanos, realizada principalmente en ramas del árbol de morera (especie que alimenta al gusano de la seda a partir de sus hojas) o estructuras de cartón. El principal inconveniente de estos espacios es que contaminan los capullos, es decir, la envoltura que construyen los gusanos de la seda a partir de su baba.

Otros encantos del erizo  

Para resolver esta problemática, INTI-Textiles solicitó colaboración al Centro INTI-Plásticos para producir una estructura plástica (denominada “erizo” o “bosque”) a través de un proceso de inyección. En la Planta Piloto de INTI-Plásticos se fabricaron más de 15 mil de estas estructuras sintéticas que permiten al gusano de la seda construir su capullo y que tienen la particularidad de ser higiénicas, reutilizables, resistentes y flexibles. Para ello se reacondicionó un molde italiano facilitado por la Red Latinoamericana de la Seda (ReLASeda), y se adaptó a las posibilidades productivas de la máquina de inyección de termoplásticos disponible en el centro de Plásticos (Inyectora ENGEL ES 75 ST). A su vez se definió el material y el color a partir de diferentes pruebas en campo realizadas por el equipo técnico.

La iniciativa contó el aporte de recursos de la ReLASeda y permitió distribuir ejemplares de estos dispositivos a universidades, instituciones, espacios de investigación, emprendimientos y productores de todo el país. Gracias a esta intervención, “los productores pudieron disminuir los desperdicios, trabajar en una forma más técnica, obtener un producto de mejor calidad y aumentar la cotización de la materia prima”, destacó Hugo Enciso, responsable del Laboratorio de Seda del INTI.

“Siempre usé para el encapullado maples de huevos a pesar que son un poco incómodos, porque era lo que tenía a mi alcance. Al empezar a usar los erizos cambiaron muchas cosas para bien: la cosecha es más rápida y los capullos salen de buen tamaño y muy limpios, lo cual es muy importante para la obtención de un buen capullo”, agregó Susana Villegas, productora de hilado de seda natural de la provincia de La Pampa que participó del proyecto.

A futuro  

Desde el INTI, organismo tecnológico perteneciente al Ministerio de Industria, se prevé en un futuro volver a producir “erizos” para ampliar su distribución en el país y fortalecer la cadena de valor. En este sentido, el fortalecimiento de la producción primaria a través de los capullos resulta clave para producir materia prima de calidad para su posterior procesamiento artesanal o industrial.

Como resultado de esta experiencia “la Argentina produce hoy capullos de seda de excelente calidad a nivel de los principales productores mundiales de esta fibra como son los de China, Japón, India y Brasil”, concluyó Enciso. Por su parte la fuerte solicitud de “erizos” que recibió el instituto luego de este proyecto dejó entrever la demanda latente del sector, que tiene un amplio potencial de crecimiento por la alta valorización de la fibra de la seda en el mercado textil.

Esta potencialidad ya ha sido destacada en el Plan Industrial 2020 por el Ministerio de Industria, del cual depende el INTI. Al respecto, desde esa cartera se viene impulsando en la cadena de valor textil y de indumentaria la integración de los eslabones productivos con agregado de valor, el resguardo del mercado interno, la sustitución de importaciones y la inserción competitiva en los mercados externos.